En marzo del año pasado, Alejandro Finocchiaro pisó por primera vez un jardín de infantes de La Matanza como ministro de Educación de la Nación. Fue en el corazón de Virrey del Pino, una de las localidades más pobres del distrito, donde encabezó la ceremonia de apertura de las nuevas instalaciones de “Jesús de Belén”, uno de los tantos Centros de Primera Infancia (CPIs) administrados por ONGs y financiados por el Ministerio de Desarrollo Social, un modelo que al Pro le había dado muchos resultados en la Ciudad y buscaba exportar a la Provincia.

Ese día, el ministro, que no ocultaba ya sus intenciones de ir por la intendencia, sentenció: “Cada vez que se se inaugura una escuela, el país crece”. Era un buen momento para Cambiemos: venía de ganar la Provincia cinco meses atrás y había hecho una muy buena elección en La Matanza, de 30 puntos, que invitaba a ilusionarse con disputarle seriamente al peronismo uno de sus bastiones históricos.  

Un año más tarde, la realidad no puede ser más distinta. Mientras el ministro cuenta los días que faltan para el armado definitivo de las listas en julio, su función lo tiene atado. Al frente abierto por la paritaria docente, que lo tiene enfrentado a los gremios, se le agregó el problema precisamente de los jardines. Un informe de CTERA publicado la semana pasada desnudó el incumplimiento de aquella promesa de campaña de Macri en 2015 de construir 3 mil jardines en todo el país, que de haberse concretado podría haber sido un caballito de batalla en una campaña con pocos resultados para mostrar. 

Finocchiaro: una candidatura minada por maniobras oscuras, internas y promesas incumplidas

Los números son elocuentes: de los 6.063 millones de pesos presupuestados el año pasado para el “Programa 3 mil jardines”, sólo se ejecutaron $ 2.049 millones, un 33 por ciento. En 2017, de los 5.602 millones, sólo se usaron 1.841 millones, el 32,9 por ciento. En lo que respecta a ese año, a Finocchiaro le cabe sólo la mitad de la responsabilidad, dado que asumió en agosto en reemplazo de Esteban Bullrich quien, como él, utilizó el cargo como plataforma de lanzamiento. 

“Ni a este Gobierno ni al anterior les interesa la primera infancia. Ninguno invirtió como corresponde”, se quejó en diálogo con Diagonales un referente de una de las ONGs que vió frustrada la construcción de la mitad de los jardines que tenía programados finalizar el año pasado, porque nunca le bajaron los fondos. Por ese mismo motivo, el ministro se quedó sin fotografiarse con otras comunidades educativas de barrios importantes -y necesitados- como Laferrere y González Catán. 

Finocchiaro: una candidatura minada por maniobras oscuras, internas y promesas incumplidas

La situación social también cambió de un año a otro. Pasaron las corridas cambiarias de mayo y agosto pasado, los acuerdos con el FMI, la recesión, la inflación récord y la caída por un tobogán de la imagen del Presidente, cuyos peores números, además, se registran en la tercera sección bonaerense, sea cual sea la encuesta que se mire. Ese es el punto más débil que desde la vereda de enfrente le ven al candidato de Cambiemos. Desde el entorno de Verónica Magario, la actual intendenta y posible candidata del peronismo para la Provincia, aseguraron a este medio que si existió alguna posibilidad de que Finocchiaro sea visto como una amenaza electoral tras el vendaval amarillo de 2017, “hoy Macri tiene un 70 por ciento de imagen negativa entre los matanceros”, y ese es el principal hándicap del ministro, incluso por encima de la reciente ruptura con Miguel Saredi -un histórico con peso territorial propio- y la denuncia por abuso sexual que lo sacudió a fines del año pasado. 

En el entorno del ministro sostienen que si bien no niegan que “el Gobierno pasó tormentas el año pasado” y que “la inflación es un problema importante para la gente”, la situación económica “va a mejorar para las elecciones” y el electorado “va a responder ante las soluciones de fondo y en el verdadero cambio a largo plazo que necesita el país”. Casi en la misma sintonía del discurso presidencial de este primer tramo del año. “Los cambios no se ven en el corto plazo, que se ven 35, 40 años después”, dijeron. 

“En realidad, la cosa es así: si no fuera por la contención de la intendencia, La Matanza ya hubiera explotado. La situación es realmente grave: los comedores revientan. Lo mismo corre por cuenta de las organizaciones sociales, que sostienen también. Le están perdonando la vida al Gobierno”, confió otro dirigente con historia en el distrito a este medio para graficar lo que se vive en los barrios, muchos de ellos vistos como impenetrables desde el Pro. 

Así las cosas, cerca de Finocchiario confiaron a Diagonales que, hasta que se cierren las listas en julio, seguirá en su cargo. “Se dedica 25 horas por día al Ministerio. Y el tiempo restante sí, se junta con vecinos, pymes, familias, el mismo formato de contacto que lleva hace años, incluso antes de ser ministro de Vidal. Pero hasta tanto no arranque la verdadera campaña, lo que van a ver todos son actos pequeños, nada de grandes despliegues”, aseguraron. 

Una interna explosiva

“Lo que me hicieron a mí es tal cual lo que pasó en Córdoba. Me bajó directamente Marcos Peña”, le dijo a este medio Miguel Saredi, quien encabezó la lista de concejales de Cambiemos en las últimas elecciones. Saredi es considerado, a uno y otro lado de la grieta, como un dirigente con peso territorial propio y con mucho conocimiento de la política local, porque entre otras cosas saltó más de una vez de un espacio a otro. Saredi aprovechó la apertura de sesiones del Consejo Deliberante de La Matanza para lanzar acusaciones de “persecución política” dirigidas a la Casa Rosada. Incluso se filmó ese día a sí mismo con una cámara Go-Pro y subió a las redes sociales un video en el que denuncia que Finocchiaro comenzó a utilizar dependencias de la ANSES y el PAMI para colocar allí a sus dirigentes. 

Finocchiaro: una candidatura minada por maniobras oscuras, internas y promesas incumplidas

Hasta el año pasado, el armado de Cambiemos en La Matanza tenía por lo menos cinco nombres: a los Finocchiaro y Saredi se le sumaban Héctor Toty Flores, Cristian Ritondo y Hernan Berisso. Saredi denuncia que fue corrido a dedo y no lo dejaron jugar, por lo que rompió y formó su propia bancada en el consejo, Nueva Mayoría, y se llevó con él a 4 de los 8 concejales de la fuerza. 

En varias entrevistas, Saredi apuntó que su rival usa la estructura del ministerio para hacer campaña, algo que negaron cerca de Finocchiaro. También denunció que se está tomando gente del ministro en la UDAI de San Justo y Castillo. Según pudo constatar este medio, Mirtha Ferrero, dirigente que responde a Berisso, fue nombrada en la agencia tapiales del PAMI.

Otro de los contrapuntos entre ambos surgió cuando se conoció una denuncia por violencia sexual contra el ministro, que en su entorno le endilgaron en su momento a una operación del propio Saredi. Cruces que desde el peronismo ven como una dificultad histórica de la oposición de hacer pie a largo plazo en el distrito. 

Saredi dice además que está en desacuerdo con la polarización que eligió Cambiemos para encarar la campaña. “Han logrado meterle en la cabeza a la gente que todos los males son culpa del peronismo, algo con lo que yo no acuerdo, hay que salir de esa lógica. Así han construido un pisito, bajo el libreto de Durán Barba, que no sirve para ganar. Hay que hacer cosas concretas por la gente”, señaló a este medio, en alusión a algunas declaraciones poco felices del ministro, como cuando llamó “alianza troskokirchnerista” al armado de docentes universitarios que reclamaban aumento salarial. Aunque dejó una advertencia: “de todas formas, no creo que haya que subestimar la capacidad electoral que Cambiemos ha sabido demostrar más de una vez”.