Reunidos en La Matanza, los intendentes del PJ bonaerense elevaron a fines de marzo un mensaje de auxilio al Gobierno nacional. La lista de preocupaciones que esgrimieron aquella vez fue extensa, pero descollaron la inflación descontrolada en el conurbano y la ausencia de interlocutores directos con la Rosada. Dos problemas relacionados con la gestión concreta en el territorio que al menos por ahora no encuentran cauce.

Distintos referentes locales vinculados a las intendencias de la primera y tercera sección consultados por Diagonales coinciden en el diagnóstico de que la plata no alcanza y que eso golpea, sobre todo, a la base electoral del Frente de Todos. También acuerdan en que, salvo por la consigna de esperar a que la macro derrame en la economía cotidiana, no hay un ordenamiento del discurso. “Es como andar a ciegas mientras te viene el Tsunami de frente”, resumía un dirigente de peso del PJ provincial que ve con pesimismo el escenario de cara a las elecciones del año próximo. 

“Esa foto de todos juntos fue como un pedido de auxilio desesperado. Funcionó como un ultimátum: el riesgo es que terminemos cada uno aislado alambrando su territorio, porque arriba nadie te escucha y además la cuestión económica no mejora. La gente va al súper y con la plata que tiene compra cada vez menos, no alcanza. Eso produce mucho desgaste y hace que los dirigentes y la gente hablen idiomas distintos, nosotros de la interna y ellos de los que le pasa todos los días”, decía ese mismo dirigente, con base en uno de los municipios más importantes de la tercera sección. 

Inflación y falta de conducción política: las dos preocupaciones angustiantes del peronismo bonaerense

“Los intendentes e intendentas queremos que la gente viva tranquila”, decía el comunicado que aquella vez firmaron de manera conjunta Mariano Cascallares (Alte Brown), Alejo Chornobroff (Avellaneda), Juan José Mussi (Berazategui), Carlos Ranil (Escobar), Mayra Mendoza (Quilmes) y el anfitrión, Fernando Expinoza (La Matanza), entre otros. La misiva reclamaba la convocatoria a “una mesa de trabajo para enfrentar este problema que tanta angustia genera'' por la inflación, algo que todavía no se concretó. La suscribieron también el jefe de gabinete, Martín Insaurralde, y el ministro de Infraestructura de la Provincia, Leo Nardini. 

Otro referente acostumbrado a las batallas y con asiento en el sur del conurbano lo describía así: “Los intendentes representan en sus territorios un tercio de la elección nacional. Hay que atenderlos, es lógico el reclamo. El Gobierno nacional debería dedicarle el mismo tiempo que les dedica a los gobernadores del resto del país. El jefe de gabinete, (Juan) Manzur, venía supuestamente a reparar ese déficit y no pasó nada. No se entiende. El riesgo de ese problema es tomar malas decisiones en un momento difícil como este”. 

Frente al vacío de Nación, el gobernador Axel Kicllof ensayó esta semana una iniciativa para llevar algo de acción y tranquilidad, de la mano del secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti. Desde ensenada, relanzó los “Mercados Bonaerenses”, destinados a eliminar a los “intermediarios” y ofrecer precios menos inflados de productos básicos.  

Inflación y falta de conducción política: las dos preocupaciones angustiantes del peronismo bonaerense

El INDEC, en tanto, publicó esta semana que el aumento en la canasta básica de alimentos en marzo (IPC núcleo) fue del 7,2%. Ese número, ya de por sí alto, contempla mayormente los precios en las grandes cadenas, donde funciona Precios Cuidados. Pero, se sabe, en el segundo y en el tercer cordón se consume mucho más en los comercios de cercanía. Allí mide el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (ISEPCi), y le dió que esa canasta llega a $38,499 mil pesos, casi empatado con el valor actual del salario mínimo, que está en $38.940 y recién en agosto tendrá una mejoría sustancial. 

“A nuestros compañeros les queda muy lejos ir hasta un súper a hacer las compras”, relató a este medio una referenta territorial del Movimiento Evita que militó durante años en un centro cultura con comedores y merenderos en Cuartel Quinto, corazón de Moreno. “Por eso para nosotros es clave el control de precios. Los compañeros y compañeras cobran un salario mínimo y a eso le agregan changas y más o menos están mejor que antes de la pandemia. Pero con estos precios se hace muy difícil llegar a fin de mes”, agregó. Si bien la pandemia fue un sacudón, la referenta dice que, de todos modos, el sector de la Economía Popular “está mejor que durante el macrismo”. 

Esa misma mirada, optimista frente a lo que viene, comparte un dirigente con asiento en la zona sur: “Hoy la inflación está afectando sobre todo al sector medio bajo, que es nuestra base electoral, pero no tengo dudas de que hoy está mejor que con Macri. Si resolvemos ese problema, y logramos recuperar la expectativa de que la inflación va a la baja, deberíamos poder ganar las elecciones”. “Nosotros tenemos la misma foto de diciembre del año pasado respecto a lo electoral, al menos en nuestro municipio. Tenemos que mejorar un poco más para estar tranquilos, eso sí”, agregaba.  

Hay dos miradas frente al problema de la conducción política en el PJ provincial. La pesimista pone énfasis en que las internas hacen imposible mirar con expectativas la elección del año próximo. “Es la primera vez que no veo una salida por arriba, sinceramente”, graficaban. La optimista, en cambio, entiende que la situación es grave, pero apuesta básicamente al paso del tiempo y al pragmatismo de quienes conducen al Frente. Y especulan con que en 2023 se abrirá el juego de la sucesión presidencial, con una PASO, y el peronismo terminará de estructurarse. 

“Hoy la elección está atada a dos problemas: despejar la incertidumbre política y lograr comunicar una hoja de ruta clara, que incluya una mejora de la inflación y recuperar el poder adquisitivo del salario. Sólo así la coalición va a tener un programa de esperanza”, concluyen.