El coletazo de la derrota en las primarias sigue sacudiendo al oficialismo. Particularmente en la provincia de Buenos Aires, nadie esperaba el cimbronazo de una derrota contundente con el peronismo unido. Un tanto a regañadientes, el gobernador Axel Kicillof tomó nota y, en sintonía con los cambios en el gabinete nacional impulsados por CFK y asumidos por Alberto Fernández, tuvo que realizar un movimiento de las fichas propias para darle un nuevo impulso a su gestión. Pero ¿cuáles son las claves de una mirada política de su decisión, los cambios, los que se van y los que vienen?

En primera instancia es preciso remarcar que la administración Kicillof tuvo desde el inicio una impronta centralista en cuanto a la toma de decisiones, que incluso fue motivo de tensiones con los jefes comunales en distintas situaciones. El ejemplo más concreto es el plan de vacunación, que casi en su totalidad fue diagramado e implementado desde la gobernación, con apoyo en los Intendentes pero sin abrir grados de autonomía para las gestiones territoriales. No se trata de que el Gobierno no escuchara y tomara planteos y sugerencias de los Intendentes, sino de una conducción con equipo propio que sostenía los diálogos pero, en última instancia, tomaba todas las decisiones y la forma de ejecutarlas.

Más allá de una buena relación política y que nadie pensó en sacar los pies del plato ni se plantearon diferencias importantes, los Intendentes siempre reclamaron una mayor participación en el Gobierno provincial. Ya habían resultado fortalecidos en el cierre de listas, con siete mandatarios municipales integrando las boletas de las distintas secciones. Ahora, con el resultado de las PASO sobre la mesa, parece haberles llegado la hora de un mayor volumen propio en la deriva gubernamental. Un proceso que tendrá su primer termómetro en noviembre, pero que habrá que seguir fundamentalmente de cara a 2023.

Intendentes para la resurrección

EL POR QUÉ DE LOS CAMBIOS

“Nos espera un trabajo territorial de detalle” dijo esta mañana Kicillof en sus anuncios de nuevas medidas para la nueva etapa, que calificó de “trabajo quirúrgico en cada uno de los distritos”. Esa es la mirada del Gobierno, que Kicillof conversó el domingo con CFK en su viaje relámpago al Calafate, donde terminó de delinear su movida. La importancia de esa charla mano a mano con la Vicepresidenta y de la agenda propia de modificaciones a decidir e implementar, hicieron que el mandatario bonaerense se ausentara presencialmente de la reunión del Presidente con Gobernadores en La Rioja ese mismo domingo, a la que asistió virtualmente. Todo un dato.

Esa sintonía fina territorial apuntará, en primera medida, a recuperar los votos que el FdT perdió en la provincia desde la elección de 2019. Con alrededor de cuatro millones de votantes menos en estas PASO, el Gobierno saca cuentas y arriba a la conclusión de que allí está una de las claves para una idea que ya empieza a nombrarse: darla vuelta. Esos votos, reflexionan en La Plata, no fueron para la oposición que mantuvo su caudal electoral de hace dos años, sino que fueron pérdida propia por el desencanto con el rumbo de la gestión, al cual se le atribuyen diversas causas de las cuales la pandemia es la central. La tarea entonces, así como el plan de vacunación avanzó en una estrategia de casa por casa, será capilarizar la gestión para llegar lo antes posible a esa masa de votantes, fundamentalmente de los sectores populares. Y nadie más indicado para para encararla que quienes conocen en detalle los territorios y sus particularidades.

Para ello se necesitará de una gestión de vínculo estrecho y conocimiento profundo de las realidades de los Intendentes y las vicisitudes de la gestión municipal. Por eso Kicillof se desprende de quien es quizás su carta propia más fuerte, Carlos Bianco, soldado de mil batallas desde las recorridas en su Clío en la campaña 2019. Bianco no solo es de la máxima confianza del Gobernador, sino que durante la pandemia jugó un rol preponderante poniéndole la cara a las decisiones gubernamentales, discutiendo con la oposición y marcando agenda, además de la gestión cotidiana.

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La lectura de su salida tiene que ver con la necesidad de otro estilo para la Jefatura de Gabinete, mucho más volcada a la articulación con los jefes comunales y los territorios. Se habló de darle “mayor volumen político” al gabinete, algo similar a lo apuntado para los cambios en Nación. Lo cierto es que difícilmente pueda decirse que Bianco no le aportaba ese volumen político a la jefatura. La clave pasa por la relación con los Intendentes, tal como manifestó el Gobernador: “El gabinete ahora incorpora y fortalece el enfoque territorial”. Bianco seguirá de todas formas cerca de Kicillof, ahora como Jefe de Asesores del Gobernador.

Otro motivo relevante de los cambios tiene que ver con otra de las áreas que se renuevan. Kicillof se reunió la semana pasada por separado con Intendentes de la Primera, la Tercera y el interior de la provincia, y entre los distintos planteos que anotó en su carpeta hubo uno que resonó con preponderancia en todas las reuniones: la aceleración en la ejecución de la obra pública. La velocidad con la que se vienen volcando esos recursos a la rueda productiva de la economía dista mucho de ser la ideal, y a casi tres meses de fin de año la ejecución presupuestaria está muy lejos de donde debería.

Los Intendentes no sólo reclamaron más velocidad, sino también mayor celeridad y facilidades en los procesos de adjudicación, evaluación, aprobación, etc. La lentitud burocrática sería una de las explicaciones de los retrasos, y los mandamases territoriales que saben cuánto impacta una obra en un distrito reclaman mayor agilidad. Claro está que la mayoría de esas obras no llegarán al 14 de noviembre, muchas de ellas incluso ni empezaron, pero el planteo no es tanto la foto de la obra concluida sino también el poder mostrar una gestión más activa y, por otro lado, la inyección económica que esos movimientos significan para el día a día en los territorios.

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Allí la clave para leer la decisión de Kicillof de desprenderse de otro de “los propios” como Agustín Simone, que quedará al frente del Instituto de la Vivienda. Los Intendentes, por su parte, tendrán a uno de los suyos manejando la caja más voluminosa y de un impacto directo y efectivo que pocas áreas tienen.

El cambio en el Ministerio de Gobierno estaba cantado desde la designación de Teresa García como candidata a Senadora Provincial por la Primera Sección. Si bien en su reemplazo también hay un cambio de perfil y el desprendimiento de una jugadora propia por parte de Kicillof, era una movida inevitable y que puede leerse, en este momento, más como un acompañamiento de los otros cambios que como una decisión estructural.

EL POR QUÉ DE LOS NOMBRES

Los jefes comunales que saltarán a la gestión provincial tienen un capital político determinante para sus designaciones. Martín Insaurralde y Leonardo Nardini son los ordenadores políticos de la Tercera y la Primera respectivamente. Su caudal electoral, pero también su ascendencia con otros mandatarios municipales, los volvieron acreedores de un peso específico propio necesario para reordenar la articulación entre el Gobierno y los territorios.

Insaurralde viene siendo un jugador fuerte en la provincia desde hace tiempo. En 2013 fue el elegido por CFK para encabezar la lista que perdería con el entonces opositor Sergio Massa. Luego de aquel momento y la derrota en 2015, el Intendente de Lomas se acomodó en un pragmatismo que lo alejó del núcleo kirchnerista y lo ubicó en la rosca para garantizar los acuerdos políticos con la gestión de Vidal, proceso en el que, paradójicamente, se encontró lado a lado con Massa.

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Ante la debacle macrista en el país y sobre todo en la provincia post 2017, Insaurralde comenzó a tejer un nuevo panorama y se convirtió en el principal nexo entre Máximo Kirchner y muchos Intendentes del PJ. De esos acercamientos empezó a surgir el Frente de Todos, y esa misma sociedad fue la que llevó al hijo de la Vicepresidenta a conducir el PJ bonaerense. Todo ese caudal político es el que Insaurralde llevará a la jefatura de gabinete, con dos elementos que no hay que perder de vista. Por un lado, el Presidente de la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires, Federico Otermín, es hombre suyo. Por otro, sus conocidas aspiraciones a la gobernación.

Leo Nardini es una figura que se consolida en el peronismo de la Primera Sección, y su ascendencia como conducción regional se fortaleció a partir de la salida hacia la gestión nacional de otros pesos pesados como Gabriel Katopodis o Juan Zabaleta. En 2015 Nardini destronó a Jesús Cariglino, hoy en las filas de Juntos dentro de la lista de Facundo Manes, que gobernaba Malvinas Argentinas desde 1995. Tenía entonces 35 años y se convirtió en el Intendente más joven del conurbano. Un año más tarde asumiría la Secretaría de Juventud del PJ, erigiéndose como un referente del recambio generacional del partido.

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De excelente y fluida relación con Sergio Massa, Nardini fue reelecto en 2019 con una cifra abrumadora cercana al 70% de los votos. El domingo 12, la lista encabezada por Victoria Tolosa Paz alcanzó el 43,65% de los votos y le sacó 16 puntos a la interna sumada de Juntos en Malvinas Argentinas, marcando una de las mejores elecciones y con más distancia respecto a la oposición del conurbano, junto con los Municipios de José C. Paz y La Matanza. Allí radica también el peso político del joven Intendente, que poblará el Ministerio en parte con estructura propia y en parte con gente de los demás jefes comunales de la Primera, ante la partida de todo el equipo de Simone que se mudará con el ex Ministro al Instituto de Vivienda.

La elegida para reemplazar a Teresa García es María Cristina Álvarez Rodríguez. Actual Diputada nacional y vicepresidenta del PJ, Álvarez Rodríguez conoce el cargo y la gestión provincial. Fue Ministra de Infraestructura entre 2007 y 2011, y Ministra de Gobierno de Daniel Scioli entre 2011 y 2015. Además de conocer el paño aporta otras dos ventajas al recambio: tiene buen diálogo con todo el arco peronista, algo muy en línea con las otras modificaciones, y es mujer, lo cual le evitará a Kicillof críticas del estilo de las que recibió Alberto Fernández por no incluir mujeres en su recambio, incluso cambiando a Sabina Frederic por Aníbal Fernández. Como dato de color para un Gobierno que busca relanzarse con más mística peronista, Álvarez Rodríguez es sobrina nieta de Eva Perón, nada menos.

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SUCESIONES

Ambos Intendentes serán reemplazados en sus distritos por mujeres. Marina Lesci, actual presidenta del Consejo Deliberante de Lomas de Zamora, asumirá como Intendenta interina. Lesci es también presidenta del Club Defensores de Banfield, y forma parte de la conducción de la Unión Nacional de Clubes de Barrio.

El municipio de Malvinas Argentinas quedará bajo el gobierno de Noelia Correa, una joven militante que viene construyendo en el distrito al lado de Nardini desde que ambos militaban en Kolina, la agrupación de Alicia Kirchner. Como Nardini, Correa creció políticamente bajo el ala de Luis Omar Vivona, histórico referente del distrito y actual Senador provincial, que encabeza la lista de la Primera para su reelección en el cargo. Nardini y Correa acompañaron la candidatura de Vivona en 2011 que terminó en derrota con Cariglino, y a partir de allí sus perfiles políticos fueron creciendo.

Correa fue elegida por Nardini como cabeza de lista en 2019, y actualmente se desempeña al frente de la Secretaría de Servicios. Es la principal referente de la agrupación Rubén Vivona (nombre en honor al padre fallecido del Senador provincial), y tiene una fuerte impronta de trabajo social y territorial. Si Nardini no puede presentarse a elecciones en 2023, el proyecto de la conducción de Malvinas es que Correa sea su sucesión.

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Allí entra otro punto importante en estas designaciones, tangencial pero para tenerlo en cuenta. Tanto Insaurralde como Nardini cursan su segundo mandato consecutivo al frente de sus respectivos municipios. A partir de la Ley 14.836, que sancionó la administración Vidal en 2016 con apoyo de Sergio Massa, los Intendentes solo tienen la posibilidad de una reelección. De no modificarse esa norma, ni el jefe comunal de Lomas ni el de Malvinas podrían ser candidatos a las respectivas intendencias. Sin embargo, la propia ley contempla la excepción para casos en los que los mandatos se vean interrumpidos, por ejemplo, para ejercer otras funciones públicas. A raíz de esto, luego de un tiempo en el gabinete provincial, tanto Insaurralde como Nardini podrían ejercer al menos un período más al frente de sus municipios.

Mayor territorialidad, más injerencia en las decisiones políticas y mayor manejo de recursos para los Intendentes son los saldos de los cambios en el gabinete de Kicillof. Un Gobierno que se abre más por necesidad y por el cachetazo electoral que por convicción, con la tarea urgente de recuperar votos casa por casa. Lo Intendentes reclamaban su hora y parece haberles llegado. Restará ver cuánto aceitan la máquina de la gestión, y cómo conviven con el equipo de Kicillof. La primera medición está cerca, y la darán las urnas el 14 de noviembre.