Tras caminar una larga marcha de “unidad nacional” impuesta a fuerza de pandemia y crisis sanitaria, oficialismo y oposición vuelven a pararse de frente a una posible renovación de “la grieta”. Los gestos de confrontación que, voluntariamente o no, deslizó Axel Kicillof hacia la “tierra arrasada” por María Eugenia Vidal, se presentan ahora como el trampolín ideal para un incipiente retorno de la ex Gobernadora a la escena política.

La última señal de este nuevo cuadro posible quedó sellada con la aparición de Vidal durante la semana pasada, quien dejó explicitada su intención de “reorganizar las tropas” durante una conversación vía zoom con los intendentes cambiemitas de la Provincia de Buenos Aires. “Háganse miles y salgan a pelear y buscar el voto, que es lo que necesitamos para el año que viene”, fue la bajada de línea concreta de Vidal hacia los mandatarios que, en pleno ciclo de gobierno del Frente de Todos, encarnan la tarea de mantener firme la bandera de Cambiemos.

Si bien esta prematura declaración de campaña por parte de Vidal venía siendo evaluada por varios referentes de Juntos por el Cambio que ven en la ex gobernadora un cuadro potencial, también es pertinente señalar los gestos de confrontación fogoneados desde el propio oficialismo que, ahora, propician posible un campo de batalla con la mira ya puesta en las urnas.

“No quiero polemizar, pero el sistema de salud empeoró en los últimos cuatro años. Los cinco hospitales que dejaron sin terminar nos hubieran venido muy bien en esta situación”, fueron las palabras de Axel Kicillof que, hace quince días atrás, hicieron eco a nivel provincial y nacional, acaso como una invitación directa a Vidal para subirse al ring político. Intencional o no: lo consiguió. Cabe recordar que la acusación de “tierra arrasada” en la retórica de Axel Kicillof había quedado atrás en nombre de la tregua partidaria convocada la lucha nacional contra el coronavirus. Mientras la tríada Fernández-Kicillof-Larreta operó como la foto ideal para apaciguar los conflictos políticos durante la primera mitad del 2020, junio se perfila ahora como un terreno álgido en la provincia de Buenos Aires.

Así lo demuestra el conjunto de intendentes bonaerenses de Juntos por el Cambo, que en las últimas semanas comenzó a marcar la cancha frente a las políticas públicas para atender las demandas de cada distrito por el aislamiento. La falta de consenso entre “cuarentena sí o no”, sumado a las marcadas diferencias dentro del mapa provincial entre los distritos “azules y amarillos”, fueron algunos de los condimentos que sumaron fricciones.

En ese escenario, Vidal supo olfatear el terreno fértil. Tal es así, que tras la conversación con los jefes comunales, se hizo pública esta semana la demanda general hacia Kicillof por “más autonomía” a la hora de pensar políticas por la pandemia. La “rebeldía” de los intendentes irrumpió tras semanas de reclamos cruzados en torno a las discusiones por aperturas y restricciones del aparato productivo, uno de los principales ejes de conflicto entre la oposición y el oficialismo.  

Kicillof desafía y Vidal recoge el guante: ¿Se acaba el “todos juntos”?

Entre medio, hay un casillero clave en el tablero, que hoy le toca ocupar a Horacio Rodríguez Larreta. Desde el inicio de la crisis por coronavirus en el país, el jefe de Gobierno porteño quedó parado en un terreno complejo, con una pata en su responsabilidad de gestión en el distrito acaso más importante y crucial del país, y la otra pata puesta en la “rosca”. Desde hace tiempo, se hace oír el ruido de las internas en Juntos por el Cambio, donde el ala dura del Pro ve con incomodidad la “diplomacia” construida por Larreta con el oficialismo, a riesgo de que derive a futuro en un vuelo propio del intendente porteño.

No es casualidad que el propio Kicillof haya decidido desviar los dardos de Larreta a María Eugenia Vidal, acaso como un gesto de paz con el jefe de Gobierno de CABA, con quien debe manejar codo a codo la complicadísima situación del COVID19 en el AMBA. En ese sentido, tras las cataratas de críticas dirigidas a Larreta por intendentes peronistas frente la intención de flexibilizar la cuarentena en Ciudad, fue el propio Kicillof quien buscó calmar las aguas en favor del alcalde de CABA.

La segunda  mitad del 2020 ya está en marcha y las miradas están puestas en cómo buscará el Gobierno llegar a fin de año. Mientras tanto, María Eugenia Vidal puso primera y, dentro de las filas del llamado “macrismo residual”, ya comienza a pensar en su revancha política como respuesta al desafío de Kicillof. El oficialismo bonaerense, en tanto, no podrá decir que no la vio venir.