En medio de las semanas políticas más difíciles desde la conformación del Frente de Todos, Kicillof puede estar satisfecho. Y es que, al menos por ahora, la interna a cielo abierto que sacude la política nacional y tiene en vilo al país y en especial al peronismo todavía no se derramó desde la superestructura nacional a la Provincia de Buenos Aires. Justamente el territorio madre de las tensiones históricas entre el kirchnerismo y el PJ tradicional es hoy una especie de burbuja donde casi todos tiran para la unidad.

Ejemplo de ello es el comunicado que este martes por la noche difundieron desde La Matanza un grupo de Intendentes, funcionarios y hombres fuertes del peronismo provincial. El distrito conducido por Fernando Espinoza fue sede del encuentro de representantes de ambos lados del FDT como la Intendenta de La Cámpora Mayra Mendoza, los albertistas Mariano Cascallares, Andrés Watson o Alberto Descalzo, y Ministros de la talla de Leonardo Nardini o Martín Insaurralde. “En 2019 le pedimos todos los esfuerzos a Cristina para unirnos y ganarle a Macri y Vidal... Hoy, le pedimos a Alberto Fernández los máximos esfuerzos para garantizar la mesa de las familias argentinas” sintetiza la declaración conjunta que difundieron. Calma y pedido de unidad desde los territorios.

Kicillof y su tercera posición

Pero a ese escenario no se llegó por arte de magia. Desde el inicio de las tensiones con la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura de bloque oficialista en Diputados, y su recrudecimiento por los votos negativos de La Cámpora en la sesión de la Cámara baja en la que se aprobó el acuerdo con el FMI, el Gobernador Axel Kicillof viene realizando un trabajo silencioso y de hormiga para mantener a flote la situación política en la Provincia. Alejado de las actitudes que escalaron el conflicto, Kicillof decidió desde un primer momento esquivar definiciones incómodas que pusieran en  tensión su pertenencia kirchnerista con su responsabilidad de gestión, para la que necesita mantener una armoniosa relación con el Presidente. Y la estrategia que encontró fue hablar con todos y focalizarse en mostrar su gestión. El famoso 6x6 es hoy la cuerda sobre la que el Gobernador hace equilibrio y proyecta un camino propio hacia 2023.

Kicillof estuvo las semanas pasadas tanto con Cristina como con Alberto. A la vicepresidenta la visitó en su despacho dos veces durante las semanas de las votaciones en ambas Cámaras. Al Presidente lo acompañó en el acto de inauguración de la renovada estación Tortuguitas del Belgrano Norte, donde fue testigo privilegiado del anuncio de Alberto sobre la guerra contra la inflación que empezaría unos días después. Además, este martes participaron juntos de la primera reunión del Gabinete Nacional del Cambio Climático. La relación es más fluida con CFK pero se mantiene cordial con Alberto, aunque Kicillof descarta ser un mediador entre ambos. Su foco está puesto en la Provincia.

Kicillof y su tercera posición

El viernes pasado recibió en la gobernación a la Intendenta de Quilmes Mayra Mendoza, al de Florencio Varela, Andrés Watson, al Intendente en uso de licencia de Almirante Brown y Diputado provincial, Mariano Cascallares, y al también al Intendente en uso de licencia de Escobar, hoy presidente del Ente Nacional de Control y Gestión de la Vía Navegable, Ariel Sujarchuk, quien el año pasado lo había criticado tras la derrota en las PASO por haberse cerrado a las posturas de los jefes comunales. Las asperezas parecen ser dejadas de lado y el Gobernador escucha a todo el FDT para sostener la unidad.

“La idea es hacer un monitoreo permanente de la situación en el territorio para analizar el impacto de la inflación y demás problemáticas, y cómo impactan directo en la gente” explican a Diagonales desde su entorno cercano el motivo de los encuentros que Kicillof viene teniendo y seguirá llevando adelante. “También busca hacer un repaso de las obras y acciones del gobierno provincial para que nadie diga que no lo escuchan o que le dan más a unos que a otros. Busca equilibrios. El mensaje es claro, y para todos. Los intendentes hablan y resuelven con el Gobernador, después con los ministros ejecutan” agregan.

Kicillof y su tercera posición

Basta mirar los movimientos y las redes del Gobernador en los últimos días para darle cuerpo a esas afirmaciones. De una semana a esta parte Kicillof se mostró en distintas inauguraciones o compartió alcances de su gestión a través de su comunicación oficial. La botadura del ARA Ciudad de Berisso, la segunda lancha de instrucción construida en el Astillero Río Santiago; la entrega de viviendas a diez familias de Tornquist; la ampliación y refacción de la Escuela Provincial Nº 16 de General Guido; la inauguración del nuevo centro de diálisis de Miramar; la licitación de un plan de obras de la Ruta Provincial Nº 2 entre La Plata y Dolores; la inauguración de la primera Escuela Técnica en Tapalqué; obras de agua en Vedia, municipio de Alem; el avance de las construcción  de una escuela secundaria en Guernica, Presidente Perón; la inauguración de un jardín rural en Ayacucho; la inauguración de la Escuela de Cadetes del Servicio Penitenciario Bonaerense; la inauguración de la Escuela Técnica de Islas Nº 1 en San Fernando.

La larga lista, que no incluye reuniones que Kicillof mantuvo con otros sectores durante estos días, marca la clara decisión del Gobernador de concentrarse en mostrar logros de gestión mientras todo el oficialismo discute la interna. Los hashtag con los que acompaña sus comunicaciones oficiales hablan a las claras de dónde está puesto su foco: #ObrasQueTransforman, #ProvinciaEnMarcha, #OrgulloBonaerense y el ya clásico #6x6.

Kicillof y su tercera posición

“Tenemos claro que recién ahora se está cosechando el trabajo inmenso de los dos años de armado de proyectos, apertura de sobres y licitaciones en infraestructura y hay que capitalizarlo urgente. Es nuestro único camino” explican a este medio desde el entorno de Kicillof. Y resumen la estrategia política y comunicacional de la gobernación de manera contundente: “gestión, gestión, gestión”.

En esa línea Kicillof puede moverse cómodo dentro de la incomodidad general de todo el oficialismo por una situación de tensión interna que nadie sabe hasta dónde puede llegar. Aunque el Gobernador intenta despegarse de esa situación, cerca suyo dejan claro dónde se para en última instancia: “Nuestro espacio de pertenencia es el kirchnerismo, nuestra conductora es Cristina. Somos el primer gobierno kirchnerista puro que gobierna la provincia, y vamos a hacer todo lo mejor para que sea lo mejor posible”.

Sin embargo, en La Plata todavía creen que “hoy nada está roto”. Ante la consulta de Diagonales por cómo se posicionaría Kicillof en caso que la tensión entre Alberto y Cristina escale, fuentes de su equipo de gestión expresaron “no creemos que se llegue a eso”. Y le bajaron el precio a los rumores que circularon estos días desde el Gobierno nacional sobre una supuesta nueva carta de CFK que volvería a patear el tablero: “Lo de la carta es una hipótesis, y sobre hipótesis no podemos opinar”. La línea es clara, mientras sea posible Kicillof evitará movimientos que aporten a la tensión y seguirá enfocado en la Provincia.

Kicillof y su tercera posición

Una de las dificultades que tiene el Gobernador en este intento de juego de tercera posición es la falta de una estructura propia. Kicillof no es La Cámpora ni el PJ. No son muchos los legisladores provinciales que respondan directamente él, no tiene Intendentes propios ni jugadores insertos en la estructura nacional. El “kiciloffismo” como tal no es más que una estructura de gestión desplegada en el ejecutivo provincial pero que nunca se proyectó, por propia decisión del Gobernador, como un armado político más extendido. Esto hace que hoy Kicillof deba articular permanentemente con dos jugadores de la Provincia con los que en más tuvo una relación tensa: Máximo Kirchner y Martín Insaurralde.

Con el hijo de la vicepresidenta el tironeo tuvo su clímax el año pasado tras la derrota en las PASO, cuando al Gobernador le impusieron cambios en su gabinete para incorporar a los Intendentes. En aquel momento Máximo Kirchner fue indicado como el articulador de esa jugada que depositó a Insaurralde en la Jefatura de Gabinete y Leonardo Nardini en Infraestructura, desplazando a dos Ministros del riñón de Kicillof como Carlos Bianco y Agustín Simone. Identificado como está con el Cristinismo, a Kicillof no le queda otra que mantenerse cerca de La Cámpora a pesar de la relación con idas y vueltas con su principal referente.

Kicillof y su tercera posición

Desde el entorno del Gobernador expresan que la relación con Máximo e Insaurralde van por caminos distintos. “Con Máximo siempre fue una relación entre pares, ninguno se siente por encima del otro, y en muchas de las reuniones que tiene Axel con CFK, él está presente. Pueden tener diferencias con respecto a la forma de llevar adelante la política, pero en las cuestiones de fondo van por el mismo camino” comentan a Diagonales.

Con el Lomense el vínculo tiene más que ver con la gestión cotidiana, y si bien Insaurralde aparece como el candidato natural  a ser una opción electoral de los Intendentes en caso que haya una interna, la relación entre ambos pasa hoy por un buen momento. “Con Martín siempre la relación fue buena, desde que es el Jefe de Gabinete es más diaria, Axel le pide cosas y Martín se ocupa. Hablan varias veces por día, y el vínculo está aceitado más de lo que se piensa” afirman cerca del Gobernador.

Kicillof y su tercera posición

Por lo pronto, Kicillof intenta seguir enfocado en su plan 6x6 y que las esquirlas de la interna entre CFK y Alberto Fernández lastimen lo menos posible al interior de la Provincia. Sin un armado propio, él y su equipo son conscientes que su única carta para la reelección, e incluso para sintetizar el FDT en una única propuesta en Buenos Aires, será una gestión que pueda mostrarse en logros concretos que mejoren la vida de los bonaerenses. En eso seguirá enfocado Kicillof, mientras la interna se lo permita.