La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió sobre un crecimiento exponencial de los casos de fiebre amarilla en América Latina y advirtió que la enfermedad está apareciendo en zonas que antes se consideraban seguras. 

En ese contexto, aumenta la preocupación de los especialistas y profesionales por la falta de prevención en Argentina. Es que a mediados de agosto, el Gobierno de Javier Milei decidió vacunar solamente a los habitantes de las zonas consideradas endémicas: Misiones, Corrientes, Formosa y algunos departamentos de Salta, Jujuy y Chaco.

Anteriormente, además de inmunizar a esta población, también se vacunaba a las personas que viajaran a regiones con presencia de la enfermedad. Ahora ya no. 

Sin embargo, en la actualidad se están registrando casos por fuera de la región amazónica. Los reportes internacionales destacan que se detectaron contagios en zonas montañosas, subtropicales y cercanas a ciudades importantes.

La cantidad de casos confirmados en América Latina es casi tres veces mayor a la del año anterior y la letalidad supera el 40%

Esta situación obligó a muchos países a replantear las estrategias de control, como extender la vacunación. Mientras tanto, la administración libertaria optó por reducir la inoculación.   

En ese contexto, Nicolás Kreplak, ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires cuestionó que “el gobierno de Milei ajustó en vacunas de la fiebre amarilla dejando de aplicarlas a los que viajan a zonas de riesgo”. 

“Una tamaña irresponsabilidad sanitaria”, exclamó. 

“Hoy, ya empezamos a ver alertas por una posible epidemia. Cuando el Estado reduce herramientas de prevención y vigilancia nos deja vulnerables”, enfatizó.

Y completó: “Un gobierno cada vez más antivacunas, que no gestiona e improvisa”.