El presidente Javier Milei emitió una cadena nacional en la noche del lunes para informar los trazos generales de su propuesta de presupuesto para el 2026, tras gobernar dos años sin la famosa ley de leyes y disponiendo arbitrariamente de muchos de los gastos del Estado nacional. Pero más allá de una sobreactuación de tranquilidad y anuncios falaces en torno a mayores inversiones en salud, educación y discapacidad, sólo algunas de las áreas que viene destruyendo desde 2023, el presidente olvidó referirse el tema central que lo hizo perder las elecciones: la brutal crisis productiva que atraviesa el país.

Milei no habló de producción ni crecimiento económico más allá de sus ya conocidas referencias a que quizás, si toda la población hace lo que él quiere, en 30 años Argentina puede ser una potencia mundial. Y allí está la gran desconexión del presidente con la realidad económica de millones de familias argentinas, de muchas provincias y localidades, que tuvo una fuerte expresión en las urnas bonaerenses el domingo 7 de septiembre.

Particularmente dos sectores expresan esta crisis con singular impacto en la PBA: la construcción y la industria. Un informe reciente de la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) expuso la gravedad de la situación del sector, particularmente en territorio bonaerense.

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X de ADIMRA

Según la ADIMRA, la actividad metalúrgica en agosto tuvo una caída de 2,3% respecto a julio, y de 6,1% contra el mismo mes del año pasado, cuando el sector ya se encontraba en crisis. A su vez, la capacidad instalada en uso cayó un 3,2% en términos interanuales, y se ubicó en niveles similares a los meses más duros de la pandemia. “La utilización de la capacidad instalada (UCI) se encuentra en uno de los valores más bajos en términos históricos”, señala el informe de los empresarios del sector.

“Lo que observamos es una caída en términos generales de todo el sector, respecto al mes anterior y en términos interanuales,  y la verdad que es preocupante porque el 2024 ya había tenido una caída del 14%, entonces los números son realmente complejos”, comentó en Diagonales Stream Marcelo Mirón, Vicepresidente de ADIMRA. El empresario metalúrgico agregó además que la capacidad instalada está levemente por encima del 44%, lo que significa que “más de la mitad de las máquinas que tiene el sector metalúrgico están paradas. Es una situación complicada porque nuestro relevamiento también mide expectativas del sector, y ahí también encontrás un panorama desolador: hoy tres de cada cuatro empresas piensan que su actividad se va a mantener o bajar en los próximos tres meses, y en términos de empleo casi el 90% considera que mantendrá o disminuirá su plantel”.

Los niveles de actividad son similares a los meses de cuarentena más cerrada durante la pandemia. La caída del consumo influye traccionando distintas cadenas de valor, y también hay un crecimiento sostenido de la importaciones. Estas dos situaciones hacen muy complicada la situación de quienes fabricamos en Argentina”, profundizó Mirón, dando cuenta de la gravedad de la crisis productiva que atraviesa el país.

Efectivamente, el relevamiento de ADIMRA expuso que el empleo en el sector cayó 2,9% en términos interanuales y que la cantidad de empleados disminuyó un 0,5% con respecto al mes de julio. Por otro lado, considerando la balanza exterior del sector el panorama se complica aún más: En julio las importaciones de productos metalúrgicos totalizaron 2.281 millones de dólares, lo que representa un incremento interanual del 23,0%, mientras que las exportaciones alcanzaron un total de 527 millones de dólares, menos de una cuarta parte de lo que se importó.

Todo esto, a su vez, tiene un anclaje particular en la PBA, la provincia con mayor despliegue industrial del país. La producción metalúrgica bonaerense cayó en agosto un 8,7% consolidando a Buenos Aires como “la provincia de peor desempeño relativo, con una caída más profunda que en meses anteriores, sin lograr estabilizar su trayectoria”, señalaron desde ADIMRA. Luego de un 2024 crítico, con caídas mensuales durante todo el segundo semestre que oscilaron entre el 5,6% y el 12,7%, entre enero y mayo de este año empezó a darse una tibia recuperación que se quebró en junio y ya amenaza con varios meses seguidos de números trágicos.

La construcción tuvo un derrotero similar al de la industria metalúrgica. Luego de una leve recuperación en la primera parte del año, entre abril y mayo volvió a darse un quiebre que ubicó el nivel de actividad apenas en los registros del primer trimestre del año pasado, y un 20% por debajo de los niveles de noviembre del 2023, cuando ya venía cayendo producto de la disparada inflacionaria y el cambio de gobierno.

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X de MARTIN Barrionuevo

La repercusión electoral de este desplome de la actividad económica y de sectores productivos tan importantes para la estructura bonaerense es directa. Un informe de la consultora Analytica cruzó el peso en la estructura productiva de la construcción y la industria con los resultados de las urnas en los 15 distritos en los que Fuerza Patria le sacó más distancia a La Libertad Avanza. El impacto es lineal.

Ensenada es el municipio en el que el peronismo ganó por mayor diferencia, creciendo 11,9% con respecto a la elección de gobernador del 2023 y sacándole 41,7 puntos de ventaja a LLA. En el distrito, la suma de la industria (49,8%) y la construcción (27,3%) explica el 77,1% de la producción local. En Malvinas Argentinas Fuerza Patria creció 17,1% con respecto a la elección de UP del 2023 y dejó a LLA 40,7 puntos abajo. Allí, la industria (37,1%) y la construcción (3,8%) suman el 40,9% de la producción del distrito.

Otros distritos del conurbano marcaron la misma tendencia. En Avellaneda Fuerza Patria ganó por 33,5 puntos de ventaja y la industria y la construcción representan el 33,5% de la producción local. En Ezeiza la distancia fue del 34,8% y la suma de esos sectores totaliza el 33,1% de la actividad productiva. En Berazategui hubo 34 puntos de diferencia y el 31,3% de la producción local se reparte entre construcción e industria. En Florencio Varela el peronismo ganó por 31,9 puntos de distancia y ambos rubros suman el 28,2% de la producción del municipio.

Un caso particular es el de Pilar, un distrito siempre disputado entre el peronismo y las fuerzas antiperonistas, que entregó una victoria contundente a Fuerza Patria el 7 de septiembre y fue clave para la paliza en la Primera Sección electoral, donde LLA aspiraba a ganar. El peronismo creció allí 17,5 puntos en relación a la elección de gobernador del 2023, y le sacó 28,6 puntos a la alianza entre los libertarios y el PRO. Cuando se observa la estructura económica del distrito se entiende porqué: entre la construcción (34%) y la industria (23,7%) totalizan el 57,6% de la producción económica del distrito.

El fenómeno no fue exclusivo del conurbano. En San Vicente, por ejemplo, ambas actividades suman el 43,4% de la producción local y Fuerza Patria ganó por 39,2 puntos de distancia. En Monte Hermoso esos rubros totalizan el 55,4% de la producción y el peronismo se impuso por 32,6 puntos de diferencia. En Ramallo, municipio ubicado en el cordón industrial de la Segunda Sección electoral donde Fuerza Patria metió uno de sus batacazos, la industria representa el 36,5% de la actividad productiva local y el peronismo le sacó 29,3 puntos a LLA.

Enceguecido en su dogma del equilibrio fiscal, Milei elige no mirar una realidad que se impone por su propio peso. Mientras la actividad económica se contrae en la enorme mayoría de sus rubros, dos actividades particularmente importantes por su volumen de producción y de cantidad de puestos de trabajo se resienten más que cualquiera. Las caídas en la construcción y en la industria pegan con más fuerza en una provincia esencialmente industrializada con la PBA, y en esas crisis productiva, de salario y consumo, de empleo y de actividad hay que rastrear las raíces de la paliza del peronismo a LLA el pasado 7 de septiembre.

Lo sabe Axel Kicillof, que ayer en una entrevista con Carlos Pagni apenas terminado el discurso de Milei hizo especial énfasis en que la mirada fiscalista del Gobierno no puede olvidar la dimensión productiva de la economía. Hacia allí perfila su discurso y su propuesta el gobernador bonaerense, fortalecido por la victoria de septiembre y enfocado en la campaña para octubre. Su postura excede incluso las fronteras provinciales, y la incipiente nacionalización de su perfil empieza a estructurarse en base a los pilares de la producción y el trabajo, esas dimensiones de la vida social que Milei desprecia y desconoce pero que para el peronismo son banderas identitarias.