“Voy a trabajar sin descanso y con honestidad para reconstruir la provincia de Buenos Aires”, fueron las primeras palabras que eligió Kicillof para su discurso en la asunción como gobernador de la Provincia.  Uno de los dirigentes preferidos de Cristina Kirchner, esbozó la situación que reciben y los desafíos que se les presentan. Tampoco dejó afuera la diferenciación con su antecesora.

Ante la Asamblea Legislativa, Kicillof buscó marcar el punto de partida de su gestión, -“sin chicanas”- en una provincia de Buenos Aires que la califica como de “tierra arrasada”. No sólo en términos económicos por la realidad que deja la administración Macri, sino también por los cientos de frentes sin resolver -y muchos de ellos agravados- durante el mandato de María Eugenia Vidal.

“La provincia se encuentra en estado de emergencia financiera, tarifaria, productiva, sanitaria. Muchos problemas se arrastraban pero se agravaron muchísimo”, describió el ex ministro de Economía de CFK.

Los primeros cincuenta minutos de lo enunciado por Kicillof fueron marcados por algunos números y la descripción de la Provincia que recibe. La nueva (y real) pesada herencia en territorio bonaerense: El hambre y la pobreza con 5,5 millones de pobres. El ‘industricidio’ con 3.300 Pymes que cerraron y 9.500 comercios que bajaron sus persianas, y la consecuente desocupación. Una deuda en pesos que se quintuplicó y una preocupante deuda en dólares. Estos son, algunos de los temas que tendrá que atender el Gobernador junto a su equipo en la épica que encararán por reconstruir la Provincia. 

La tarea no será sencilla. La provincia de Buenos Aires ha sido la más castigada por la política económica de los últimos años. Kicillof lo sabe y se lo dejó claro a sus funcionarios, a los intendentes y a los legisladores presentes. “Todo esto que ocurrió, es un desafío para todos nosotros. No puede encontrar a un gobierno de la provincia de Buenos Aires y a una legislatura, ausente o distante. Hay que embarrarse. Hay que estar. Hay que arremangarse. Hay que proteger al tejido productivo. No importa lo que pase, hay que hacerlo”, señaló.

Asimismo, mientras daba a conocer algunos de los números de la Provincia que recibe, remarcó que en los próximos días dará a conocer un documento con la herencia dramática que deja el gobierno de María Eugenia Vidal. Una especie de “radiografía” del estado de situación de la provincia más importante del país.

Un arranque con anuncios y diferenciaciones de la gestión vidalista

“Si una tarifa no puede ser pagada, no es una tarifa, es un saqueo”, expresó Kicillof al anunciar que cancelará el aumento tarifario decretado por la gobernadora María Eugenia Vidal. Fue el primer anuncio que buscó mostrar una clara diferenciación de la gestión macrista en territorio bonaerense.

Además, asumió el compromiso de sumar a Buenos Aires a trabajar en el programa de ‘Argentina contra el hambre’, promovido por la flamante administración nacional encabezada por Alberto Fernández.

En otro fragmento del discurso, buscó alejar a su gestión de la posibilidad de maltratar a la comunidad educativa ante resoluciones paritarias que puedan ser duras. "No esperen ver ni un gobernador, ni una vicegobernadora, ni un gobierno de la Provincia que se enfrente y ataque permanentemente a los maestros y maestras. Hay que defender la escuela pública, hay que defender a la universidad pública, a la ciencia, a la investigación. A quién se le ocurre, cuando los maestros y maestras son parte de la estructura básica de nuestras familias, nuestras ciudades y provincias", expresó en clara alusión a la estrategia vidalista de desgastar la imagen de los docentes. 

El otro desafío de Kicillof

Este jueves, el gobernador presentará, en el Teatro Coliseo Podestá,  el equipo de Gobierno que lo acompañará a lo largo de estos cuatro años de gestión. Al conocerse los nombres de sus funcionarios, donde figuran nombres del círculo de confianza de Kicillof y de viejos exponentes del kirchnerismo, la incógnita que aparece es qué rol ocuparán los intendentes.

Sin dudas, el otro gran desafío que tiene Kicillof es contener y darle participación a un Frente de Todos que hoy también debiera estar representado desde sus distintas facciones en la gestión de Gobierno. Darle espacio a los intendentes del peronismo con cierto peso territorial, y a otras facciones que -seguramente- deberán estar representadas para encarar con mayor solidez, desde lo político, la etapa que se viene.