La aparición de María Eugenia Vidal a principios de esta semana vía Zoom les dio a los intendentes de Juntos por el Cambio el espaldarazo que necesitaban para hacer públicas sus diferencias con Axel Kicillof respecto de los alcances de la cuarentena en la provincia. Y también para subir los voltios de la confrontación política. El que fue más allá fue el intendente de Olavarría, Ezequiel Galli, quien bordeó el papelón con una encuesta vía twitter. La ministra de Gobierno bonaerense, María Teresa García, calificó a ese y otros planteos de apertura como un “acto de rebeldía” a la conducción del gobernador. “No voy a ir en contra de las decisiones de la provincia, pero estoy tratando de establecer un criterio diferente según la realidad de cada municipio”, matizó Galli, en la previa del anuncio de anoche, en diálogo con Diagonales.

Lo que está de fondo, además de las diferencias sobre los alcances de la cuarentena, es el reclamo de los intendentes todavía leales a Vidal de participar de la mesa de decisiones y, también, de mostrar que la oposición tiene vida política en tiempos de concordia por la pandemia. “Ya no soportaríamos un nuevo monólogo de Axel Kicillof”, le confesaron a este medio en el entorno de un dirigente importante de la oposición en la primera sección electoral. Pero anoche no les quedó más remedio.

Para más claridad, Galli explicitó que “la gente nos eligió para tomar decisiones y queremos hacerlo en base a lo que vemos en cada una de nuestras localidades”.  

Los movimientos de los intendentes demostraron además que la acefalía de Juntos por el Cambio en la provincia de Buenos Aires culminó esta semana. La aparición de la ex gobernadora constituyó una reafirmación de su papel dirigencial. Lo hizo a través de una reunión por Zoom de la cual participaron Cristian Ritondo y Federico Salvai por el PRO, Daniel Salvador y Maximiliano Abad por la UCR, Maricel Etchecoin por la Coalición Cívica y los intendentes Jorge Macri (Vicente López), Julio Garro (La Plata), Diego Valenzuela (Tres de Febrero) y el radical Miguel Fernández (Trenque Lauquen). 

Cerca de la ex gobernadora manifestaron a Diagonales que su aparición no tiene un interés político y que desde el 10 de diciembre pasado se viene manejando del mismo modo, intentando contener a las distintas expresiones de Juntos por el Cambio. Además, reafirmaron que la postura de la ex gobernadora es acompañar a los gobiernos tanto de Alberto Fernandez como de Axel Kicillof. Pero las críticas de los intendentes a la conducción del gobernador contradicen esa postura.

Vale aclarar que el lugar primordial que ocupa María Eugenia Vidal es reconocido por todos los intendentes de la oposición, quienes la tienen como una figura clave y con la que mantienen un vínculo cotidiano. Vidal, al igual que Horacio Rodriguez Larreta, profundizan la grieta al interior del PRO duro y orientan una estrategia dialoguista de cara al escenario electoral de 2021. Sin embargo, la preocupación actual de los intendentes opositores es poseer más poder de decisión en sus respectivos territorios y la disputa por centralidad comenzó a abrirse paso esta semana.  

El ruido de los intendentes opositores

La mayoría de los intendentes de la oposición ya no se refieren a la cuarentena de manera drástica, sino que demandan mayor poder de decisión. A propósito de este pedido, la demanda de algunos intendentes opositores se hizo notar en estos días, quienes se mostraron críticos de las restricciones de la cuarentena, amenazaron con no respetarla más y afirmaron que ya presentaron diversos pedidos a la gobernación y aún están aguardando una respuesta. Entre ellos: Ezequiel Galli, intendente de Olavarría; Miguel Lunghi, intendente de Tandil; Héctor Gay, intendente de Bahía Blanca; Sebastián Abella, intendente de Campana y Jorge Macri, intendente de Vicente López son los principales exponentes de estas posiciones disidentes que intentan hacer ruido y levantar la voz.

A propósito, la ministra de Gobierno Teresa García dijo: “Los intendentes pueden asumir la responsabilidad sobre qué habilita una apertura y qué no” en un contexto atípico como el que estamos atravesando. En este sentido, expresó que quien quiera habilitar algunas actividades por fuera del decreto nacional “va a tener que poner la firma en los decretos municipales que habiliten esas actividades” y sentenció: “Es un acto de rebeldía”. “De ninguna manera me declaro en rebeldía, sino simplemente pretendo que haya una distinción de criterios entre lo que pasa entre el AMBA y el interior de la provincia”, aclaró Lunghi en diálogo con este medio.