Las tensiones entre el PJ tradicional, encarnado en los Intendentes bonaerenses, y la organización riñón del kirchnerismo, La Cámpora, no son una novedad para nadie que siga la política de la provincia. Las principales novelas de los últimos cierres de listas tuvieron a estos sectores como protagonistas, en una disputa que está lejos de terminarse. Cristina y Máximo Kirchner tomaron hace tiempo la decisión de construir poder propio en cada territorio bonaerense que les fuera posible, aspirando conquistar lugares institucionales sin depender de la estructura del peronismo tradicional. Los Intendentes, amenazados en sus lógicas de construcción de poder por esa decisión del kirchnerismo puro, resistieron y resisten de diferentes maneras esa avanzada, aferrándose a una tradición política que marca la historia provincial de las últimas décadas.

Sin embargo, y a pesar de que estas tensiones se expresan muchas veces en el cotidiano de los distritos, el cierre de listas del sábado pasado resultó más armónico de lo que hubiera podido esperarse a raíz de los múltiples actores en juego. Los heridos y los desplantes públicos a la conducción del frente, claramente en manos kirchneristas, fueron menores a los de cierres anteriores y auguran una campaña que se militará unificada en busca de que los votos de cada sector confluyan naturalmente.

Lo que dejó el cierre de listas bonaerense: Intendentes fortalecidos y Máximo Kirchner asentado en la conducción del PJ

MÁS VENCEDORES QUE VENCIDOS

En síntesis, puede decirse que el cierre terminó dejando más vencedores que vencidos dentro de los distintos sectores del peronismo bonaerense. Varios Intendentes lograron encabezar las listas o poner solados propios, acaparando muchos de los lugares que aseguran una entrada a la Legislatura provincial. La Cámpora no retrocedió en su intención de consolidarse territorialmente en los distritos, accedió a puestos de relevancia y sigue adelante con su objetivo de renovar las estructuras partidarias locales haciendo escalar posiciones a los suyos. Máximo, principal engranaje entre esos intereses, logra con este cierre poco cargado de escándalos internos consolidar su lugar de conductor del PJ bonaerense.

Líneas aparte para Massa y Alberto Fernández. El tigrense se quedó más o menos con lo que consiguió por sus propios medios en 2017, y no se mostró en ningún momento como un factor de tensión interna en busca de mayores posiciones. El tándem con Máximo parece haber oxigenado la política del líder del Frente Renovador, que no sintió necesario inmolarse por más candidaturas propias, y seguirá construyendo desde la plataforma que ya tiene montada. El Presidente, por su parte, logró su objetivo de retener funcionarios clave de su gabinete como Santiago Cafiero o Gabriel Katopodis, al mismo tiempo que metió las dos cabezas de lista más importantes de la elección: Victoria Tolosa Paz en la Provincia, y Leandro Santoro en la Capital. Comparado con el cierre 2019, en el que no coló a casi ningún propio, todo ganancia para Fernández que contará por primera vez con voces que le respondan directamente en una Cámara baja nacional hasta ahora absolutamente dominada por Kirchner-Massa.

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RENOVACIONES, HERIDOS, ACUERDOS Y TENSIONES QUE SIGUEN

No todo fue ni es color de rosas. Existieron y persisten roces entre la estructura tradicional del PJ provincial, la organización de Cristina y Máximo, y otros actores del mapa bonaerense que también pelearon por sus lugares en las listas. Algunos se resolvieron, momentáneamente, otros tendrán su turno en los próximos días. Pero lo que queda claro es que, en el fondo, la discusión es por una renovación del peronismo en la Provincia que recién está viendo sus primeros capítulos y que, más allá de la armonía y la unidad alcanzada para esta difícil y decisiva elección de medio término, con seguridad aflorará cuando llegue el turno de las elecciones de los ejecutivos municipales.

El contexto es determinante. En 2017 la administración Vidal, con apoyo de Massa y algunos sectores peronistas, sancionó la Ley 14.836 en la cual se establece que los cargos a Intendentes, Diputados y Senadores provinciales, Concejales y Consejeros Escolares sólo pueden renovarse una vez, es decir, hay una sola reelección posible. La medida, hoy cuestionada por muchos mandatarios locales, tiene todos los números comprados para ser judicializada, y hasta el propio Alberto Fernández declaró que no respeta la voluntad popular. Pero, en el mientras tanto, hay 95 jefes comunales bonaerenses que no podrían renovar sus mandatos en 2023 si la Ley sigue vigente para ese entonces.

Esto abrió un escenario de saltos de los ejecutivos municipales al Poder Legislativo provincial que comenzó en 2019 y se profundizó en este cierre de listas, al mismo tiempo que habilitó una disputa por las sucesiones en las intendencias que es terreno fértil para las intenciones de La Cámpora. El caso más resonante fue el de Hurlingham. Allí, uno de los Intendentes más cercanos a Alberto Fernández, presentó el sábado una lista en la que él mismo se postulaba como candidato a Concejal, abriendo una interna con La Cámpora. Hubo acusaciones cruzadas. Desde el Ejecutivo municipal decían que la organización kirchnerista pedía la totalidad de la boleta, mientras que del otro lado se decía que la lista presentada con una totalidad de jugadores propios respondía a la negativa de Zabaleta a abrir lugares.

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La rosca hizo peligrar la consigna de que no hubiera internas en los distritos gobernados por el FdT, pero finalmente se destrabó el lunes cuando se terminó acordando una lista de unidad. Zabaleta, que no puede renovar en 2023, bajó su candidatura pero se quedó con el primer lugar de la lista, que será para la actual Concejala y docente de Suteba Viviana Lodos, quien responde al Intendentes. La Cámpora pone al segundo, el Secretario General de la Universidad de Hurlingham, Nicolás Vilela. La tensión habría surgido por la perspectiva del kirchnerismo de disputar la intendencia frente a la imposibilidad de renovar de Zabaleta. El principal impulsor de esta idea es el camporista Martín Rodríguez, subdirector ejecutivo del PAMI y ex presidente del Concejo Deliberante de Hurlingham. Para destrabar el conflicto intercedieron Andrés “el cuervo” Larroque y Gabriel Katopodis, pero puede esperarse que la discusión resurja de cara a 2023.

Pero La Cámpora no es el único actor que abrió internas contra los Intendentes en los municipios, y hasta podría ser una llave para destrabarlos. Un caso similar al de Hurlingham es el de La Matanza. Allí también el jefe comunal, en este caso Fernando Espinoza, debió ponerse al frente de una lista de Concejales para enfrentar otras dos listas que se presentaron. Una de ellas es impulsada por la UOCRA, el Movimiento Evita y comerciantes, y lleva el nombre de Frente Vecinal La Matanza. Emilio Pérsico y la Diputada Patricia Cubría son sus principales respaldos. La otra la encabeza actual Diputada provincial María Laura Ramírez, surgida del riñón de Espinoza pero actualmente distanciada y con intenciones de disputar el municipio.

En Merlo, otro distrito de enorme relevancia electoral y clave para la Primera Sección, se presentaron tres listas. La primera, impulsada desde el municipio, la encabeza Karina Menéndez, actual Concejala y hermana del Intendente Gustavo Menéndez. La segunda lleva como cabeza al ex Intendente Raúl Othacehé, y la tercera a la ex Concejala de Unidad Ciudadana, Florencia Lizarso. Tanto en Merlo como en La Matanza, los oficialismos municipales esperan que la Junta Electoral del PJ defina qué listas pueden presentarse y cuáles no. Y allí cobra peso el lugar de La Cámpora y la figura de su líder, Máximo Kirchner, de quien puede esperarse que haga todo lo posible por evitar internas y conservar el escenario de mayor unidad de cara a la campaña.

Lo que dejó el cierre de listas bonaerense: Intendentes fortalecidos y Máximo Kirchner asentado en la conducción del PJ

Otra Sección con heridos es la Séptima. Allí, la incorporación del ex randazzista Eduardo “Bali” Bucca al armado del FdT hizo declinar las aspiraciones de los Intendentes de la región, que hasta último momento buscaron presentar una lista propia sin llegar a conseguirlo. Carlos Gasparini de Roque Pérez, y Hernán Ralinqueo de 25 de Mayo eran los jefes comunales que esperaban un lugar para los propios pero debieron ceder a la incorporación de Bucca, a quien se le vence su banca en el Congreso Nacional e irá como cabeza de lista para la Cámara alta provincial. Otro de los que tuvo que bajarse es el subsecretario de Transporte de la provincia, Alejo Supply, hombre de Kicillof que aspiraba a encabezar la lista. Bucca, por su parte, irá acompañado por dos oriundos de Olavarría: la actual Diputada nacional Liliana Schwindt, que debe renovar, y el camporista Federico Aguilera, quien se presentara como candidato a Intendente en 2019.

La Segunda Sección también tiene lo suyo, algo más mediatizada por la relevancia pública de uno de los protagonistas de la rosca. Se trata del Ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, quien presentó lista propia para Diputados provinciales con él mismo a la cabeza. A pesar de haber logrado la inclusión de su esposa y actual Diputada provincial, Agustina Propato, en el quinto lugar de la nómina para la Cámara baja nacional, Berni desafió el mandato de unidad y se arguyó en público el derecho a disentir con ciertas estrategias oficiales, y a dirimir esas diferencias en una interna. Se dice que el Ministro tiene la obsesión de que Propato sea la próxima Intendenta de Zárate en 2023, y para ello necesita consolidar posiciones de poder en la Sección ya que no cuenta con un despliegue territorial propio importante.

Lo que dejó el cierre de listas bonaerense: Intendentes fortalecidos y Máximo Kirchner asentado en la conducción del PJ

Su jugada agitó el avispero en la Segunda, donde se había logrado una lista que unificaba a todos los principales actores de los distritos, con la banca de los Intendentes. La CGT encabeza la lista con el secretario administrativo de la UOM de San Nicolás, Naldo Brunelli, quien es secundado por la actual Diputada provincial de La Cámpora Fernanda Díaz, cercana al Intendente de Colón, Ricardo Casi. El Frente Renovador y la CTA también tienen sus representantes, pero el plato fuerte son los Intendentes que figuran en la  nómina. El Massista Carlos Puglelli, de San Andrés de Giles, ocupa el tercer lugar, y también están Cecilio Zalazar, de San Pedro, y  Ricardo Alessandro, de Salto, quien transita su quinto mandato y no tiene reelección para 2023. Los jefes comunales salieron el lunes a pegar unificados con un mensaje en Twitter que postulaba su lista como la de Alberto, Cristina y Kicillof, presionando para bajar la lista de Berni. La solución está en la Junta Electoral partidaria, que deberá aprobarla para que pueda competir, y habrá que ver qué rol juega Máximo Kirchner para desactivar esa bomba de tiempo. Conflicto y rosca puerta para estos días.

INTENDENTES FORTALECIDOS

El caso de los mandatarios locales de la Segunda, que colaron sus nombres directamente en las listas, es un ejemplo que se observa en otras Secciones donde los Intendentes oficialistas se quedaron con importantes lugares para sí mismos o para sus alfiles. En total son siete los jefes comunales que serán precandidatos, y más de una decena de puestos en las listas que seguramente saldrán electos están ocupados por gente que les responde.

Con una relación algo más aceitada en el conurbano entre Máximo Kirchner e Intendentes, la novedad de este cierre es el afianzamiento de ese vínculo con los mandatarios del interior de la provincia. A los ya mencionados de la Segunda hay que sumar a Walter Torchio, Intendente de Carlos Casares, que encabezará la lista en la Cuarta. Lo propio hará Alejandro Dichiara, de Monte Hermoso, primer precandidato por la Sexta. En la Quinta, el tercer lugar quedó para Alberto Gelené, quien comanda Las Flores.

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Devuelta en el conurbano, Mariano Cascallares, jefe comunal de Almirante Brown, será cabeza de lista en una Sección madre para el peronismo como lo es la Tercera. Lo secundará Susana González, jugadora de Mario Secco, Intendente de Ensenada. El tercer lugar fue para el presidente del Bloque del FdT en La Matanza, Ricardo Rolleri, hombre de Fernando Espinoza. Por su parte, Martín Insaurralde se aseguró la renovación de su principal espada, el actual presidente de la Cámara baja provincial Federico Otermín, quien entrará en el quinto puesto. También Mayra Mendoza, de Quilmes, incluyó a Berenice Latorre en el sexto lugar de la nómina.

En la Primera Sección también se observó el peso de los jefes comunales. La estrategia inicial del oficialismo era que la primera precandidata a Senadora provincial fuera la actual Ministra de Gobierno de Kicillof, Teresa García, con quien el Gobierno bonaerense buscaba ganar volumen político para la campaña y en la Cámara baja. Pero su inclusión como cabeza de lista limitaba, por una cuestión de cupo, la incorporación de más candidatos varones, varios de los cuales ya estaban anotados en la fila por los Intendentes de la Sección. Así fue que se terminó bajando el primer al segundo lugar a García, lo que permitió que tres de los cinco primeros puestos fueran para los candidatos varones que los jefes comunales tenían en carpeta.

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El primero de ellos es Luis Omar Vivona, histórico dirigente de Malvinas Argentinas a quien se le vence la banca obtenida en 2017, y que fue impulsado para su renovación por el Intendente Leo Nardini. El tercer lugar será de Gustavo Soos, hombre de Gustavo Menéndez, de Merlo.  Y el otro mandamás municipal que coló a uno de los suyos dentro los lugares con posibilidades de entrar gracias al retroceso de García fue Ariel Sujarchuk, de Escobar, quien colocó a su Secretario de Gobierno, Javier Relh, en el quinto lugar.

¿Y KICILLOF?

El Gobernador salió empatado del cierre. Con el foco puesto en la gestión de la pandemia que continúa y la mirada en el horizonte de salida cada vez más visible, sus principales objetivos eran dos: por un lado, perder lo menos posible de su equipo titular para el día a día de la gestión; por otro, presentar alternativas competitivas fundamentalmente en las Secciones donde se eligen Senadores, ya que la Cámara baja es el único territorio institucional donde hoy la oposición es mayoría y le condiciona la posibilidad de sancionar leyes.

Con el tándem Máximo Kirchner – Sergio Massa abocados a la construcción de las listas seccionales, con el objetivo central de evitar internas y presentar un marco de fuerte unidad oficialista, Kicillof no jugó fuerte ese partido en el que ya había mucho actores con los que negociar, y delegó en M&M la tarea. Por eso las listas no exponen demasiados nombres propios del círculo de Kicillof, quien tampoco se inmoló por ello. Quizás la inclusión de Teresa García y Daniel Gollán en la lista nacional hayan sido sus jugadas más importantes.

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Por otro lado, en cuanto a dejar ir a parte de su equipo, el Gobernador cedió pero no tanto. El que había sido declarado intransferible se quedó. Carlos Bianco, mano derecha de Kicillof, seguirá comandando el gabinete a pesar de haber sonado como candidato. Y en los lugares en los que hubo movimientos ya hay sucesiones establecidas con claridad. Gollán será reemplazado por su vice, Nicolás Kreplak, quien tuvo en este tiempo la misma centralidad que el Ministro tanto en la gestión sanitaria como en la comunicación de las medidas y la presencia mediática.

García, por su parte, le dejará su lugar a Santiago Révora, actual subsecretario de Gobierno y Asuntos Municipales. Révora responde a La Cámpora y es primo de Wado de Pedro, y su ascenso lo pondrá en la tarea de fortalecer los nexos entre la gobernación y los Intendentes, así como su primo es uno de los principales articuladores entre la organización kirchnerista, los gobernadores y otros sectores del peronismo. En el kicillofismo hay confianza absoluta en los Ministros camporistas, y el gabinete seguirá funcionando como un todo unificado con estos recambios que siguen una línea de sucesión natural.

Intendentes fortalecidos, un Máximo Kirchner más conductor del PJ bonaerense que antes, La Cámpora consolidada en los territorios, Kicillof sin avances ni retrocesos significativos y concentrado en la gestión, y algunos heridos por sanar es lo que deja el cierre bonaerense del FdT. Por ahora, un equilibrio de poder auspicioso para las intenciones del peronismo de salir airoso de un proceso electoral que lo encuentra en un contexto por demás adverso en cuanto a lo económico y lo social. Quedará para los próximos dos años la novela de cómo se mantendrá esa armonía alcanzada de cara a las renovaciones municipales de 2023. Por ahora, todos a juntar votos.