Mar del Plata es, sin dudas, uno de los puntos que más relevancia tiene en territorio bonaerense. No sólo porque los ojos se posan sobre "la feliz" en temporada de verano cuando miles y miles llegan a disfrutar de sus playas, sino por ser una de las ciudades más pobladas de la Provincia y de gran relevancia en la política bonaerense.

El cambio de gobierno en diciembre de 2015 no comenzó como se preveía y de a poco, con el correr de los meses, su intendente Carlos Arroyo comenzó a convertirse en la piedra en el zapato de la gobernadora Vidal, ya que no cesaron los problemas con los trabajadores municipales, aumentaron las quejas de los vecinos por el estado de la ciudad, el avance del sector privado sobre las playas públicas, el rebrote neonazi y crecieron los problemas económicos que jaquean las arcas del Municipio.

Tal es la situación, que María Eugenia Vidal le mandó marca personal a Carlos Arroyo y su gabinete. En Mar del Plata, las primeras incursiones de Joaquín De la Torre hicieron notoria la preocupación de Provincia por la situación que se vivía. "Habrá que acostumbrarse a verlo muy seguido por la ciudad", decían en el Municipio costero. El objetivo del nuevo Ministro de Gobierno fue claro cambiarle la imagen a la ciudad, ya que hay muchas ganas de invertir pero al momento de leer las noticias sobre lo que ocurre, los posibles inversores se lo replantean.

Alguien que sorprendió con sus declaraciones sobre la relación entre Vidal y Arroyo fue el ex candidato presidencial por el Frente de Izquierda, Nicolás del Caño que declaró a un medio local que el Intendente "es el dolor de cabeza de Vidal, es vox populi". Los rumores comenzaban a ser considerados ciertos ante las evidentes falencias para gobernar y la preocupación de la mandataria al enviar a De la Torre en un distrito clave, con mucho caudal de votos.

Recientemente, el vicegobernador de la Provincia, Daniel Salvador intentó poner paños fríos a la desgastada relación y a un importante medio local señaló que no hay dudas de que la ciudad se va a reactivar y que la situación en Mar del Plata no es un problema, sino que se trata de un desafío y se mostró optimista respecto al futuro. Específicamente sobre Carlos Arroyo, el Vicegobernador destacó sus ganas y fortaleza para que la ciudad se levante y sea "una vidriera que queremos mostrar de lo que significa el trabajo en conjunto entre Nación, Provincia y Municipio".

Antes del inicio de temporada, Vidal comenzó un operativo para evitar problemas que perjudiquen su gestión en la Provincia y, además de garantizar el ya tradicional "Operativo Sol", comenzó a acelerar obras financiadas mayormente por Nación y donde el Jefe de Gabinete de Ministros, Federico Salvai jugó un papel predominante, y se concretaron importantes acuerdos con el sector pesquero donde intervino el ministro de Agroindustria bonaerense, Leonardo Sarquis.

Durante 2016, tanto Provincia como Nación tuvieron que asistir con $600 millones a las arcas comunales para poder cumplir con cuestiones básicas como el pago de sueldos a los trabajadores municipales, que tras varios imcumplimientos realizaron diferentes paros. 

Vidal y Arroyo tienen mucho que arreglar. Tras un 2016 por demás complejo, ambos desean que la situación se encamine y la relación se recomponga. Los meses venideros serán claves, teniendo en cuenta las elecciones que se acercan y la importancia de Mar del Plata en el mapa político de la Provincia.