La gestión pública del gobierno de la provincia de Buenos Aires porta como sello identitario la subejecución presupuestaria en áreas clave como salud, educación y desarrollo social.

“En todas las partidas hay subejecución”, afirma la senadora por Unidad Ciudadana Teresa García.

“¿Cuánto gasta la gobernadora en pauta oficial durante un año electoral y no le queda para cuidarla vida de los recién nacidos?”. La senadora recuerda la madrugada de aquel sábado de enero cuando fallaron los generadores del Policlínico de San Martín. “Neonatología se quedó sin luz, las enfermeras bolseaban a los bebes a mano porque no funcionaban los respiradores”.

El corte de luz que en 2017 afectó a más de 113 mil usuarios de la ciudad de La Plata pudo ocasionar una tragedia. Ese año, la gobernadora María Eugenia Vidal, subejecutó 18 mil millones de pesos previstos en el presupuesto para salud cuando el generador requerido valía menos 15 mil pesos. El hecho reviste una gravedad inusitada. García destaca la desidia en programas que atienden a la población más vulnerable: emergencias sanitarias, el plan provincial contra el cáncer o el programa materno infantil.

“La gobernadora no puede tener ninguna sensibilidad frente a una provincia que fue entregada al FMI. El organismo pidió optimización, palabras lavadas a primera vista pero que definen la subejecución. En la vida real, en lo concreto, esto es una pérdida de derechos”, sostiene García.

La deuda que acumula la provincia de Buenos Aires desde la asunción de María Eugenia Vidal supera los 5.300 millones de pesos, monto que equivale al total de la deuda externa de la India, país que ostenta ocupar el sexto lugar de países con mayor PBI del planeta.

En el Presupuesto 2019, el área de Educación y Cultura refleja una suba nominal del 23 por ciento promedio. Sin embargo en términos reales, dada la inflación, se registra una brutal caída mayor al 10 por ciento. La cifra total es de 230 mil millones de pesos, cuando el año pasado se subejecutaron 190 mil.  

Según consta en el informe de la Contaduría General de la Provincia, que publica los balances de cada ejercicio anual (un semestre después) el ministerio de Economía, que preside Hernán Lacunza, se encuentra entre los que  menos dinero usaron del total que disponían. No obstante, el informe del Ministerio de Infraestructura revela un alarmante nivel de subejecución. Menos del 40 por ciento del presupuesto asignado al total de la obra pública. Con lo cual 6 de cada 10 pesos destinados a rutas, puentes, desagües o escuelas quedaron en el olvido.

Lejos de tratarse de un gasto susceptible de ser ahorrado, el presupuesto, ley de leyes que elabora el ejecutivo y aprueba el parlamento, es un plan. Se trata de cumplir o no cumplir lo planificado. Además, resulta paradójico que se le apliquen recortes y ajustes apelando a una supuesta falta de presupuesto cuando lo que se ejecuta es apenas una parte del total de lo previsto.