Luego de dos años de espera, la mentada toma de tierra de Guernica ocurrida en 2020 ahora será reconvertida en casi 700 viviendas, cuyo plan de obras ya fue lanzado a licitación por parte de la Provincia de Buenos Aires. Mediante la gestión del Ministerio de Hábitat y Desarrollo Urbano, a cargo de Agustín Simone, la gestión bonaerense se pone las manos a la obra.

Cabe recordar que, a través de la Ley de Acceso Justo al Hábitat, una importante parcela del predio de Guernica fue cedido a desarrolladores privados para que se realice el plan de obras y, de ese modo, llevar solución a la crisis habitacional que puso de manifiesto la megatoma del 2020.

Por ello, ahora se apuesta a la construcción de unas 693 viviendas, que irán acompañadas por la instalación de áreas recreativas, espacios verdes e instituciones de asistencia cercana. Cabe recordar, al día de la fecha, que ya están en construcción unas 160 viviendas más en el lugar, donde también se proyectan escuelas, una comisaría, un centro de salud. De este modo, la zona contará con más de 800 casas.

En ese marco, el ministro Simone expresó que es “importante recordar que, con la toma de tierras de 2020, se realizó un trabajo articulado entre varios organismos provinciales y el municipio de Presidente Perón, para asistir a las familias” por lo que este es “un paso fundamental para que desde el Ministerio se desarrolle el proyecto para la construcción de este barrio, que se suma a las más de 9 mil viviendas que tiene en marcha la Provincia en todo el territorio”.  

Cabe recordar que la megatoma de tierras de Guernica fue protagonizada por más de mil familias que se apostaron en el predio ubicado en las afueras del distrito de Presidente Perón, al sur del conurbano bonaerense.

Desde mediados de 2020, la toma se mantuvo durante meses, lapso durante el cuál se llevó adelante una larga instancia de negociaciones para que las familias se retiraran del lugar. Allí, fue protagónico el rol de Andrés Larroque, ministro de Desarrollo Comunitario bonaerense, quien pasó días y noches allí para mantener conversaciones con las familias y organizaciones sociales que conducían la toma.

No obstante, la situación encontró su punto de tensión máxima cuando un operativo de la Policía Bonaerense desalojó por la fuerza a un centenar de familias que quedaban aun en el lugar, luego de que la mayoría se retirara de manera voluntaria.