La novela se puso en pausa. La resistencia de los Intendentes de Juntos al salto del Colorado por sobre la General Paz para encabezar la lista bonaerense este año fue desinflándose paulatinamente, no sin antes dejar varios cruces picantes. Uno a uno fueron cayendo los jefes comunales que a principio de año se habían plantado en “la propuesta para la provincia desde la provincia”, seducidos, convencidos o simplemente doblegados por la imposición de la estrategia del Jefe de Gobierno porteño de poner un soldado propio al frente de la boleta y en la proyección hacia 2023. La escena final del último capítulo fue aquel cafecito entre Larreta y Jorge Macri, el último cruzado, en el bar Dandy de Palermo donde se selló el acuerdo el 15 de julio pasado. El Intendente de Vicente López desistía de su candidatura a Diputado nacional, negociaciones mediante para colar a varios propios en las listas, y Larreta se aseguraba una pieza clave del rompecabezas de su eventual candidatura presidencial.

Pero ya en aquel momento nadie aseguraba que fuera el final de la novela y que no hubiese segunda temporada. Fue un stand by táctico, necesario para alinear esfuerzos en el objetivo principal de aprovechar el momento de debilidad del Gobierno y asestar un golpe impensado dos años atrás, cuando Kicillof vapuleaba a María Eugenia Vidal en la elección de 2019. Y si bien en lo formal el acuerdo tuvo una definición central que permitió esa tregua transitoria, que el 2021 no definía las candidaturas del 2023, lo cierto es que todos los jugadores del partido terminarían midiendo ese pacto con el centímetro del resultado electoral. Ya con el diario del lunes, lo que queda claro es que la elección de Juntos en la provincia deja un escenario completamente abierto de cara al 2023, y que las lecturas sobre el empoderamiento de Larreta como conductor del espacio tras los cierres de listas y las PASO hoy en día suman muchos signos de pregunta.

El primero surge de la exigua victoria de la lista encabezada por Santilli, tan corta que hasta permitió un clima de triunfo en el oficialismo derrotado. Desde que la alianza PRO – UCR – Coalición Cívica se conformó con el Cambiemos de 2015, es la primera vez que el resultado que obtienen en las generales es peor que el de la PASO. Tal vez hubo mucha premura en dar por muerto al peronismo, una vez más, tras el 12 de septiembre, y hoy es otro el color de la pintura. Lo que hubiera sido un trampolín hacia una candidatura innegable para Santilli de haberse confirmado o profundizado el resultado de las primarias, terminó siendo un resurgimiento para las ambiciones de quienes nunca renunciaron a la idea de ser los legítimos herederos de la destronada María Eugenia Vidal: los Intendentes del Grupo Dorrego.

ASPIRANTES

Sus buenas performance electorales los avalan y el acuerdo previo a las PASO con Rodríguez Larreta los respalda. Jorge Macri, por caso, se encargó de difundir tras las elecciones que en su distrito se había ampliado la diferencia entre Juntos y el FdT, superando los 35 puntos de ventaja. Sacó pecho también de haber obtenido el porcentaje más alto de votos en la provincia con el 58% cosechado por su lista de Concejales. “Elección tras elección vamos cosechando más votos y los resultados hablan por sí solos. Es una excelente performance de Jorge que lo legitima mucho,  además de la intendencia, en su rol como líder político” le dijeron a Diagonales desde el entorno del Intendente.

Diego Valenzuela

Julio Garro también se anotó en esa lista. “Voy a empezar mi construcción en la provincia de Buenos Aires después de esta elección. Si esa construcción te pone en un lugar expectante en 2023, la vamos a pelear” dijo el mes pasado, y tanto la centralidad que tuvo en la campaña como los resultados de La Plata le permiten subirse a la discusión. Si bien el triunfo de Juntos sobre el FdT en La Plata se acortó en un punto de las PASO a las generales, la distancia fue de 13 puntos y la lista encabezada por Santilli creció del 43,93% en septiembre al 45,80% el domingo pasado. A su vez, la lista de Concejales de Garro también creció dos puntos desde el  44% obtenido en las PASO, alcanzando un 46,07% en las generales.

A estos miembros fundadores del Grupo Dorrego hay que sumar a Néstor Grindetti, que la tuvo complicada en Lanús pero terminó siendo el contra ejemplo de la remontada del FdT. En las PASO, si bien la boleta de Santilli se impuso a la de Tolosa Paz por el estrecho más de 38,02% a 37,92%, en las categorías de Diputados provinciales y Concejales el FdT derrotó a Juntos por 39,93% a 39,60% y 41,02% a 39,71% respectivamente. Pero este domingo el jefe comunal se repuso con una remontada que le permitió ganar en las tres categorías por menos de un punto. “En un contexto donde hubo una remontada del Frente de Todos en la Tercera Sección fundamentalmente, el hecho de que se haya logrado sostener la elección aunque sea por un escaso margen es un doble mérito. Néstor sigue manteniendo el bastión, sigue siendo el único Intendente del conurbano sur de Juntos que puede sostenerse, con lo cual es un contexto donde la elección se festeja doble” le expresaron a Diagonales desde el entorno de Grindetti. Y reforzaron la idea: “el kirchnerismo en Lanús lleva cinco derrotas consecutivas desde el 2013 en adelante, cuatro de ella a manos del armado de Grindetti”. Tanto en on como en off el lanusense nunca ocultó su ambición provincial, y si bien hoy se mueve más en un rol de armador político de todo el espacio bonaerense no hay que sacarlo de la discusión que se abre para los próximos dos años.

Por fuera de lo que es el Grupo Dorrego la lista de aspirantes al lugar de liderazgo bonaerense que dejó vacante Vidal lejos de terminarse se estira. La propia Vidal sentó su posición hace un mes en un plenario de su espacio político en Tigre cuando afirmó “quiero decirles que este equipo tiene un liderazgo en la provincia, con alguien que se lo ganó sobradamente, en quien confío con los ojos cerrados y es Cristian Ritondo”. El Diputado nacional y principal ladero bonaerense de la ex gobernadora ya expresó sus deseos, aunque también se mostró orgánico al espacio que integra: “Me gustaría ser candidato a gobernador. Trabajo en la provincia, milito en la provincia, y ojalá me toque encabezarla. Si no me toca, acompañaré al mejor candidato” afirmó en una entrevista a principios de año.

El resurgimiento del radicalismo bajo la figura de Facundo Manes es otro factor que hay que mirar con atención. Los votos aportados por Manes fueron la gran nota de la victoria en las PASO para Juntos, y el poco crecimiento entre septiembre y noviembre, ya con Santilli como único candidato, podrá envalentonar al partido centenario a atribuirse un importante cuota del triunfo en el poroteo interno. Los radicales aspiran a consolidar candidatos propios que puedan participar de una interna, y el éxito de ese mecanismo en las PASO será un argumento difícil de rebatir para el PRO. Con la aspiración de varios “presidenciables” radicales a competir en 2023 tendrá que venir necesariamente un candidato también para la provincia. Emilio Monzó los acompañó en la lista de este año, y cada vez que puede recuerda sus deseos de ser Gobernador. “Manes aportó los votos que hacían falta para ganar en la provincia” afirmó Monzó, dejando en claro que su estrategia irá por consolidar ese polo de la coalición, tal vez soñando con una eventual postulación bonaerense si el neurocientífico va por el Sillón de Rivadavia en 2023.

“NI AUNQUE HUBIERA GANADO POR 20 PUNTOS”

En los entornos de los intendentes la única certeza  que dejaron las generales es que no hay nada cerrado de cara al 2023. “Serán dos años de diálogo, cancha nivelada hacia el 23” dicen cerca de uno de los jefes comunales ganadores en la elección del domingo. La frase fue respuesta a la pregunta de si el porcentaje obtenido por Santilli dejaba abierto el escenario de las candidaturas para dentro de dos años.

En otro distrito bonaerense de Juntos opinan igual. Leen que la elección de Santilli tuvo más que ver con la “la fuerza que necesitaba Larreta para posicionarse al 2023, nunca dijeron si era tan buen candidato”. Entre líneas, el balance que asoma es que se priorizó en este 2021 una estrategia por la disputa del liderazgo de la coalición y que el ofrecer la mejor alternativa posible para la provincia quedó en un segundo plano. Uno de los Intendentes que “hizo sus aspiraciones a un lado, aceptó y se puso a laburar para que ganaran”, como dicen en su entorno, posiblemente no se resigne de la misma manera en dos años.

Desde otra latitud de la provincia, sin entrar en polémicas sobre eventuales candidaturas y remarcando que hablar hoy de 2023 es hacer futurología y no empatizar con los problemas reales que tiene la gente ni haber entendido su voto, puntualizan en la fuerza del acuerdo asumido por todas las partes en este 2021: “nosotros teníamos muy claro que en esta elección no se dirimían los candidatos para el 2023 ni a Gobernador, ni a Presidente, ni a Intendente ni nada. Esta era una elección legislativa donde creíamos que el mejor candidato que podía ofrecer el espacio en la interna era Santilli, que después se terminó confirmando que ganó la elección” afirman. Sin embargo, enfatizan que “aún si hubiera ganado Santilli por 20 puntos para nosotros la discusión seguía abierta, porque eso es lo que se habló hacia el interior del espacio con todos los actores de la provincia que aceptaron la candidatura de Santilli. Todos sabían que aunque le fuera arrolladoramente bien, eso no lo posicionaba como candidato a Gobernador indiscutido del espacio”.

La semejanza y la contundencia en las apreciaciones de los jefes comunales de Juntos no hacen más que prefigurar dos años de intensa discusión interna, y habrá que ver cómo se las arregla Rodríguez Larreta para sostener a Santilli como su delfín bonaerense en una estrategia que pareció magistral entre julio y noviembre pero que el resultado final de las elecciones terminó devaluando. Lo que queda claro es que los Intendentes no resignarán tan fácilmente sus deseos en 2023, y si el Jefe de Gobierno porteño quiere alinear esas fuerzas tras su candidatura presidencial tiene un importante desafío por delante.

LOS FLANCOS DEL PLAN LARRETA

No solo en la provincia se le complicó la cosa a quien tras el cierre de listas y las PASO aparecía como el gran ganador de este año. El alcalde porteño no está para nada contento con la elección que la díscola ex gobernadora Vidal terminó haciendo de local y jugando con todas a favor. El magro crecimiento de menos de dos puntos entre las PASO y las generales en la cuna del PRO le permitió a Vidal apenas superar el 47% de los votos. Porcentaje nada desdeñable casi en cualquier situación, ese resultado no colmó las altas expectativas de la oposición que buscaba una mayor contundencia en su territorio madre. Si se lo compara, por ejemplo, con el 50,93% obtenido hace cuatro años por Elisa Carrió, el 47% de Vidal aparece como un piso más que como un techo. Ese número de 50% o 51% era lo que se esperaba y no sucedió, con el aditivo del surgimiento y crecimiento entre septiembre y noviembre de una opción política como la de Javier Milei, que le abrió una sangría de votos por derecha al PRO y que pretenden nacionalizarse.

En el entorno de Rodríguez Larreta estarían algo disconformes con la performance de Vidal, a quien no sintieron cómoda en la campaña y le reclaman que no desplegó toda la presencia como candidata que hubiera podido, tanto en medios de comunicación como en el territorio. La radicalización del discurso en el que tuvo que incurrir para retener los votos de López Murphy y no perder otros a manos de Milei la descolocó, e incluso puede interpretarse que ese lugar le quedaría mucho más cómodo y natural a Patricia Bullrich. La presidenta del PRO se bajó de sus aspiraciones a una candidatura en CABA apostando a la unidad del espacio, y el resultado termina mostrando que quizás ella hubiera sido una mejor opción. Esa idea se evalúa hoy, y no habría que descartar que sea Bullrich quien encabece en 2023 si el escenario político se sigue corriendo a la derecha en la Ciudad.

A esto se le suma la ya consolidada reaparición de Mauricio Macri, quien se encargó de dejar en claro con sus declaraciones y sus acciones que no piensa bajarse del centro del escenario opositor. Su acercamiento con Javier Milei constituye un riesgo para la estrategia de Rodríguez Larreta, que se verá en una disyuntiva si al interior del PRO se le consolida una opción más radicalizada a la derecha. “No tenemos que caer en  ambiciones individuales que pongan en tensión nuestro espacio” avisó el ex presidente. La frase, que bien podría estar dirigida a él mismo, parece un aviso hacia su ex vicejefe de gobierno sobre que cualquier intento de limitarle su despliegue político en los próximos dos años será interpretado como un signo de ruptura.

Por último, el ya mencionado resurgimiento del radicalismo también jaquea el mapa que Larreta soñó como saldo de este 2021. Fue el propio Facundo Manes quién advirtió que “la coalición que existió entre 2015 y 2019 no existe más”, que “en esta elección la UCR se puso de pie” y que “el radicalismo va a luchar por liderar”. Con otros radicales pesos pesados como Gerardo Morales o Alfredo Cornejo anotados desde hace rato en esa postura, es de esperarse que la UCR esta vez sí vaya a fondo en la disputa con el PRO por representar la oposición al peronismo.

En la provincia, en el país y en la CABA, lo que deja el proceso electoral de este año es una disputa abierta en la oposición. Con todos los flashes apuntados a las internas del Gobierno entre las PASO y las generales, la derrota heroica festejada como triunfo por el oficialismo pateó la pelota al otro lado de la cancha, y a pocos días de los comicios ya empiezan a volar dardos cruzados en Juntos por el Cambio. La hábil jugada del peronismo de ponerlos en la situación de tener que explicar que en realidad ganaron, cuando la diferencia en el país fue de ocho puntos, hizo temblar la estantería opositora. Con dos años intensos por delante, todavía hay mucha agua por correr bajo el puente cambiemita y nadie sacará sus líneas del agua, a la espera del pez más gordo que puedan enganchar.