La pandemia no frenó la carrera de cara a las elecciones del año que viene y los movimientos en la oposición, lejos de aminorarse, se intensificaron en las últimas semanas. Los patitos todavía no están todos afilados, pero Juntos por el Cambio se encamina a reordenar su interna y no deja de buscar competitividad electoral en 2021. Abundan las reuniones vía Zoom, por arriba y por abajo, crecen las tensiones y surgen amenazas de armar sub-bloques. Cada estructura hace su propio juego y nadie se baja del ring. Mientras tanto, aflora una novedad: en la Provincia, al menos, ya se habla de la famosa “ancha avenida del medio”, reconvertida en una “opción de centro”, como una renovación política del espacio. Siempre, bajo la conducción indiscutida de la ex gobernadora María Eugenia Vidal: nadie mide como ella.

Así como la “ancha avenida” fue utilizada por una parte importante del peronismo no kirchnerista entre 2016 y 2019 para ganar espacio electoral, hoy parece que esa es la estrategia de Juntos por el Cambio para ganar el suyo propio. “Ir por el centro y seguir a Vidal”, se escucha al unísono entre los dirigentes opositores consultados por Diagonales de la primera y la tercera sección electoral. “Ya hablamos de esperanza y de alegría, ahora es tiempo de rearmar en la provincia un espacio nuevo, pero lejos de los extremos”, especulan.

Esta oposición de centro que comandaría electoralmente Vidal y que se aleja de los extremos, se distancia a la vez de quienes conducen el Pro a nivel nacional y representan ese “extremo”: Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Y apuesta a construir una oposición que sostenga un vínculo sensato con el oficialismo de la provincia de Buenos Aires, por lo menos, hasta que pase la pandemia. Habrá que ver si se sostiene en el tiempo.

De todas formas, la preocupación a futuro de la dirigente más importante del PRO pasa por otro lado. Si bien tiene claro el “camino del centro”, no todo el mundo responde de la misma forma. En la oposición provincial hay un grado bastante alto de horizontalidad, y de notable acefalía política, que queda expuesta cuando los intendentes y los aliados del espacio tienen que posicionarse sobre las distintas decisiones que se toman en la gobernación, hoy ocupada en contener la pandemia, lo que ocupa prácticamente toda la agenda pública.

Sin ir más lejos, pese a la tregua con Kicillof, los intendentes siguen disconformes. “Los intendentes tenemos recursos muy chicos para solventar esta crisis”, repiten voces cercanas al intendente Néstor Grindetti ante la consulta de Diagonales. Otro intendente opositor enojado con los monólogos del actual gobernador Kicillof, sostuvo: “El gobernador no puede decidir absolutamente todo, él no conoce el territorio”. El problema podría ir escalando si la crisis se estira mucho más.

Frente a este ruido interno, y luego de semanas de inactividad, la ex gobernadora armó una mesa chica por Zoom (por razones obvias de su salud) de la provincia de Buenos Aires junto al intendente de Vicente López, Jorge Macri; el intendente de Trenque Lauquen Miguel Ángel Fernández; la diputada provincial de la Coalición Cívica Maricel Etchecoin y el ex vice gobernador (¿radical?) Daniel Salvador, para discutir la situación actual de la provincia y ordenar a la tropa propia.

LA INTERNA RADICAL EN LA PROVINCIA

Un importante dirigente radical de la provincia de Buenos Aires recuerda en diálogo con Diagonales los años dorados de la coalición y señala que la sumisión ortodoxa a la vieja escuela y al núcleo duro del PRO los llevó donde están hoy, o sea en el llano. Y arriesga: “Emilio Monzó, Rogelio Frigerio y Martín Lousteau son las principales figuras de Juntos por el Cambio en la postpandemia, independientemente del nombre que adopte”. Vidal no es una apuesta para ese sector, sino más bien una realidad a la que adaptarse.

El dirigente, parado en la vereda de en frente de Salvador, afirma que el poder de Vidal es “el poder de las encuestas”. Aunque insiste: “con el núcleo duro del PRO no alcanza”. Durante la charla que mantuvo con Diagonales, la conversación retomó la apuesta de coalición de Gualeguaychú, cuando un no tan outsider de la política, Mauricio Macri, se proyectó a la Casa Rosada. Apuntó contra el ex vicegobernador Daniel Salvador, aliado de la ex gobernadora, y sostuvo: “El radicalismo no puede ser llevado donde quiere él, la renovación del radicalismo no pasa por el número del DNI, ni por repetir los mismos errores”.

Maximiliano Abad, quien responde a Daniel Salvador y es jefe de Bloque de Juntos por el Cambio en la cámara baja bonaerense, tiene unos cuantos años menos que el promedio del radicalismo y buscará presidir el comité provincial de la UCR en las elecciones de fin de año. Del otro lado, Gustavo Posse, actual intendente de San Isidro, con una larga trayectoria en el radicalismo. Ambos dicen representar la renovación del partido, pero las diferencias pasan por el tipo de vínculo con el PRO.

Si las definiciones internas se toman a partir de las encuestas, Vidal es indiscutida. Sin embargo, con las mediciones no alcanzan, hay que sostenerse en el tiempo y en la agenda. La reciente reunión con Martín Lousteau, Horacio Rodriguez Larreta, Emilio Monzó y que Rogelio Frigerio no logró llegar, confirma una estrategia común, y de tensiones que quieren trabajar y resolver juntos. Esta mesa política nacional sabe qué partido propio no les va a faltar, y que las tensiones con el núcleo duro macrista van a continuar. Es sabido que el partido Movimiento de Integración y Desarrollo (MID), fundado por el abuelo de Frigerio y el padre de Horacio Rodríguez Larreta tiene personería nacional. Ganas de presionar no le faltan.