Tal como anticipó Diagonales el último jueves el candidato presidencial del MAS, el partido liderado por el presidente boliviano derrocado Evo Morales, será el ex ministro de Economía Luis Arce. Una serie de acontecimientos informativos hacían pensar que el primer presidente indígena de su país se apoyaría en Arce paga ganar la interna electoral de su movimiento, donde una corriente propugnaba por la candidatura del ex Canciller David Choquehuanca, que finalmente será el número dos en el vértice de la boleta.

En principio, la militancia del MAS más leal a Evo, una base social de contornos campesinos y aymaras, de anclaje territorial en la periferia de las grandes ciudades de la zona occidental, concentró esfuerzos de forma visible en sus redes sociales la semana pasada para jerarquizar la figura del ministro Arce Catacora como el relevo electoral de Morales más adecuado para la actual etapa política. En paralelo Diagonales consultó el último viernes a una fuente política radicada en México, un ex funcionario del MAS que trabajó en temas de comunicación para el denominado proceso de cambio, y constató en base a su testimonio que el ex ministro de Economía –el Axel Kiciloff de Morales, su ministro estrella, a cargo de dicha cartera 13 de los 14 años del ciclo de Evo, el artífice del milagro económico boliviano- estaba viajando desde tierra azteca a la capital argentina para participar del cónclave que se realizó ayer en el Hotel Bauen. Luego, el día sábado, el propio ex mandatario boliviano reunió en una misma foto a los tres dirigentes que competían en ese momento para encabezar la lista: Luis Arce, David Choquehuanca y el también ex Canciller Diego Pary.

La decisión tomada ayer visibiliza dos hechos: la preeminencia de la voz de Morales en el interior del MAS, y la capacidad de Evo por leer un sensible momento político de su país que reclama a su movimiento un recambio táctico electoral en la cumbre del partido. El también dirigente cocalero entendió que la actual coyuntura, ya sea por la represión del régimen y el consecuente temor de la población en adherir al MAS o, ya sea por las críticas suscitadas en la militancia popular en relación a la incapacidad de Morales de anticipar el golpe, ameritaba una fórmula política componedora. Una jugada de ajedrez electoral astuta y cerebral, semejante a la desplegada por la ex presidenta Cristina Fernández cuando comunicó que el candidato ideal del Frente de Todos para vencer al macrismo era el actual mandatario Alberto Fernández.

Luis Arce posee un perfil político donde realzan sus acciones como cuadro técnico, un exponente de la formación económica heterodoxa, que ha logrado implementar un programa comercial donde la inflación anual nunca llegó a los dos dígitos y donde la moneda nacional, el peso  boliviano, volvió a ser fuente de ahorro y crédito. Es decir con la designación de Arce el presidente depuesto boliviano fuerza a la actual coalición golpista a debatir ejes de campaña que no son de su agrado: fundamentalmente el bienestar económico de la población y cuáles son las estrategias a implementar para conducir a un proceso de desarrollo y autonomía política.

“Luis Arce Catacora, ministro de Economía desde el inicio del gobierno de Morales –excepto por una pausa de un año por enfermedad– es el principal artífice de las evonomics. Para Arce, la estabilidad, es decir, el equilibrio macroeconómico, es «un patrimonio del pueblo boliviano» y debe conservarse. No tiene que ser una tarea del Fondo Monetario Internacional (fmi), como ocurría en el pasado, sino de un programa monetario y fiscal aprobado por el Ministerio de Economía y el Banco Central, que defina la cantidad de dinero que pone el Banco Central en la economía, a fin de alentar la actividad económica sin crear presiones inflacionarias”, explica parte de la receta exitosa de Arce el especialista Fernando Molina en un artículo para la revista latinoamericana Nueva Sociedad en base a su lectura del libro Modelo Económico Social Comunitario Productivo Boliviano, escrito por el actual candidato presidencial del MAS. A corto plazo, Arce Catacora tendrá una misión tan difícil como fue para él en su momento doblegar la inflación y estabilizar al peso nacional: derrotar en las urnas a una coalición golpista.