Mucho se ha hablado desde 2012, cuando se empezó a sentir la restricción externa, acerca de cuál es el saldo de divisas que genera cada sector de la economía.

En este pequeño informe, vamos a mostrar el saldo de divisas que registra el Banco Central (BCRA) para cada sector, separados en bloques según el acumulado en dólares, para los períodos 2003 a 2007, 2008 a 2011, 2012 a 2015 y, finalmente, para 2016 y 2017, durante el gobierno actual.

Los saldos son totales, si uno quisiera podría mirar por concepto, es decir, comercio de bienes, servicios, fletes, rentas, remisión de utilidades, inversiones, compra de títulos, créditos entre otros muchos. Aquí sólo vamos a ver el resultado total.

¿Cuál es la riqueza de este análisis? Que permite ver cuáles son los sectores que más divisas ingresan en total y que mayor déficit tienen.

De este modo, pasemos a los datos, que hablan por sí mismos.

En el primer bloque se presenta un resumen de los principales sectores con el saldo acumulado entre 2003 y 2007. El saldo total tan alto de este primer bloque se relaciona con la baja cantidad de egresos de divisas, ya que la plaza estaba bastante seca, y con la aceleración de las exportaciones netas.

Como podrá verse, en todos los bloques oleaginosos y cerealeros es la rama que mayor saldo de divisas presenta, mientras que la industria automotriz es la que mayor déficit tiene. 

A continuación se muestra el bloque 2008 a 2011. En este caso cabe destacar la aceleración de la minería (recordemos que en este tiempo pagaban retenciones, o derechos de exportación) respecto del período anterior. Asimismo, entidades financieras muestra una salida del doble del acumulado del período presentado anteriormente.

Es preciso llamar la atención sobre el importante monto acumulado total del primer bloque, a diferencia de los siguientes. 

El bloque anterior tuvo como principal cuestión, que afectó el movimiento normal de divisas, la pelea con el campo, que se saldo de forma neutra porque no generó cambios normativos en los derechos de exportación, sin embargo, la desconfianza de los sectores transnacionalizados ya existía, y esto, por otro lado, se condice con el récord de fuga de divisas que hubo en los años 2008 y 2011, cosa que no se expresa en estos cuadros.

Seguidamente, nos metemos en el último bloque del kirchnerismo, aquí se transita con el llamado "cepo" cambiario que amedrentó a muchos de los sectores involucrados en este debate. Dado que ante la restricción externa, patente desde 2011, el empresariado se vio impedido de mover divisas libremente, y en todos los casos debió justificar o ser creativo para poder hacerlo. El atraso cambiario aquí se vincula con un comercio cada vez más deficitario.

Como conclusión, esta información permite pensar políticas cambiarias combinadas con industriales. En efecto, resulta imperante bajar con sustitución de importaciones a las ramas con mayor déficit y aprovechar la creación de valor agregado en las ramas superavitarias de manera tal de vincular estos números positivos con el empleo, para apuntar a un modelo de inclusión y trabajo vinculado con la sustentabilidad cambiaria.