La capital del Virreinato del Perú y la ciudad más importante de América del Sur durante la colonia me adoptó sin preguntarme, lo que sería una visita de un mes o dos terminó siendo de dos años y medio. Es que Lima atrapa con su historia, los edificios modernos, la gastronomía, el turismo, la música y la diversidad cultural.

Lima es la segunda ciudad más grande del mundo construida sobre un desierto después de El Cairo y su ubicación a orillas del océano Pacífico explica su extraño clima subtropical, desértico y húmedo con una temperatura media que ronda los 22 grados.

Aquí lo moderno y la historia conviven perfectamente, el Centro Histórico de Lima fue declarado Patrimonio de la Humanidad en el año 1988 por la Unesco, con edificios tales como el Palacio de Gobierno, la Basílica Catedral Metropolitana y el convento de Santo Domingo, entre muchos otros edificios de la época de la colonia.

El centro financiero está ubicado en el distrito de San Isidro, mientras que Barranco y Miraflores están pensados para los millones de turistas que vienen cada año con sus espacios de arte y música, modernos centros comerciales, parques, restaurantes y playas donde se puede practicar surf, parapente y otros deportes.  

Párrafo aparte para lo que a mi juicio es la peor parte de la ciudad el tráfico caótico y los medios de transporte. Tuve que acostumbrarme a las mototaxis (aunque no circulan en todos los distritos), a negociar el precio del taxi antes de subir al coche, a las "combis" o minibuses con sus cobradores vociferando la ruta que realizan y que circulan a toda velocidad algunas veces infringiendo las normas de tránsito, y a los conductores particulares que no parecen conocer las luces de giro ni el derecho de paso.

Lima es también considerada la capital gastronómica de Latinoamérica, en la cocina peruana se funden la china, la española y la indígena tanto del altiplano o de la selva, logrando una combinación de sabores única que le ha dado prestigio internacional.  Acá se puede comer en restaurantes y bares de alto nivel de conocidos chefs, en los mercados de barrio y  también en los puestos callejeros que además de ser una opción práctica y económica, ofrecen una variedad increíble que va desde desayunos con sándwiches y jugos, postres y picarones hasta platos como ceviche, chanfainita, anticuchos y pollo broster.

Aquí la religión ocupa un lugar muy importante, más del 80% de la población peruana es católica y en Lima hay muchísimas iglesias, como la Basílica de San Francisco con sus catacumbas o la catedral de Santa Rosa. La celebración religiosa más importante es la del Señor de los Milagros que se lleva a cabo en octubre. También hay una mezquita ubicada en el distrito de Magdalena del Mar y una sinagoga en Miraflores.

Como pueden ver, Lima es una ciudad cautivante, tiene tantos matices, tanta diversidad que no tengo dudas que de la misma manera que me atrapó a mí, también los encantará.