El cielo gris no deja lugar a dudas, estamos en Londres. La estación de buses de Victoria nos recibe con su marabunta no londinense, porque si algo tiene de llamativo esta ciudad es la cantidad de gente que la habita sin pertenecer a ella. 

La nubosidad y el cielo húmedo impregnan de nostalgia a una ciudad que corre rápido para no perder nunca su centralidad artística y financiera a nivel mundial.

Los días pasan. Londres no admite una hojeada, exige tiempo y paciencia. La ciudad es grande y condensada. Después de una semana uno puede seguir descubriendo barrios y rincones con personalidad y excentricismo Westminster, centro histórico de la ciudad alberga el Big Ben, la Catedral y abadía de Westminster y el famoso London Eye; Victoria, emplazamiento del Palacio de Buckingham y el Hyde Park, pulmón verde de la capital; la zona de Trafalgar Square y el Soho centro neurálgico de la metrópoli y Candem a tres kilómetros del centro, caldo de cultivo de la vanguardia londinense; son algunas de las opciones más populares.

Pero Londres es mucho más que sus edificios paradigmáticos, esta ciudad rebosa de cultura. Del Museo Británico que atesora reliquias de la historia mundial como la Piedra de Rosetta al Tate, Museo de Arte Moderno, que nos permite apreciar una de las más completas colecciones de obras del arte moderno, pasando por numerosos museos y galerías para todos los gustos e intereses. Desde Davie Bowie, Pink Floyd y The Rolling Stones hasta Amy Winehouse pasando por muchos de los más reconocidos artistas y bandas a nivel mundial; Londres es bares, música y talento por doquier.

El río Támesis es una buena guía para organizar cualquier paseo, los monumentos centrales de la capital inglesa están desparramados por su rivera. Entre el puente de Westminster hasta el puente de La Torre, puente levadizo de estilo victoriano, se emplazan los principales sitios de interés. Otra opción es usar la red subterránea más antigua del mundo para desplazarse por la ciudad, considerando que muchas veces el clima no acompaña el paseo al aire libre.

Vibrante y sin sol, Londres es la ciudad más cosmopolita y multirracial que conocí. Aquí, más de la mitad de la población es extranjera y esto otorga a esta urbe una particularidad que ninguna otra posee lo londinense es principalmente la mixtura, un carácter que se forja en la mezcla, en la combinación milimetrada de la esencia de múltiples idiosincrasias a lo largo de los siglos sin que ellas se fundan en una sola. Sus calles son escenario de una tensión permanente donde cada grupo construye con ahínco su pequeño mundo, mientras los londinenses que son menos de la mitad de la población reclaman privilegios de propiedad que pareciera- ya no les pertenecen.