Al Qahira la fuerte, la victoriosa, la madre de todas las ciudades; son algunos de las tantas maneras de nombrar a la ciudad de El Cairo.

En la escuela secundaria tuve una gran profesora de historia antigua, Améndola, quien despertó en mi un enorme interés por la tierra de los faraones y desde ese entonces fue mi gran sueño, hasta que en el buen año 2015 pude hacerlo realidad.

Tras un vuelo larguísimo, con escala incluida de 6 horas, aterrizamos en el aeropuerto donde no pude evitar que se me escapasen algunas lágrimas por la emoción que generan los sueños cumplidos.

Abdul, nuestro coordinador durante el viaje, ya nos esperaba para comentarnos todo nuestro itinerario, al que no pude prestar demasiada atención, ya que el cansancio me vencía. Camino al hotel pude observar la autopista repleta de autos y rodeada de carteles con letras, o mejor dicho tal vez, con símbolos enormes y brillantes que mostraban hombres sonrientes con una curiosa marca en la frente, que luego sabría, era la marca de la devoción y el rezo.

La mañana siguiente con la luz del sol iluminando, sentí que había entrado a un mundo de sonidos, letras y vestimentas, completamente diferente al mío.

En la ciudad viven aproximadamente 9 millones de habitantes, en su mayoría musulmanes, habiendo otras religiones como la católica y una ínfima población de judíos. Es la mayor ciudad del mundo árabe, de Oriente próximo y de África.

Su movimiento es constante desde el amanecer; con autos, colectivos y tuk tuks circulando por las calles sin semáforos, donde sólo los valientes se atreven a cruzar de vereda.

Es raro ver a las adolescentes y mujeres con el cabello cubierto, más aún si son casadas, ya que visten con túnicas largas y velos que sólo dejan ver sus profundos ojos color azabache.

Ir de recorrida a los mercados, como el de Jan-el Jalili, es como haber entrado en un túnel del tiempo. Pueden comprarse lámparas, objetos de bronce y marfil de épocas de antaño, luego de haber regateado el precio para no desafiar las costumbres locales. La mejor parte es la tienda de perfumes, donde puede conseguirse la esencia pura, que las grandes marcas francesas utilizan en sus fórmulas, pero que no tienen los bellos recipientes de vidrio trabajados artesanalmente.

Imposible no mencionar a las pirámides, siendo las más famosas las de Giza. Son tumbas de faraones, construidas mucho tiempo antes que Cristo y por las que aún hoy no logra descifrarse el misterio de cómo fueron levantadas, habiendo teorías varias, incluyendo la de seres extraterrestres.

Bonaerenses por el mundo Por las veredas de El Cairo

A lo largo de los años, numerosas culturas fueron dejando su huella, que hoy podemos apreciar a través del Barrio Copto, alguna sinagoga pérdida, la ciudadela de Saladino con su famosa mezquita y tantos otros lugares ahora convertidos en distintos museos.

Además del contraste cultural, las diferencias de clases sociales se hacen notar, por un lado se ven enormes y modernos edificios y por otro, hay familias enteras viviendo en los patios de las tumbas de las familias adineradas, tales como la del difunto novio de Lady Di.

El Cairo, ciudad de las mil maravillas, donde fui famosa por unos días al ritmo de las selfies que niños y adolescentes pedían sacarse conmigo, con la extranjera de la ropa rara que dejaba ver sus tobillos.