En estos días la organización de la sociedad civil Transparencia Electoral presentó el primer estudio de percepción del electorado. El primer distrito seleccionado fue el de la provincia de Buenos Aires, el más importante desde el punto de vista demográfico, representa el 40% del padrón nacional.

Desconfianza. En primer lugar, hay que resaltar la desconfianza general de los bonaerenses en el sistema electoral. Esta desconfianza no se basa tanto en hechos constatables, dado que el 74,2% de los consultados aseguró que en el proceso electoral 2015 no observó ninguna irregularidad en su centro de votación. Sin embargo, para el 73,4% la posibilidad de un "fraude" es entre muy probable (34,3) y algo probable (39,1). Lo que se podría inferir de esta respuesta es que la desconfianza va más allá de lo que se "ve"

Una respuesta que preocupa se relaciona con la siguiente pregunta: ¿confía en la correcta contabilización de su voto? El 31,2% entiende que no. 

Al precisar sobre los actores intervinientes, estos inconvenientes volvieron a surgir. El 22% presenta algún nivel de desconfianza sobre las autoridades de mesa (18,8% confía poco, el 3,2% nada). Este nivel aumenta en cuanto a los fiscales partidarios. Se eleva al 31,7% (24% confía poco, 7,7% nada). La crisis de confianza sobre la justicia, en general, también se advierte ante la justicia que entiende en materia electoral: el 40,3% manifiesta reparos (29,4% confía poco, 10,9% nada). El Correo Argentino, encargado de gran parte de la logística electoral, tampoco sale indemne. El 25,1% confía poco y el 7% nada.

El proceso electoral, entonces, se muestra complejo, compartimentado y con muchas intervenciones. Y pareciera que esta diferenciación funcional hace que la idea de control ciudadano se debilite. La desconfianza en el sistema electoral es muy corrosiva. Si no se trabaja para evitar que se expanda, las consecuencias pueden ser nocivas

Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO). Para el 60,8% las PASO no son "útiles" y para el 58,4% deberían dejar de ser obligatorias. Sin embargo, el 65,9% asegura que votaría en caso de no ser obligatorias. Esto nos permite inferir que en realidad no hay un cuestionamiento a la "herramienta" sino al poco compromiso de las fuerzas políticas con la competencia electoral y la participación. Sentido común. "Si hay una oferta interesante participo, de lo contrario, me quedo en casa". En esta respuesta hay un reclamo a los partidos políticos que encontraron un atajo para no cumplir con el espíritu de la norma.

Tecnología y Elecciones. El 56.8% de los consultados bonaerenses entiende que se debería incorporar tecnología en los procesos electorales. No parece forzado relacionar la introducción de esta sección con el voto de los consultados en segunda vuelta de 2015. El 81,9% de los que votaron por Mauricio Macri considera que debe incorporarse tecnología. En cambio, solo el 34,5% de los que votaron por Daniel Scioli, el candidato del Frente para la Victoria, comparte esta posición

Boleta Única, Voto Electrónico y Boleta Partidaria. El 38% de los consultados optaría por el voto electrónico. El 37,5% prefiere seguir con el sistema de boletas partidarias y, por último, el 20,1%, se inclina por la boleta única. Por lo tanto, 6 de 10 consultados quiere un cambio en la forma de votar. En este punto, otra vez emergen con fuerza las diferencias partidarias. El 66,5% de los que votaron por Macri en 2015 optaron por el voto electrónico. El 53,3% de los que votaron por Scioli quieren seguir con el sistema actual de boleta partidaria y solo el 20% prefiere el voto electrónico. 

Partidos Políticos y Prácticas Electorales. El trabajo confirma que hay un cambio cultural en los electores. Hay algunas prácticas que eran naturalizadas y por lo tanto no problematizadas. El 88,2% de los consultados consideró como "grave" el robo de boletas (72,5% muy grave, 15,7% grave). Ya no se trata de una "avivada" o de la imposición aceptada del partido que sí puede poner un fiscal en cada mesa. Esta respuesta refleja el positivo cambio con relación a prácticas que hasta hace poco eran considerados "normales".

Esta encuesta inédita que Transparencia Electoral le encomendó a Gustavo Córdoba y Asociados refleja, por sobre todas las cosas, a un nuevo elector. Un elector que cuestiona las malas prácticas electorales y la poca predisposición de los partidos políticos a ampliar la participación. Esto ha quedado reflejado en una respuesta contundente: El 93,3% entiende que los partidos políticos deben asumir un compromiso con el juego limpio electoral. El 75,5% aseguró que dejaría de votar a los partidos políticos que no asuman algún tipo de compromiso con el juego limpio electoral. Todo un desafío para la renovación partidaria aún inconclusa y para las autoridades nacionales y provinciales que ahora tienen insumos para construir una nueva y más inclusiva agenda de trabajo.