Argentina necesita redefinir su matriz productiva hacia una mayor diversidad sectorial, sustentabilidad, competitividad internacional y generación de empleo. Fracasado el intento setentista, la agroindustria aparece como la actividad transformadora. ¿Qué es hoy la agroindustria?

Más que insumos para comidas caseras, son  productos sofisticados lindantes con pro-bióticos y nutracéuticos; además, se suman dos "ingredientes" bioenergías el inicio del fin de la era de los combustibles fósiles y la infaltable crisis local-  y biomateriales -respuesta al problema de los materiales no degradables-. Además de alimentos baratos, sanos e inocuos, la sociedad le pide a la agroindustria que lidere el modelo de desarrollo del siglo XXI. Demandas ampliadas requieren ensanchar la producción agroindustrial.

El camino no es sencillo, pero es viable como opción real. Fundamentemos el optimismo el punto de partida es la virtuosa producción primaria que últimamente dio un salto tecno-productivo inédito, "la base del equipo está". Luego los senderos se bifurcan no perder el ritmo innovador primario  ¿agricultura/ganadería de precisión?- y, en simultáneo, industrializar "lo biológico"& y  cambiar el perfil exportador granelero por otro de alimentos sofisticados, biocombustibles y, ¿por qué no?, biomateriales. Sumar industrialización inteligente a la agricultura sustentable.

Fijado el norte industrial -políticamente correcto- surge que el grueso de los actuales mecanismos promocionales no se ocupa prioritariamente de la agro-industria. La inercia regulatoria e institucional favorece a las industrias fordistas del siglo pasado sueñan con transformar las -concentradas- armadurías metalmecánicas y electrónicas en sectores integrados; a pesar de su base empresaria local y su localización regional, poco apoyo reciben las "manufacturaciones" que parten de "lo biológico". Siendo corta la manta de los recursos, tapar a algunos irremediablemente destapa a otros.  Varias iniciativas gubernamentales recientes energías renovables, reintegros a algunas agro-industrias exportables- auguran vientos de cambio. Son acompañadas por silenciosas apuestas empresariales... Que votan con inversiones.

A poco de andar estas iniciativas los semáforos impositivos le restan velocidad competitiva. Es el iceberg de una dificultad mayor un Estado diseñado para promover y regular otro tipo de industria. La agroindustria requiere privada y socialmente- de un enfoque renovado e inteligente. Acciones pro competitivas en mercados externos, innovación, diseño, marca, trazabilidad, nuevos canales comerciales ¿e-commerce? son esenciales y van más allá del tradicional a veces innecesario- financiamiento barato a largo plazo. Requiere una nueva relación público-privado para proyectarse al tentador mercado mundial.

Paciencia y perseverancia para el camino y mayor audacia en la apuesta social son recomendables. Cuando el desarrollo agroindustrial pase de quimera a realidad la "mesa de los argentinos" estará garantizada.