Desempleo: ¿un problema coyuntural para la clase trabajadora?
Es difícil dar una caracterización acabada en pocas líneas de la clase trabajadora argentina, pero uno de los elementos que no debería dejarse de lado en cualquier descripción es el peso que en las últimas décadas ha adquirido aquella parte de la población relativamente sobrante para el capital
Una de las formas más conocidas en que se manifiesta esta relación de la población trabajadora con el capital es el desempleo. Con oscilaciones, ha crecido en nuestro país, claramente desde mediados de la década del ochenta hasta comienzos de este siglo, pero posteriormente sufrió una fuerte reducción, lo que para muchos hizo pensar que el problema se encontraba en vías de superación. Sin embargo, muy pronto la tasa de desocupación quedó estancada en niveles que no llegaron a perforar un piso que, durante la década del sesenta y hasta la década del setenta, había constituido un techo muy excepcionalmente superado.
En los últimos años la sociedad argentina ha sido acostumbrada a tolerar como “baja” lo que hace medio siglo era considerada una desocupación “alta”.
Mirado en el largo plazo ha habido un cambio en los márgenes en los que oscila la tasa de desempleo. Este cambio ya nos permite suponer que no se trata de una cuestión meramente coyuntural, pero no es suficiente para darnos una imagen del volumen que alcanza esta población. Porque aunque se asocie inmediatamente con el desempleo, se trata sólo de una de las formas, la más abierta, en que se expresa esta sobrepoblación. Pensemos, por ejemplo, que si un desocupado ayuda circunstancialmente a un familiar a producir comida para vender en una feria, ya queda consignado en la estadística como “ocupado”. Si una joven cuida a un niño o anciano a cambio de una mínima remuneración, también. Y lo mismo si un obrero sin empleo consigue alguna changa de reparaciones domésticas. Así, una masa importante de población puede aparecer como ocupada, cuando en realidad, su lugar para el capitalismo es… Ser excedente y, precisamente, es por eso que busca subsistir en base a changas irregulares o trabajos ocasionales.
Pero ¿qué volumen alcanza esta superpoblación considerando todas sus formas? Contando a todos los que la estadística consigna como desocupados, subocupados, con trabajos inestables, pobres, etc., se trataría de, como mínimo, casi dos terceras partes de la clase trabajadora asalariada.
Pocas veces se tiene en cuenta este volumen y por eso, señalamos al comienzo que es una de los rasgos inescapables si pretendemos describir a la clase trabajadora hoy. Si, como vimos, además agregamos que esta masa considerable persiste con oscilaciones en su volumen a lo largo de varias décadas, nos está indicando algo más. Su persistencia tiene un carácter crónico, atraviesa sucesivos ciclos de crecimiento económico y recesión y atraviesa también diferentes gestiones de gobierno, las cuales en el mejor de los casos logran paliar algunos de sus efectos, aliviando las condiciones de vida de esta población, y en el peor, intentan desentenderse de ella. Esto señala un problema que trasciende las coyunturas económicas y las políticas de gobierno. Y nos obliga a preguntarnos si no se trata de una condición impuesta por la propia forma capitalista en la actual fase.
*Sociólogo e investigador del Programa de Investigación sobre el Movimiento de la Sociedad Argentina/ CONICET.