Los jóvenes tenemos un rol fundamental en este nuevo proceso de la historia, y es el de empezar a cambiar el enfoque de discusión y de acción política. Sabemos muy bien que el avance de la tecnología y la globalización llevaron a que la sociedad se ahogue en un sistema de consumo, donde el eje principal de discusión ya no es la vida humana, sino la economía y el deseo ilimitado de consumo.

Hoy vemos en jóvenes de nuestra edad un marcado desinterés en las cosas que verdaderamente deberían importarle, la política, la sociedad, la salud y esto es producto de un aparato propagandista mundial que se llama capitalismo y que quiere imponernos la idea de que "si no tenemos, no somos parte". Este sistema de consumo, como explica bien Francisco en Laudato Si, también deja al margen de la discusión política al medio ambiente, que es lo que garantiza nuestras vidas, y que cada vez dañamos sin darnos cuenta que ese daño nos lo producimos a nosotros mismos y a nuestros hijos, y no hay que irse a la capital china para darse cuenta del daño ambiental que estamos viviendo.

En Argentina tenemos claros ejemplos de que el medio ambiente no es un tema prioritario en los gobiernos como cuando vemos que se les da la espalda a históricos reclamos sociales como se dio en la ciudad de Famatina en La Rioja en contra de la mega minería a cielo abierto, como lo es la actual lucha contra el fracking o como es la pelea de años que viene desarrollando la ciudad de Gualeguaychú y todo el pueblo entrerriano contra las plantas de celulosa instaladas en el río Uruguay.

A su vez, Francisco bien explica que este sistema de consumo genera que los excluidos sociales sean personas "descartables"; por ejemplo, cada vez que voy a Buenos Aires veo más personas construyendo abajo de una autopista y eso está a la vista de todos, son miles los argentinos en el interior del país que toman terrenos fiscales y construyen ranchos porque desde el Estado no se les brinda la vivienda digna que la constitución nacional aclama, como podemos verlo en el barrio "El Porvenir" de Formosa capital o el barrio "Perejil" de Paraná Entre Ríos.

Los jóvenes tenemos la responsabilidad de volver a valorar la vida, los valores, el medio ambiente y los derechos humanos de las personas