El desacople
Una palabra que para algunos es la clave para combatir la inflación en este contexto, para otros es el concepto que articula el relato populista para ir en contra del sector “más productivo” de la Argentina: El agropecuario. En esta nota intentaremos pensar acerca del desacople de los precios internos
La maldición
La diputada nacional Fernanda Vallejos cometió “el error”, marcado por columnistas y/o periodistas interesados, de decir que “el mal de la Argentina era exportar alimentos”. Es que la diputada desde el principio tiene mala prensa. Pero lo que dijo es una verdad de Perogrullo. Una verdad que tiene dentro dos verdades que hacen que la producción de alimentos sea una “maldición” para nuestro país. Primero, porque no existe país desarrollado y más o menos igualitario que solo exporte “alimentos” (en otro tiempo se los llamaba “materias primas”, hoy se los llaman “commodities”). Segundo, porque aquellos empresarios que producen alimentos (el complejo agroindustrial diríamos) quieren sacar mayores ingresos por lo que producen, como acontece en el sistema capitalista en general. Ello significa que prefieren vender toda su producción al mejor precio, que por lo general son los precios en dólares del exterior, es decir prefieren venderles en “dólares” a los argentinos que cobran en pesos. Ambas cuestiones afectan la forma de vivir de los Argentinos, y construyen la “maldición” que la diputada deslizó.
Industrias artificiales
Los sectores de poder en la Argentina ganaron la cabeza de los argentinos replicándoles que no son buenos para nada, pero en particular, que no son buenos para las actividades industriales. De allí surge la idea que no había que generar “industrias artificiales”, lo de la Argentina era la “industria” del campo. Tan profunda es esa mirada acerca de las posibilidades de la Argentina, que los propios industriales “invierten” en el campo (Jauretche dixit). En vez de reinvertir y mejorar la productividad de su industria, o de la rama industrial de la que son parte, en vez de sustituir importaciones, prefieren “invertir” en el campo.
Aquellos países que fueron pioneros en la industria (Inglaterra, Francia, Alemania, EEUU, entre otros) o que tuvieron un proceso de industrialización sistemático en los últimos 70 años (Corea, China, Rusia, entre otros) logran productos más baratos y de mejor calidad, que los que puede lograr la industria en países como el nuestro. Porque esos países, en términos estratégicos, decidieron fortalecer su industria y no depender del sector agropecuario para el desarrollo de sus economías. En la Argentina, que tuvo un proceso industrial accidentado, los niveles de productividad, el precio y la calidad de los productos son “caros”, pero si no se hace el esfuerzo, el país depende de los precios mundiales de las materias primas. Que cuando aumentan, complejizan los precios en el mercado interno.
El desarrollo desde afuera
En principio, parecería que el desarrollo de la Argentina depende y/o dependio siempre de las ventas que el país puede realizar en el exterior. Esta idea, tan generalizada por ese actor abstracto llamado “El campo”. Decimos abstracto, porque no son lo mismo los pooles de siembra, los grandes propietarios de tierras, las exportadoras, que los peones, los pequeños propietarios y los pueblos de interior en donde “la riqueza” generada por el campo, no se “derrama”. Pero es cierto, hace 150 años que las exportaciones más importantes de la Argentina son del sector agropecuario. No compete en esta nota, pero dicho proyecto de país fue fruto de una política de los sectores dominantes en la Argentina. La principal prioridad de dicho sector, es abastecer primero el mercado internacional y volcar lo que sobra al mercado local. Todos los países que son desarrollados, con su producción, primero abastecen a sus mercados internos para después volcar sus sobrantes al mercado mundial.
Pero como la prioridad es el exterior, los precios los fija -en la mayoría de los casos- el mercado mundial. Los que manejan la producción del campo, que no siempre son los que producen, pretenden sacar lo mismo vendiéndole al mercado mundial que a los argentinos. No hay jerarquía, ni conciencia social de Nación. No hay solidaridad con el conciudadano. Cuando los precios internacionales suben, como acontece después de la pandemia, los que venden afuera, quieren que la mesa de los argentinos pague a precios dólar. Pero eso no acontece solo con lo que se exporta, sino también con lo que no se exporta. Como el vacío o el asado, que no se come en el exterior, y aumentaron al ritmo que aumentaban los cortes que se exportan. Parece que la maldición es solo para las mayorías, y no para los que manejan el mercado, del decir de Lugones, “de los ganados y la mieses”.
Empezar por casa
La Mesa de Enlace, confluencia de sectores diversos del llamado “campo”, escucha retenciones y inevitablemente pone el grito en el cielo. El objetivo de las retenciones es desacoplar los precios internos de los externos, o por decirlo de otro modo, que las cosas que producen los argentinos dependan de los costos que se generan en la Argentina y no de la buena o mala cosecha en otros países productores, o de la riqueza de algún país comprador y la posibilidad o no de comprar más carne y/o granos. De lo que se trata es que para aquellos que producen alimentos, descubran, que sin país, sin argentinos, no hay Argentina, y por lo tanto no hay producción agropecuaria. Lo cual significa que la prioridad debe ser la mesa de los argentinos. Nadie quiere impedir que aquellos que invierten tengan ganancias, pero dichas ganancias no pueden ser a costa del bolsillo de los argentinos. Los últimos meses, en los que se “recalentaron” los precios, la inflación fue fruto de no poder desacoplar los precios internacionales de los locales. De lo que se trata es que la “maldición” se transforme en “bendición”, que nuestro “diferencial” en el campo, se vuelque a desarrollar un potente sistema industrial. De lo que se trata es que en la mesa de los argentinos no falte ningún alimento de los que se producen en el país.
*Licenciado en Sociología, Doctorando en Ciencias Sociales, Docente de la UBA y la UNDAV. Coordinador de Grupo de Estudios sobre Marxismo e Historia Argentina en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe. Integrante del Centro de Estudios Nacionales y Sociales Arturo Jauretche. Twitter: @Pablolopezfiori