Quienes han adquirido el billete verde durante las últimas semanas, no han hecho un buen negocio han perdido en (relación al tipo de cambio) cerca del 2 por ciento de su valor. Si a esos valores, uno además los compara con inversiones alternativas como podrían ser las Letras del Tesoro, Letras del Banco Central, Bonos, acciones y hasta los desprestigiados plazos fijos, el cálculo de la pérdida de valor duplica con creces esos porcentuales.

Hace algo más de un año el Banco Central no disponía de reservas líquidas lo que significaba que lograr conseguir un dólar ya no era solo una cuestión de necesidad de inversión, sino más bien se daba en virtud de lograr resguardarse de la incansable pérdida de valor de la moneda nacional. Así y todo, el mercado ilegal era el preferido por los compradores para hacer sus operaciones, y no por disfrutar de la marginalidad legal simplemente el Banco Central no vendía dólares porque básicamente, no disponía de ellos.

Hoy la realidad es muy distinta. Más de 47.000 millones de dólares se encuentran entre las reservas del Estado y la abundancia verde está en su mejor momento de los últimos años si hay algo que no nos falta en este momento, son los dólares.

La ciclotimia por la divisa norteamericana tiene esta vez (como en cada etapa de la historia argentina) algunas consideraciones que la explican y que dejan al dólar como una mala inversión, al menos hasta las elecciones legislativas de la segunda mitad del año.

En primer lugar el blanqueo de capitales aún no ha culminado. Si bien la mayor parte del blanqueo ya se ha exteriorizado en diciembre último, los dólares seguirán llegando al menos hasta el 31 de Marzo, día que terminan los beneficios para quienes gusten voluntariamente acogerse al sinceramiento fiscal.

Además de las bondades de los evasores seriales, se espera el grueso de las liquidaciones agropecuarias a partir de los meses de Marzo y Abril, lo que dará paso a la llegada de dólares genuinos, y en cantidad.

Las inversiones en pesos hoy son garantía de éxito un dólar estancado y rendimientos en pesos por encima del 20 por ciento anual motiva a inversores a desprenderse de sus dólares en búsqueda de pesos y con ellos obtener rendimientos dolarizados muy por encima de lo que hoy se puede obtener en el mundo civilizado.

Y como aporte político al dilema verde, está más que claro que ningún gobierno permitiría un salto brusco en la divisa que de paso al nerviosismo del electorado por las presiones inflacionarias y los miedos al futuro;  por lo que, al margen de que pueda tener algún pico correctivo, nada temeroso ocurrirá con el dólar de aquí hasta que las elecciones sean parte del pasado inmediato.

Desde el momento en el que el sufragio del segundo semestre quede atrás, poco se puede discernir sobre el futuro cierto del dólar.

Lo único concreto es que la segunda parte del año nos encontrará con el tipo de cambio atrasado, lo que paralelamente traerá presiones sobre la moneda para que el mercado corrija los ajustes en el tipo de cambio. La respuesta precisa sobre lo que vendrá en materia cambiaria habrá que buscarla en la política fiscal y la política monetaria que el Gobierno y el Banco Central lleven adelante durante este 2017. Por ahora el que apueste al dólar, pierde.