Cada día del Maestro intentamos exaltar virtudes, muchas de ellas de gran valor pero de escasa practicidad ante el avance de los tiempos. Hemos concebido la escuela desde distintas aristas y particularmente en las últimas décadas su evolución ha tenido poco que ver con los avances de la tecnología en general.

Sin embargo y llamativamente, en todo este devenir muchas veces hemos dejado de lado a un factor fundamental para establecer el verdadero nexo entre Sociedad y Escuela y también entre Escuela y Estado y ese factor, es el docente.

Debemos plantearnos, entonces un nuevo camino de revalorización y rejerarquización docente, que no sólo debe aplicar a su salario –devaluado históricamente- sino también a otorgarle la posibilidad de ser agente directo a la hora de iluminar las aulas.

La escuela debe convertirse en un sitio de permanente interacción con la comunidad y donde no sólo los niños sean bienvenidos sino que la participación de padres y familia resulte imprescindible.  Ejecutivo y legislativo debemos promover los mecanismos propios y aquellos que nos requiera la comunidad educativa, sin enfrascarnos en tediosos y laberínticos debates sino tratando de escuchar y dar respuesta inmediata a quienes hoy mantienen enhiesto el sistema a pesar de las carencias propias para enseñar, pero fundamentalmente las falencias que provienen del seno familiar y que los niños tratan de que sean satisfechas por sus docentes.

Debemos terminar con la historia de carencias internas y externas, si es que queremos –valga la redundancia- cambiar la historia.

Resulta alarmante ver como en estos pocos meses se fugaron a través de las malas políticas económicas miles de millones de pesos que podrían haber terminado con el déficit de infraestructura escolar, ese que pone en riesgo a nuestros chicos que en muchos casos padecen frío, calor o peligro de accidentes por deficiencias estructurales.
 En qué momento hemos perdido la noción, a punto tal de no entender que si hay algo que se constituye en el origen de toda nación, es la escuela pública y que no podemos “ahorrar” allí, sino que por el contrario debemos “invertir” allí, porque es una buena forma de otorgar libertad al individuo y brindar equidad a la sociedad en su conjunto.

Nos queda por delante ahora una reconstrucción épica, en la que el docente tendrá un papel protagónico especial y su vocación jugará a favor de que confiemos en que será exitoso.

Nos tocará a todos, pero especialmente al maestro unir las partes que hayan quedado sueltas y acomodarlas, unas irán a fortalecer la enseñanza y las otras a recomponer la familia, porque la escuela termina siendo, y aún más en las crisis, alimento de todos.

Será menester que el Estado les dé la contención y las herramientas necesarias para que desarrollen su tarea en plenitud porque desde los cimientos sociales que genere la escuela es que comenzaremos a dar sustento a un mejor futuro para todos.

Los docentes deberán ser los mediadores culturales de una sociedad que debe entender que los caminos alguna vez tienen un comienzo y que en esta sociedad, el comienzo de todo está en la Escuela.

*Mamá y militante. Diputada Provincial por la 2da. Sección Electoral, Bloque del PJ- Unidad y Renovación. Twitter: @PatriciaMoyanoDip