¿Cuál es la situación de los partidos en Argentina? Existen múltiples formas de ensayar una respuesta, pero aquí nos limitaremos a identificar continuidades y cambios entre los partidos relevantes. Las primeras son más que evidentes. Los dos partidos de masas del siglo XX, el Partido Justicialista y la Unión Cívica Radical, siguen estando en el top 3 en el siglo XXI. Entre ambos aglutinan más del 60% de los gobiernos provinciales, del Senado y el 40% de las bancas de diputados. En pocos países de América Latina sucede esto, ya que muchos partidos tradicionales han colapsado en las últimas décadas.

No obstante, la fracción que el radicalismo aporta en dichos porcentajes es bastante menor a la del peronismo. Y es lógico. En tiempos en los que la clave de un partido exitoso reside más en gobernar que en representar, la UCR ha pagado costos por no poder terminar sus últimos mandatos presidenciales, y especialmente por el colapso del año 2001. El federalismo electoral argentino contribuyó a que el partido pueda sobrevivir anclado en su presencia provincial, a pesar de carecer de líderes nacionales. Este problema parece tocarle ahora al peronismo que, al haber perdido la presidencia, debe enfrentarse a la fragmentación. Y esta vez, además carece de la figura del gobernador de la provincia de Buenos Aires, que en los casos de Cafiero y Duhalde habían actuado como líderes opositores. Hoy, a pesar de controlar la mayoría de las provincias y el Senado, el peronismo sufre la falta de un liderazgo nacional. Quizá Cristina Kirchner pueda recuperarlo con una buena elección, pero no parece haber predisposición de los gobernadores ni de ella misma para tal hecho.

El peronismo sufre la  falta de un liderazgo nacional

La novedad entre los partidos argentinos es sin duda el Pro, que en menos de quince años logró acceder al control del gobierno nacional, de la CABA y de Buenos Aires. Y a diferencia de muchos casos latinoamericanos, no se trata de un presidente que llega como outsider, sin ninguna experiencia ni estructura. Lejos de lo que señalan algunos análisis apresurados, tras haberse desempeñado ocho años como jefe de gobierno, Macri llegó a su cargo con más experiencia ejecutiva que Alfonsín, De la Rúa y Cristina Kirchner. El Pro tuvo la paciencia necesaria para afirmarse en el territorio y luego expandirse. De esa forma sorteó la maldición de las terceras fuerzas en Argentina, fantasma con el que ahora debe lidiar el Frente Renovador de Sergio Massa.

Macri llegó a su cargo con más experiencia ejecutiva que Alfonsín, De la Rúa y Cristina Kirchner

En definitiva, nuestro sistema se diferencia de muchos latinoamericanos, donde los partidos tradicionales han muerto (y no han resucitado) y los nuevos partidos son meras etiquetas al servicio de outsiders carismáticos con nula experiencia política.