Mujeres contra el hambre
Tiempo atrás, los diputados nacionales aprobaron la ley de emergencia alimentaria basándose en datos dramáticos acerca del deterioro de la situación por la que atraviesan millones de compatriotas
Garantizar la seguridad alimentaria y nutricional es un deber del Estado, que debe instrumentarse -urgente y prioritariamente - en los sectores más vulnerables de todo el territorio nacional. No debemos de olvidar los orígenes de la problemática para atacar en forma radical este flagelo que a pesar de los años parece regresar de modo salvaje acompañando a los gobiernos neoliberales.
Se postula la creación de un “Programa de Emergencia Alimentaria y Nutricional” destinado al fortalecimiento de la alimentación, la nutrición de calidad y la provisión de alimentos. Haciendo foco en las necesidades básicas de la población de alta vulnerabilidad y con riesgo de subsistencia, con especial énfasis en niños y adolescentes hasta los 18 años; mujeres embarazadas; personas con necesidades especiales; adultos mayores desde los 65 años, personas con enfermedades crónicas y personas en situación de calle.
La desnutrición y la malnutrición son la consecuencia natural que padecen muchos ciudadanos que viven en medio de la pobreza. No comer o comer mal, tiene su correlato en los problemas de salud de muchos argentinos, afectando el desarrollo de las generaciones de niños y adolescentes en actual crecimiento.
En las variadas y vitales funciones que desempeñamos las mujeres -como agricultoras, empleadas, empresarias, cuidadoras o líderes - las mujeres constituimos la columna vertebral de las sociedades, motivo por el cual nos convertimos en elementos indispensables para paliar el hambre de nuestras familias y sus entornos.
Ha quedado demostrado a través de numerosas expresiones en Latinoamérica que mejorar la condición social y económica de las mujeres dentro de sus hogares y comunidades tiene un impacto directo en la seguridad alimentaria y la nutrición.
Por lo tanto, la equidad de género también en este punto, es esencial. Debemos comprometernos como sociedad a integrar la cuestión de género, en la lucha contra el hambre mediante la ampliación del acceso de las mujeres a los recursos productivos y las tecnologías, incluida la tierra, las oportunidades de mercado, el empleo decente y la protección social y aumentando su papel en la toma de decisiones en todos los niveles, los hogares, las comunidades, las organizaciones rurales y sociales y en todos los niveles de gobierno.
Es importante que, tal como lo plantea la ley, implementemos una acción de emergencia que asegure el bienestar y la subsistencia de millones de argentinos, mientras se recupera la situación económica global del país y se consolida la generación de empleos, planes de capacitación y transformación social de los grupos más endebles de la sociedad argentina.
Es momento de iniciar este cambio en la conciencia colectiva, para asegurarnos que el rol de la mujer en el combate por el hambre esté en las primeras líneas, para que se pueda asegurar que la población reciba los alimentos necesarios y de calidad hoy, con nutrientes adecuados que garanticen la alimentación mínima e indispensable de los argentinos en riesgo.
Entendiendo que a partir de allí deberá mantenerse el entramado necesario para garantizar el mejoramiento de la Calidad de vida y el futuro de millones.
*Mamá y militante. Diputada Provincial por la 2da. Sección Electoral, Bloque del PJ- Unidad y Renovación. Twitter: @PatriciaMoyanoDip