¿Qué une a las parejas? ¿Lo qué une a las parejas se ha mantenido estable a lo largo de la historia? ¿Existen motivos válidos para unirnos en una relación?  

Quizás algunos se escandalicen con el título de la nota& Lo cierto es que en la actualidad asociamos pareja con amor y al pensar en la intromisión del dinero a este santuario de los afectos,  algunos reaccionan con prejuicios o desagrado. Pero no siempre la pareja tuvo la impronta del amor como determinante.

De hecho la unión de las personas estuvo durante siglos al servicio de la manutención económica y de la procreación como un recuso para preservar el bienestar y el futuro. Las parejas se unían para asegurar la supervivencia de sus integrantes. La aparición del amor en esta relación no era una condición necesaria. Se entendía que el amor era algo que surgía del conocimiento y de las experiencias compartidas en el mejor de los casos.

En otros momentos de la historia el amor estaba precisamente fuera de la pareja matrimonial, en los/las amantes. No solo es el concepto de pareja el que se ha ido modificando si no que también el del amor ha cambiado. Y estos cambios se relacionan con el paradigma dominante de la época  que interviene en nuestra forma de ver y pensar sobre el mundo que nos rodea y sobre nosotros mismos. 

De forma tal que pertenecer a la cultura occidental u oriental es aún en nuestros días un factor determinante en la manera en la que entendemos los motivos por los cuales se unen las personas. En la India por ejemplo sigue cumpliéndose con el ritual de la dote y son frecuentemente los padres quienes eligen la pareja apropiada para sus hijos. 

En nuestra sociedad actual posmoderna, como explica Kenneth Gergen, en su libro El Yo saturado nos encontramos atravesados por el perspectivismo es decir que cada uno se siente libre de crear sus propias reglas y armar su vida como desee. Este concepto que está íntimamente ligado a la era de las comunicaciones y las nuevas tecnologías que nos bombardean de diversidad. Desde ya la pareja no podía escapar a este hecho.

Así a la hora de pensar que nos une al otro nos vemos arrojados a la construcción de ese vínculo a la medida de sus protagonistas. Apareciendo la complejidad de la elección  ya que a diferencia de las épocas anteriores donde recibíamos un formato pre establecido del concepto de pareja y del matrimonio, ahora somos los constructores del mismo. 

Donde el dinero, el amor, la procreación, el estatus, etc.  pueden ser los factores convocantes. 

En mi opinión lo que se vuelve crucial y necesario es ahora establecer acuerdos. Los miembros de la pareja van acordando de forma explícita y/o implícita las características de su relación. Pero los seres humanos somos dinámicos y nuestras necesidades y deseos van cambiando.

Es esta condición la que nos hace tener que estar atentos a que aquello que hemos acordado siga siendo lo que satisfaga las expectativas de ambos. Si el dinero es la variable que ambos integrantes han decidido como motivo del sostenimiento de su unión entonces no hay conflicto en este lugar. Y será así lo económico el depositante del deseo y la motivación para permanecer juntos.