Durante el último mes representantes de un sector de la política nacional cuestionaron la viabilidad y la conveniencia de las elecciones que celebramos este año. Con los costos operativos y la gobernabilidad como excusa, lograron poner en agenda la discusión sobre la utilidad de las PASO y sobre la supuesta inestabilidad política que genera tener elecciones cada dos años. Este tipo de debates, surgidos al calor de la efervescencia electoral hiper-mediatizada, suelen dejar de lado (¿a propósito?) aspectos fundamentales para un buen análisis. Intentaremos para estos dos casos aportar alguno, con la esperanza de que la coyuntura política no se lleve puestos instrumentos ya pensados y aceptados.

Cuestión de peso (y contrapeso)

La división de poderes, uno de los principales pilares del sistema republicano de gobierno, busca evitar que todo el poder recaiga sobre un grupo reducido de personas y que desde ese poder se pueda reconfigurar completamente el escenario institucional a favor propio. Esta separación se basa en el concepto de "check&balances" ("pesos y contrapesos") surgido del constitucionalismo anglosajón, que plantea que para evitar el absolutismo debe existir un sistema de reglas y procedimientos que limiten este poder y lo equilibren.

En el caso argentino se elige expresamente desdoblar las elecciones legislativas de las presidenciales, precisamente para reforzar la capacidad ciudadana de control. Un gobierno que no logra mantener conforme a su electorado puede verse penalizado con una disminución de votos, que terminaría condicionando su capacidad para sancionar futuras leyes y aprobar presupuestos. Es decir, se limitaría su capacidad para impulsar su agenda política y se vería forzado a negociar con otras fuerzas políticas para obtener consensos. Es por esto que Diputados y Senadores se votan cada dos años (la mitad de la duración del mandato de gobierno) y se las llama "de medio término".

Paso a paso

Las PASO se introducen en la Ley Nº 26571 del año 2009 fundamentadas en la necesidad de ordenar el sistema de partidos y avanzar hacia una mayor transparencia. Junto con modificaciones a la Ley Orgánica de Partidos Políticos, incorpora la obligatoriedad y la apertura a todos los ciudadanos (sean afiliados a un partido o no) de las elecciones de los pre-candidatos de cada agrupación política.

Si analizamos las PASO según sus objetivos, las críticas bien valen. Los partidos siguen resolviendo candidaturas de manera interna y no abierta. Este año, además, las agrupaciones de mayor peso electoral presentan una única lista. Sin embargo, creo que no debería descartarse tan fácilmente. Cada cambio en las reglas de juego lleva un tiempo de aceptación y requiere además de cierta gimnasia del sistema para adaptarse. Por otro lado, el recambio generacional en política está llevando a que gente joven que se inicia en la política ya tenga estos métodos incorporados.