En la Argentina, desde hace ya varios años, se viene dando un fenómeno que podríamos denominar periodismo de periodistas , que sería un espacio donde la noticia es lo que dijo un determinado medio, contrastado y comentado por otro medio, en directa referencia a la primera declaración. Generalmente esto se traduce en la presentación, como una noticia, de los dichos vertidos por  determinado periodista y las repercusiones de ello.

Si bien esto se da mayormente en el marco de una noticia de opinión política, también se hace muy presente en el ámbito del periodismo deportivo. En este caso hay periodistas famosos, cuyo éxito está cimentado en discutir y desacreditar a otros periodistas deportivos. El detalle que comparten tanto en la política como en el deporte es que todo es competencia y lucha por mantenerse en carrera. Es el juego interminable, la competencia eterna. Van cambiando los competidores pero la carrera continúa.

Además hay que alimentar a la audiencia del nuevo milenio que demanda y consume vorazmente 24 horas al día. Así, la noticia como hecho desaparece, o se pierde, y gana protagonismo rápidamente lo que dice cada periodista del otro.

Este hecho puede resultarnos conocido de antes. Puede que tengamos claro como opinión pública, sobre todo a partir de la última década, que los grandes medios se posicionaron a la sombra de la disputa de los poderes fácticos de cada lado del mercado. Pero esto ya no es entre los medios, que lo que tienen es una posición casi ideológica, hasta ahí resultaría aceptable y hasta respetable saber que tenemos ese derecho; el de saber desde dónde nos hablan y nos dicen lo que está bien y que está mal. En aquella etapa de la guerra de medios , (cuyo final podríamos ubicar en el final del 2015) la palabra que se usaba para describir sus acciones era un vocablo nacido del corazón del más oscuro libremercado Lobby (En criollo la rosca ), y de los lobbystas nacen estos nuevos personajes públicos. La diferencia es que el Periodismo de periodistas no es ideológico& es un show.

Para mantener la audiencia los medios masivos y sobre todo los electrónicos, como las redes sociales, demandan enorme caudal de contenido atractivo , que mantenga la atención del público. Y en esta ambición y exigencia devoran la vida.

En el caso del periodismo como profesión la adaptación a este nuevo esquema de comunicación interactiva con el receptor, ha necesitado crear un gran show por encima de la noticia. Los hechos ya no son en sí mismos el producto , sino que son lo que nos cuentan, y ahí entran en escena los periodistas de periodistas . Los que, con gran carisma y con el poder de la saturación ofrecido por los grandes medios, empatizan con algún sector de la opinión pública, que pronto toma partido por uno o por otro.

En este punto parecería que estamos frente al Imperio de la opinión . Pero lo cierto es que mayormente, o al menos cada vez con más frecuencia, las opiniones y los calificativos son entre pares. No es tan atractiva la pelea de un periodista contra un funcionario, como la de un periodista contra otro periodista. El espectáculo ya no es lo que revelen al público, sino como se pelean entre ellos. Es como un combate de boxeo profesional, no hay motivo real por el cual combaten, el premio es la mera gloria de ganar frente al oponente o el dinero que se obtiene de ese triunfo.

A simple vista, o como primer análisis esto podría parecer que oculta o tapa la verdad, retrasando su salida a la luz. Pero aquí viene al rescate una herramienta que del otro lado del poder es letal como un arma, pero que también asegura la libertad las redes sociales .  El protagonismo de una sociedad que se filma, se fotografía y hasta produce sus propios videos contando y mostrando su parte de la realidad, hace que la verdad esté paradójicamente más a la vista que nunca.

Ante este escenario la pregunta que surge es ¿Estamos preparados para ver la realidad tal cuál es y hacernos responsables de ella? Tal vez por el momento no sea tan malo entretenerse un poco mientras lo averiguamos.