Libertad pos-pandemia

Se habla mucho de la entrada a una nueva era, muchos países tras dejar la amenaza de la pandemia reactivan las viejas costumbres de consumo y muchos analistas vaticinan un auge de los nuevos “años locos”. Pero también se afianzan en aquellos hábitos que el COVID estableció como nuevas modalidades. El Streaming, la invasión de enlaces y links para visualizar eventos. Expresiones ideológicas, artísticas y entretenimiento combinadas con experiencias virtuales parecen ser los fieles componentes del futuro. A pesar de la reapertura de salas de cine y teatros, la ventana digital no quiere cerrarse, sino por el contrario, expandirse más.

Sistema de incertidumbre

Pero hablemos de lo que sucede en el contexto social y económico. La industria audiovisual y multimedia vive una de las eras más interesantes de los últimos treinta años, pero por otro lado una pandemia sacude mercados y derrumba ventanas poniendo en jaque a sociedades con fuertes problemas financieros. La pregunta es si el paradigma y estructura tradicionalista resistirá este avance de las plataformas y nuevas ventanas. Los mercados dan señales claras desde sus orígenes, el pez gordo se come al chico, pero esta vez a gran escala y a máxima velocidad, generando así un universo donde los principales “players” son cada vez más reducidos. 

Pero el análisis no puede estar alejado de una exploración del plano colectivo. Es que como muchos autores han manifestado, el mundo moderno sin duda alguna requiere de incertidumbre y disturbio.  ¿Cómo es esto? Se sigue un patrón de la evolución de mercado y tecnológica, es decir las nuevas estructuras devienen anticuadas antes de que puedan establecerse. Todo lo que es sólido se diluye, se hace liquido ¿no les suena esto? Sociedades liquidas y vertiginosas. A todo esto sumamos un ingrediente, un virus con espíritu de violento conquistador que arrasa y destruye vidas, y que demostró ser un gran catalizador para acelerar procesos.

El sistema del mercado actual sostiene que el crecimiento es el valor clave para la existencia. ¿Entonces? Vivimos en un sistema donde lo tradicional y lo nuevo conviven, en un estado hibrido que se retroalimenta; quizás no en buena convivencia, pero si en buena conveniencia. Esto sucede también en el plano de producción, donde lo privado y estatal comienzan a generar alianzas para la producción y logística de incentivos para industria.

Tú eres famoso en la era digital

¡Vamos, anímate, sube y comparte! Fue la clave en pandemia. Los intensos vivos, las transmisiones streaming, eventos en comunidades nicho, ficciones amateurs, narradores nocturnos, charlas y discusiones en redes, guerra de memes, debates infinitos, denuncias y bloqueos, una verdadera era onlyfans para voyeurs digitales. Estos sucesos dieron un giro en las proyecciones, cambiando el punto de vista de sponsors, es decir la publicidad enfocada en los nuevos peces gordos y nuevas estrellas del streaming.  La sociedad encuentra así ciertos “modelos” a seguir; el consumo de seguidores y el posicionamiento del  viejo “rating” crea una nueva agenda  intensamente cambiante; pero aquí entra un jugador que en décadas anteriores ni siquiera estaba en un banco de suplentes, el “consumo irónico” que ciertamente se traduce en la vieja frase: “no importa si hablan mal o bien, lo importante es que hablen de ti”. Aquí obviamente, en la conexión de empatía social entra el análisis ético, moral, cultural e incluso filosófico.

Pantallas con carga viral

El campo de batalla del streaming comunicacional-social, está en el universo de los pocos caracteres. Multimedia-flash, frases, hilos y memes. Youtubers, Instagramers, TikTokers combinados en sintonía algorítmica de las apps. Las ventanas del entretenimiento compiten entre la máxima creatividad y complejidad de análisis vs la copia repetitiva de expresiones más básicas. Cada rincón es explorado y explotado, cada reacción analizada. El flujo de datos como una verdad absoluta,  una incesante carrera de nuevas invenciones y disrupciones  que parece no tener fin ni control, incluso ni un objetivo claro.

La arena política también está dentro del juego online. La ironía, la ira y el humor ácido de los ejércitos de bots son parte habitual de las redes.  Muchos perfiles de anonimato se preparan para la guerra en los muros virtuales. Las redes son una  trinchera ideológica donde escalas infinitas de conflictos son parte de un debate continuo es una forma de “Agora kitsch”, un esquema “cambalache” con actores diversos, donde la opinión es siempre validada sin chequeo previo y  al ritmo agobiante de las “fake news” y el “relato”. Esto afecta radicalmente la comunicación colectiva. Las conversaciones y debates necesarios de una comunidad con pocos recursos educativos y culturales, generando mala información y moldeando el estado del humor social.

La libertad social que se busca tras la pandemia lleva también consigo estos elementos; ya no se busca sólo la liberación del peso de la pandemia, las restricciones y las crisis económicas, sino también en cierto grado, se anhela encontrar liberación de un sistema con claras crisis ideológicas y comunicacionales. Pero las tormentas pasan y existen ventanas donde entra el sol; siempre para iluminarnos. El arte, las acciones culturales y sociales, la buena narrativa y la información de fuentes validadas son el camino esa salida al caos.

*Director Diseño Audiovisual UADE. Twitter: @ramisanhonorio