El surgimiento de la economía de plataformas en la primera década del siglo XXI generó profundos cambios en la relación entre el cambio tecnológico, el proceso de trabajo y la organización colectiva de trabajadores/as. En el sector de plataformas de delivery, la precariedad asociada al falso estatus de “trabajadores independientes” que tienen los empleados/as de estas empresas, sumada a los estrictos mecanismos de control algorítmico, predecían un panorama complicado para la emergencia de un movimiento obrero fuerte en el sector. La tecnología apareció desde un principio como aliada del capital en su permanente búsqueda por aumentar las tasas de explotación de los trabajadores/as e incluso como herramienta de bloqueo de los procesos incipientes de acción colectiva en el sector. 

La Argentina no fue la excepción a esta dinámica. Desde que empezaron a operar estas empresas en nuestro país, los procesos incipientes de acción colectiva de repartidores/as se han enfrentado a numerosos obstáculos para su desarrollo; incluyendo la falta de reconocimiento legal del trabajo asalariado en la actividad y el activo rechazo de las empresas a los procesos de organización sindical. Más allá de estas dificultades, se han creado numerosas organizaciones que luchan por los derechos de repartidores/as en nuestro país, tales como la Asociación de Personal de Plataformas (APP) y la Agrupación de Trabajadores de Reparto (ATR) y las experiencias de lucha en el sector son tan antiguas como el comienzo de la actividad en nuestro país.

Cuando se inició la pandemia de Covid-19, la actividad de repartidores/as fue considerada esencial, pero sus condiciones de trabajo continuaron siendo precarias. La nueva situación sanitaria impuso nuevos riesgos y precariedades a un grupo de trabajadores/as que por su situación contractual no podía acceder a licencias por enfermedad o para el cuidado de familiares.Ni bien comenzó la pandemia, las organizaciones de repartidores/as comenzaron a reclamar por mejoras salariales y elementos sanitarios ante los nuevos riesgos. Dada la dificultad para realizar acciones clásicas como movilizaciones debido a las restricciones sanitarias, el movimiento de repartidores/as en nuestro país recurrió al activismo digital.

Nuestra investigación durante el año 2020 encontró que una parte importante de las acciones de lucha y organización colectiva se dieron en entornos digitales.

Entre marzo y julio 2020, se organizaron 3 paros internacionales, 1 nacional y 3 asambleas digitales organizadas por organizaciones de repartidores, como la ya mencionada Agrupación de Trabajadores de Reparto (ATR) y la Repartidores de Aplicaciones Unidos Argentina (RedApps Unidos Argentina). Al analizar los tweets relacionados con cada uno de esos paros, encontramos que, en el primer paro internacional el 22 de abril, se publicaron 2227 tweets. Para el paro del 1 de julio, ese número ascendió a 42861 tweets. La organización de repartidores en Argentina que lideró estos twitazos fue ATR. No solamente llama la atención el crecimiento en la magnitud de la protesta de las organizaciones en Twitter sino también la expansión geográfica del movimiento. Con cada paro, nuevas organizaciones de distintos países latinoamericanos se sumaban a los reclamos, construyendo redes a través de espacios digitales y propiciando el fortalecimiento de las acciones colectivas. En el caso de Argentina, analizamos desde dónde se publicaron los tweets para los que pudimos identificar una ubicación geográfica y observamos cómo la movilización se extendió a lo largo y ancho de todo el país.

Tuiteando contra el capital

Por último, también estudiamos los hashtags utilizados durante las semanas de cada paro para comprender mejor los reclamos y consignas de las organizaciones. Si bien muchos de estos responden a consignas generales, tales como #YoNoReparto o #ParoDeRepartidores, otros refieren a la pandemia y el contexto particular, como #ElCapitalismoEsElVirus. Sin embargo, cuando analizamos los hashtags utilizados alrededor del paro del 1 de julio, vemos que la mayoría se relaciona con reclamos en torno a las muertes de repartidores durante la pandemia. Hasta ese momento, 6 repartidores habían fallecido en 5 meses mientras trabajaban y las plataformas no habían ofrecido indemnización ni ningún tipo de ayuda a los familiares de las víctimas. En consecuencia, encontramos hashtags como #LasVidasTrabajadorasImportan, #NuestrasVidasValen y #NuestrasVidasValenMasQueSusGanancias. Este había sido también uno de los principales reclamos publicados en las declaraciones de las organizaciones participantes en los paros, junto con el aumento del pago por pedido, el otorgamiento de elementos de seguridad e higiene, entre otros.

Cabe destacar la creatividad y adaptabilidad de los trabajadores de plataformas para organizarse políticamente y protestar incluso en contextos y condiciones de alta vulnerabilidad. Ante la falta de apoyo de organizaciones sindicales tradicionales del sector de repartos, los trabajadores/as de plataformas de entrega crearon rápidamente sus propias organizaciones y desarrollaron acciones tradicionales de lucha como paros, asambleas y movilizaciones. Cuando se enfrentaron a la dificultad de movilizarse presencialmente en un contexto de alto riesgo epidemiológico y restricciones gubernamentales, los trabajadores/as de la plataforma de entrega utilizaron la tecnología para organizarse y protestar a través de espacios digitales. Por un lado, utilizaron plataformas de videollamadas para realizar asambleas nacionales y contactos internacionales entre organizaciones. Por otro lado, como pudimos ver en este artículo, desarrollaron estrategias de lucha digital a través de diferentes plataformas como Instagram, Twitter y Facebook.

En particular, nuestra investigación se centró en Twitter y pudo demostrar que durante la pandemia no solo creció el activismo de repartidores/as en esta red social sino que también se crearon nuevas redes federales para sostener las medidas de lucha. Si bien el eje del activismo digital continuó siendo el AMBA, el análisis de los tuits en el marco de las luchas de repartidores/as muestra también una creciente actividad en Córdoba, Rosario, Mendoza y, en menor medida, en otras provincias de nuestro país. Asimismo, el análisis de los hashtags y las frecuencias de tuits durante paros internacionales nos muestra que los repartidores/as en Argentina fueron parte de estrategias de lucha a nivel latinoamericano y de redes de solidaridad y apoyo que incluyeron también organizaciones de Europa.

En términos más generales, nuestra investigación suma evidencia para afirmar que el movimiento obrero puede usar los avances tecnológicos para combatir la explotación a la que contribuyen estos mismos avances. El uso de algoritmos impuso novedosas formas de control del proceso de trabajo y de imposición de sanciones ante la resistencia de trabajadores/as, como puede ser el bloqueo de cuentas de delegados/as en las empresas de reparto. Pero los trabajadores/as supieron usar el nuevo entorno digital para reforzar sus luchas. Cada plataforma brindó herramientas particulares para la lucha que deben ser estudiadas con mayor profundidad. En el caso de Twitter, destacamos el fortalecimiento de las redes federales de lucha en la Argentina y los contactos internacionales en momentos de alza de la acción colectiva.

*CONICET-IIGG/UBA. En co-autoría con Sofía Negri (IIGG/UBA). Esta investigación forma parte del Programa de Investigación sobre Análisis de Clases Sociales, Instituto de Investigaciones Gino Germani-Universidad de Buenos Aires. Twitter: @rodolfoelbert | @SofiaNegri