Un cura radicado en el barrio porteño de Constitución se lanzó contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, por la implementación del pase sanitario en las iglesias. "¿Quién carajo es?", preguntó a los fieles con ira.

En el metraje que se viralizó a través de las redes sociales, puede verse al sacerdote de la iglesia católica pronunciándose respecto de la medida que comenzará a hacerse efectiva a partir del 1º de enero. El discurso del clérigo comienza ya con tono enérgico.

"Jamás en mi comunidad he discriminado a nadie por su orientación sexual, ideología política y condición social. Menos en este tiempo, hermanos, voy a discriminar a nadie como intentan pedirnos desde el Gobierno", dice el cura.

El sacerdote da a entender que no pedirá dicho documento a aquellos que quieran ingresar a la Iglesia al señalar: "¿Un pase sanitario para que la gente entre a la misa? Eso es una locura. En mi comunidad, las puertas van a estar abiertas para todos, ¿está claro?". 

Y agregó: "Yo creo que es hora que como iglesia, sin entrar en disputas, aquellos que se pusieron la vacuna y aquellas que no nos pusimos la vacuna, es momento de defender nuestros derechos. Yo creo que la iglesia está dormida". 

A medida que el cura avanzaba en su discurso, subía el tono del mensaje. Tanto que llegó a arremeter contra el mandatario provincial: "Mamá me decía que para entrar a una iglesia querían pedir pase sanitario porque Kicillof lo había dicho. ¿Quién carajo es Kicillof?".

"No es una cuestión partidaria. Aquella misma organización que estuvo promoviendo el aborto, la OMS, nos quiere imponer una dictadura global sanitaria. ¿Dónde quedan los derechos y las libertades de cada uno?", lanzó. 

Volviendo a poner el foco de la discusión en el inmunizante, opinó que "si vos te la pusiste, bien. Si no te la querés poner, bien". Tras haber dicho eso, reiteró nuevamente: "Yo no le voy a pedir a nadie un carnet para que pueda ingresar a mi iglesia".

Comparó entonces el hecho de solicitar a los feligreses la información solicitada por el gobierno de la provincia de Buenos Aires como "arrodillarse frente a un poder humano". "Es la palabra de Dios la que hay que obedecer antes que a los hombres", concluyó.