El primer año de gestión macrista ha producido una constante baja en los niveles de empleo producto del nuevo rumbo de la economía. Esta destrucción de puestos de trabajo, tiene como principales características la concentración de los distractos en las grandes empresas y la constante expulsión de fuerza de trabajo en la industria y la construcción. 

En función de la estadística publicada por la SRT, se viene desarrollando desde el CEPA un seguimiento de la dinámica laboral y empresarial.

A diciembre de 2016 (último dato publicado) se contabiliza en el sistema de la SRT la baja de 120.208 empleados y 3.255 empleadores. Sin embargo los despidos no se han producido de manera uniforme.

Las empresas de más de 2.500 empleados han expulsado a 120.166 trabajadores; mientras que aquellas con menos de 100 empleados son responsables de "solo" 12.678 despidos. En términos porcentuales las empresas grandes han despedido a un ritmo diez veces mayor que las chicas.

Al finalizar el 2016 las empresas de menos de 100 trabajadores han reducido sus nóminas en un 0,38% mientras que en el otro extremo, aquellas de más de 2.500 asalariados, cuentan con casi un 4% menos de personal. Como resultado de este proceso se observa que, las pymes han aumentado su participación en el empleo nacional. Únicamente explicado por la baja en la generación del empleo por parte de las empresas de gran tamaño.

Este dato resulta paradójico en vistas de que el 80% de la producción de las pequeñas empresas se destina al mercado interno. En un año marcado por la caída del salario real, el poder adquisitivo y el consumo; sumado a la apertura importadora, las pequeñas empresas se ven en una situación de gran fragilidad. Sin embargo, como muestran las estadísticas, no fueron las primeras en despedir trabajadores.

Esto se explica al pensar que para las pequeñas empresas la "inversión" que representa la formación de un empleado es mayor; sumado al hecho de que en muchos casos el menor tamaño del emprendimiento comercial genera un trato para con sus empleados más de humanos y menos de recursos.

Como contrapartida, las grandes empresas han practicado desde comienzos del 2016 despidos preventivos, siendo lo que imponen las frías condiciones del mercado. A pesar del supuesto acuerdo entre el gobierno y los empresarios, se ve que son las grandes empresas las primeras que han expulsado trabajadores ante las nuevas condiciones macroeconómicas. Las grandes empresas cuentan además con una estructura empresarial en la cual, el ajuste de empleados resulta más sencillo que en el caso de los pequeños donde la construcción de cada empleado es un proceso individual, largo y costoso.

Del informe elaborado desde CEPA, se observa para el período 2016, la preocupante desaparición de 3.255 empleadores; de los cuales 3.205 pertenecen a empresas con menos de 100 empleados. 

                                                             

Fuente CEPA en base a SRT

De mantenerse el rumbo económico de la gestión PRO es probable que estos números no hayan encontrado aún su piso; y sea esta tendencia a la destrucción de puestos de trabajo, el motor de la crisis de esta nueva gestión de la derecha cipaya en la Argentina. 

Adicionalmente, se ha analizado la composición de los despidos según los diferentes sectores de la economía. En aquellas ramas más perjudicadas durante el 2016, la cantidad de despidos y desaparición de empleadores es alarmante.

En la industria manufacturera se registró la baja de 39.281 empleados y 1.060 empleadores y en la construcción 35.977 y 749 respectivamente.

               

Fuente CEPA en base a SRT

No obstante esta previsible destrucción de puestos de trabajo en la industria durante la gestión PRO, en aquellas ramas beneficiadas durante el 2016 también se registraron bajas en el empleo, e incluso, en la cantidad de empleadores.

Este es el caso, por ejemplo, de la minería que se vio beneficiada por la suba del dólar y la quita de retenciones; a pesar de lo cual registro 27 bajas en el número de empleadores (3,09% en términos porcentuales) y 2.847 despidos (4,16%).

En el sector agropecuario, beneficiado por la devaluación y la quita de retenciones; se registró la baja de 756 empleadores (1,34%).

Esta baja del empleo en los sectores que, según otros indicadores, se habrían beneficiado por la política macrista es la prueba de que la teoría del derrame propuesta por la derecha argentina no es más que una retórica sin enclave en la realidad.