Uno de los interrogantes que se plantea habitualmente en relación a los tratamientos psicoterapéuticos es saber sobre su duración. ¿Es posible acordar con el terapeuta el tiempo de un tratamiento? ¿Qué diferencia existe entre una psicoterapia breve cognitiva y un psicoanálisis lacaniano? ¿Una psicoterapia funciona como una terapéutica médica? ¿Existe el “alta”psi?

Para intentar responder a estas cuestiones, quiero recordar algunos postulados básicos que dieron origen al psicoanálisis. Su creador, Sigmund Freud, siendo un neurólogo prometedor en su época, un buen día abandonó los parámetros “científicos” de la medicina y propuso un nuevo método terapéutico por la palabra, el psicoanálisis, para aliviar el sufrimiento “anímico” de sus pacientes histéricas.

Si bien el antecedente inmediato de su método fue la práctica de la hipnosis junto a su maestro Charcot, la sugestión directa fue desestimada por la fuerte resistencia que despertaba en la resolución de los síntomas. Sin embargo, la razón de la apuesta terapéutica de la “asociación libre” obedeció a un descubrimiento que ya estaba gestándose en los desarrollos de otros autores, pero que Freud supo presentar como una hipótesis necesaria para explicar la causa de los síntomas anímicos: el inconsciente.

A partir del estudio de los sueños y otros fenómenos psicopatológicos de la vida cotidiana, Freud cuestionó el supuesto orden de la conciencia del homo psicologicus y propuso una legalidad diferente (por desfiguración) para explicar el “aparente” sinsentido inconsciente. Luego del análisis de los sueños y su mecanismo de formación, así como también del estudio del olvido y la memoria, Freud descubrió que el inconsciente no respondía a la temporalidad lineal de la conciencia. El inconsciente debía ser definido como “atemporal” o como una inversión del tiempo cronológico (un suceso 1 se resignifica a partir de un suceso 2). Por lo tanto, la conciencia ya no oficiaba como un paradigma válido a la hora de explicar el porqué de ciertos actos, pensamientos o afectos.

¿Qué consecuencias tuvo el postulado del inconsciente? Que el método analítico también incluyó el problema del tiempo. En contra de establecer plazos o anticipar resultados, Freud proponía para su cura una “conclusión asintótica” que respetara la atemporalidad del inconsciente, así como también la dificultad de reducir por completo la satisfacción paradójica del síntoma. Para Freud, a contrapelo de los objetivos terapéuticos de la medicina de su época, la psiquis no admitía la cura de una enfermedad somática: a lo largo de su obra demostró que los síntomas no solo expresaban un conflicto entre el placer y la realidad, sino que aportaban un beneficio secundario que cuestionaba la eficacia terapéutica.

Si apelo al genio de Freud para recordar por qué el psicoanálisis fue pensado fuera de los parámetros del tiempo “útil” de nuestra época capitalista, es para señalar que ciertas psicoterapias actuales conllevan el olvido del inconsciente y su reemplazo (un siglo después) por una temporalidad solidaria de la vieja conciencia ahora aggiornada en el “ser cerebral”. Hoy en día la prescripción generalizada de psicofármacos como terapéutica inmediata para abordar un ataque de pánico, una depresión o un TOC, o las psicoterapias breves cognitivas que apoyadas en supuestos estudios científicos aplican técnicas sugestivas para entrenar al paciente en el “control” de sus impulsos o en el manejo por “relajación” de su angustia, pueden tener una eficacia terapéutica (nadie lo pone en duda) pero no garantizan la obtención de un saber que permita transformar subjetivamente la causa del sufrimiento.

Psicoanalista- Prof. Adjunta de Psicoterapia I, UNLP