Con el correr de los años y en sus diferentes tareas en los medios, Juan Di Natale se convirtió en un reconocido y respetado periodista de nuestro país. El hombre que brilló en CQC y que actualmente trabaja en Radio Mega (98.3) y Radio Cantilo (101.9), recibió a Diagonales en la estación cócteles el “Gran Galpón”, ubicada en la calle Cantilo 473 (City Bell), para narrar su vida en la sección de Íntimo.

El periodista comentó cómo fue su infancia y adolescencia, trascurrida durante la última dictadura militar y la vuelta a la democracia en nuestro país. También habló de sus inicios en los medios de comunicación, los años que trabajó al lado de Mario Pergolini con el cual hoy no tiene relación, pero con quien asegura no guardar “rencor”.  

Además, opinó sobre el gobierno de Mauricio Macri y se refirió al momento que vive el periodismo. Sostuvo que la industria de los medios atraviesa su peor momento por la cantidad de despidos y la falta de trabajo que se observa día a día. Por último, expresó  su visión de cara al 2019.

¿Cómo fue tu infancia?

-Fue una infancia de un chico que vivió en un departamento en un barrio de clase media de la ciudad de Buenos Aires, en Caballito. Viví con mis padres, mi abuela paterna y mis dos hermanos mayores. Fui a una Escuela primaria Municipal del barrio, hasta que a mis doce años fui a la secundaria al Carlos Pellegrini, la escuela de la Universidad de Buenos Aires, que queda en barrio norte y eso un poco me sacó del barrio a la ciudad, me dio movilidad. Ahí empecé a tener autonomía, típico de adolescente.

“En los noventa me encontré con una repercusión pública inesperada”.

Tuve una adolescencia en la década del 80, marcada primero por la Guerra de Malvinas y luego atravesada por la Primavera Democrática, con todo lo que eso conllevó. En los ‘90 me encontré con una repercusión pública inesperada que me abrió un mundo de experiencias nuevo y complejo a partir de mis trabajos en medios.

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¿En qué momento decidís hacer la carrera de periodista y cómo fue ese boom del que hablas?

-La verdad que fue un poco por casualidad que empecé a trabajar en medios. Con un grupo de amigos teníamos ganas de hacer un programa de radio, empezamos a trabajar para hacer un piloto para llevarlos a una emisora. Ese proyecto quedó trunco, pero al poco tiempo cuando estaba encarando la carrera universitaria de Filosofía y Letras, el hermano mayor de una de nuestra compañera estaba trabajando en medios y volvió a convocarnos a los que habíamos intentado realizar ese plan de programa de radio. En los comienzos de los ‘90, arrancamos en el programa que se llamaba la “Tv ataca” que conducía Mario Pergolini. Ahí, con 21 años empezamos jugar un poco en la tele de una forma extraña porque no teníamos ningún tipo de oficio y conocimiento de qué hacer, porque llegamos con ideas que venían desde otro lugar.

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Fue divertido, pero intenso porque fue un programa que rápidamente tuvo una impronta muy fuerte, mucha repercusión y eso nos puso en un escenario de vida pública de la noche a la mañana. Eso fue fuerte, porque es acostumbrarte a una relación con el mundo distinta a lo que estabas acostumbrado. Uno no había tenido ninguna experiencia cercana a lo que le pasó en ese momento. Te lleva un tiempo asimilarlo y de entender hacia dónde va y aprender a convivir con eso.

¿Qué idea tenía el programa de radio con amigos?

-Estaba muy marcado por eso que te cuento por la segunda mitad de los ‘80, por esa Primavera Democrática. En esos momentos, aparecen muchos programas de debates, estaba muy fuerte la participación ciudadana, después del silencio de la dictadura militar. Era un momento en el cual teníamos que conversar, intercambiar ideas y eso estaba presente. Me acuerdo de programas de tele de 20 varones y 20 mujeres, con foros de mucha gente no perteneciente al mundo de los medios e iba a opinar a la tele. El programa de este hermano mayor de mi compañera, que luego terminó siendo un hombre importante en la industria de la televisión, se llamaba “Participando”. Venía por ahí la cosa, una idea de juventud y adolescencia comprometida con los temas de la sociedad, una acción que había estado negada por el estado represivo del que veníamos.

La carrera de Letras, ¿en qué quedo?

-La carrera de Letras te prepara para una carrera académica o te da una Licenciatura que podés utilizar para las funciones específicas que conlleva. Yo no llegué a graduarme de todos modos, pero la literatura siempre me gustó, desde chico y me sigue gustando hoy. Me sirvió como una formación que cualquiera elige, tengo muchos recuerdos y mucha suerte de pasar por una etapa de la carrera en la que había profesores muy importantes, tuve la suerte de tenerlos y eso es como un tesoro.

¿La graduación es algo pendiente que te queda?

-Ya no. En algún momento quise volver a la facultad para terminar esas pocas materias que tenía pendiente, pero después me agarró la pereza, aparecieron otros objetivos y prioridades.

¿Cómo ves el rol del periodismo político en la actualidad?

-Está muy cruzado con una especie de “opinionismo” si se me permite la palabra y con la operación política. Me parece que hay mucho operador disfrazado de periodista político, así como hay periodistas políticos muy buenos y valientes que hacen su trabajo muy digno, me parece que hay otros que solamente se dedican hacer el trabajo sucio de los medios para los que trabaja.

“Hay mucho operador disfrazado de periodista político”.

También se ha dado un desmanejo de los medios durante las últimas décadas, que dejó un montón de gente en la calle, herida y golpeada de distintas maneras. Hoy lo que quedó de eso es una especie de uniformidad y la presencia muy fuerte de grupos dominantes de medios que no dejan muchos espacios alternativos. Es muy difícil encontrar diferencia hoy en posicionamientos del periodismo político que circula en los medios más importantes. Pero si buscan en otros lugares, aparece lo más interesante. Sin dudas, es un momento muy miserable.

¿Qué opinas de esa ‘operación política’ en el periodismo?

-La operación de prensa política y la manipulación de la información para generar opinión nunca puede ser buena, me parece que es una acción que no tiene nobleza, no hay forma de defender ese tipo de funcionamiento. Tampoco es un invento de ahora o del gobierno anterior de los “amigos del poder”. Siempre hay medios que negocian con el poder y negocian su posicionamiento de sus propios intereses. Siempre existió esa tentación o esa posibilidad de ponerlos de una forma o de otra al servicio del poder de turno.

Mientras estabas en CQC, ¿trabajaron con libertad durante los años del kirchnerismo o alguna vez te sentiste censurado?

-A mí ni no me tocó hacer trabajos de exteriores durante el kirchnerismo. Ahí es donde más sentís ese juego de donde te abren o te cierran la puerta, en qué lugares te presionan y en cuáles no o dónde tratan de direccionarte. La verdad es que yo siempre trabajé con libertad absoluta en el escritorio de CQC, nunca tuve una bajada de línea para lo que tenía que decir.

“Me parece que CQC en esos primeros años del kirchnerismo transitó una suerte de fascinación”.

Me parece que CQC en esos primeros años del kirchnerismo transitó una suerte de fascinación, como todos los medios, con ese primer Néstor Kirchner que desconcertaba porque él se tomaba un avión para ir a resolver un conflicto docente a una provincia junto con el Ministro de Educación, con la bajada del cuadro en la ESMA y una series de gestos políticos en los primeros seis meses, que por un lado desconcertaban y por otro tenían un efecto de deslumbramiento. Después todo eso fue mutando y creo que lo que pasó fue que coincidió también en una etapa en la cual CQC estaba en un canal líder como lo era Telefe, que tenía exigencia de niveles de audiencia muy altas y eso hizo que lo que eran las coberturas políticas, de a poco fueran desapareciendo del programa o llevando a lugares más marginales. Allí creció mucho lo que era el contenido de espectáculos, más liviano y pasatista. La verdad que esas no eran mis decisiones, de cuáles eran los contenidos que iban en el programa, pero me parece que tuvo mucho que ver con una necesidad de sostener niveles elevados de audiencia cosa que se logró por el otro lado. Entiendo que quedó como una mirada sobre esos años de CQC de cierta afinidad con el kirchnerismo que la verdad no era orgánica, si eso se lee así, no tiene nada que ver con algo que haya sido acordado a un nivel de cúpulas o que estuviera negociado. Nunca fui oficialista de ningún oficialismo, más allá de lo que alguien haya podido ver en mí.

“Nunca fui oficialista de ningún oficialismo”.

En una Argentina como la que estamos viviendo hoy, ¿se aceptaría un programa como CQC?

-Yo creo que sí se podría realizar un programa como CQC. Pasa el tiempo y crece el mito de un programa que tampoco era para tanto. Seguramente se podría realizar con otra gente, que pueda hacer un programa de ese tipo y no es necesariamente que tenemos que estar lo que ya lo hicimos.

“Hoy la política pasa mucho más por los medios que por la calle o por el trabajo en los barrios. El contacto con la gente se volvió como una especie de actuación”.

A la vez, es otra época y los políticos tienen un modo de relacionarse con los medios que hoy está mucho más profesionalizado y casi que han entendido que para muchos es lo más importante. La política pasa mucho más por los medios que por la calle o por el trabajo en los barrios. El contacto con la gente, se volvió como una especie de actuación, de representación para los medios de un contacto con la gente que no es más que eso, una actuación de algo que no está ahí o que está solo para las cámaras.

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En su momento se habló mucho de este tema. ¿Cómo quedó tu relación con Mario Pergolini?

-No tengo relación. Tuvimos diferencias, yo en un momento tuve la necesidad de señalarlas y señalar que algunas cosas que circulaban como verdades no eran tales. Pero también di vuelta la página; no voy a hablar toda la vida acerca de aquello que siento que Mario hizo y que me produjo a mí -o a otros- un daño, porque no tiene sentido. Prefiero quedarme con los recuerdos buenos; él hizo mucho por mí y por otros; y también yo hice cosas por él y por los proyectos que compartimos. Creo que puse lo mejor de mí, al igual que otros lo hicieron y me parece que lo que debería quedar entre nosotros es una especie de gratitud mutua y prefiero dejar atrás el rencor. Hoy no tenemos motivos para tener una relación y ninguno está en condiciones de molestar al otro.

Sobre su relación con Pergolini: “No tengo relación. Prefiero quedarme con los recuerdos buenos. Él hizo mucho por mí, y también yo hice cosas por él”.

¿Qué consideras que es lo mejor y lo peor de este gobierno de Mauricio Macri?

-Qué difícil... La verdad que me cuesta calificar lo mejor y lo peor de este gobierno. Creo que todos los gobiernos entran en una especie de soberbia y distanciamiento con sus votantes que los hace cometer errores; a veces dejar de escuchar altera el contacto con lo real. Pero no quisiera ponerle un nombre a lo mejor y a lo peor porque no lo tengo. La verdad es que un momento tremendamente duro para cada vez más gente.

“No recuerdo una situación así de dura en la industria de los medios, ni siquiera en el 2001”.

En particular, en el mundo que a mí me toca moverme, que es la industria de los medios y el entretenimiento, no recuerdo una situación así de dura y hace más de veinticinco años que trabajo. El otro día alguien me preguntaba, cuando hablaba de un tema así, ni siquiera en el 2001, que recuerdo una situación así, cómo esta industria ha expulsado profesionales de muy alta calidad y cómo ha destrozado medios y no hablo solo de este gobierno. Me parece que el colapso de muchos medios tiene que ver también con el desastre que hizo con los medios en la gestión anterior, fue una industria que en algún sentido fue abandonada a su suerte y que alimenta a un montón de gente, que además alimenta con diversidad de puntos de vista que es lo que hoy está faltando.

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¿Ves al país mejor o peor ahora con este gobierno que con el gobierno kirchnerista?

-Claramente estamos atravesando una etapa de ajuste; un ajuste durísimo, despiadado. La verdad es que, si era necesario de esta manera o no, lo desconozco; no soy economista, no me toca a mí tomar ese tipo de decisiones. Si tengo que guiarme por lo que observo en la calle, la verdad es que me parece que estamos en un momento en el que hay muchos más excluidos y eso es tremendo. Si esto es una suerte de etapa que hay que pasar y trae después una suerte de estabilización y de recuperación de los que hoy se están quedando afuera, ojalá fuera así. Me permito dudar.

Sos un tipo que caminas mucho, escuchas mucho, estás en contacto con la gente a través de los medios. ¿Cómo ves la provincia de María Eugenia Vidal?

-La verdad es que yo vivo circunstancialmente en la provincia de Buenos Aires, trabajo acá en City Bell, pero a la vez no me siento del todo un bonaerense y es porque viví practicante toda mi vida en la ciudad de Buenos Aires. Es muy grande la provincia también, creo que lo que podemos ver acá o en el gran Buenos Aires es muy distinto de lo que ves a lo mejor a 700 km de la capital. Hay mucha gente, es muy compleja, tiene una diversidad de situaciones muy grande y veo esto: retracción en el trabajo; pero también entiendo que María Eugenia Vidal gana una elección que nadie esperaba que ganara y que los bonaerenses depositaron en ella una esperanza muy grande y parece conservar ese crédito. Qué va a pasar el año que viene, no lo sé.

“Los bonaerenses depositaron en Vidal una esperanza muy grande y parece conservar ese crédito”.

¿Ideológicamente con qué ideas te sentís más identificado?

-No tengo una adscripción política. No me siento representado por ningún partido. Mis valores tienen que ver con la convivencia, con el respeto por el otro, con el respeto de las libertades, respeto a los derechos humanos, la justicia social, la educación, el trabajo y la salud, como responsabilidad del estado.

Se habla mucho de la figura de Marcelo Tinelli en política. ¿Qué opinas?

-Todavía no está jugando en ese terreno, pero me parece que tiene derecho a hacerlo como cualquiera. Y no sé cuáles son sus planes, ha habido varios casos de gente que llega a la política desde otros ámbitos y curiosamente por lo que veo, la popularidad de Marcelo no necesariamente se traslada a la política en términos de intención de votos. Mucho más que eso no sé. Si lo hace, espero que tenga vocación de servicio real porque esta idea de que los ricos que se dedican a la política, no necesitan de la política para hacer negocios porque ya lo tiene todo, eso es falso.

Sobre la posible incursión de Tinelli en política: “Espero que tenga vocación de servicio real”.

Espero que tenga las mejores intenciones; también, muchas veces figuras como la de Tinelli son como oro en polvo para la clase política porque encuentran a alguien que tiene lo que es más difícil de construir para un político de carrera que es conocimiento y reconocimiento público. Creo que Tinelli debe ser la persona más conocida de la Argentina, eso es un valor que un político le lleva décadas construir.

¿Algo raro o un momento que la hayas pasado mal en tu carrera en los medios?

-La pasé muy mal en mis últimos años en Rock & Pop. Me tocó atravesar una etapa en la que estaban destrozando un medio que era valiosísimo, que era muy rico en historia, en profesionales, era una marca además muy fuerte y siento que la siguen arruinando año a año. A la vez, me sorprende que todavía pueda resistir, lo que habla de la fuerza que tuvo la construcción de esta marca hace ya más de treinta años. Esos dos o tres últimos años fueron muy duros; ver cómo mes a mes perdían el trabajo más compañeros, la precariedad, el abandono, hasta que en algún momento me tocó a mí, después le fue tocando otros. Fue una etapa muy dolorosa.

¿De qué te arrepentís?

-Me arrepiento de no haber tomado más desafíos profesionales en algún momento en el que estaba como más relajado y en un plan más de divertirme y tal vez dejé pasar oportunidades.

Hablamos del país, del gobierno. ¿Cómo te imaginas a futuro y más pensando en las elecciones?

-Es un misterio todavía. Seguramente, si a esta conversación la tuviéramos dentro de tres meses, tal vez habría un panorama muchos más claro. Pero si estamos hablando de qué puede pasar en términos electorales y qué va a venir después de este gobierno de Macri, si viene un segundo gobierno o si viene otra cosa, yo hoy no sabría decirlo. Parece que las tres principales figuras del oficialismo van por la reelección, es lo que se lee; pero no se sabe qué pasa todavía del otro lado, porque una cosa es si termina jugando Cristina como muchos creen que puede pasar o si aparece otro candidato. Hace unos días hubo un encuentro entre Roberto Lavagna y los líderes de la CGT; me parece que Lavagna puede ser una alternativa de la oposición para muchos que tal vez están desencantados con este gobierno, pero nunca votarían al kirchnerismo; son especulaciones. 

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Lo que sería tremendo, es tener una especia de ciclo histórico en el cual vayamos oscilando de un extremo al otro; me parece que el tema es que nos pongamos de acuerdo en cuáles son las políticas y le haría muy bien a este país tener políticas de estado consensuadas por una mesa lo más amplia posible de un acuerdo social y que pudieran proyectarse trascendiendo incluso el signo político del gobierno al que le toque ejercer el poder circunstancial. Creo que ahí, un déficit de este gobierno, creo que Macri tuvo oportunidad en más de una ocasión de convocar una suerte de acuerdo social y decidió no hacerlo. Y me parece que eso hace falta en este país. Tal vez no sean estos los actores y sea el próximo que venga. Uno no imagina a Cristina haciendo algo así, no? Todavía hay tiempo de que aparezca alguna figura que genera algún tipo de unidad o que trascienda esta especie de la grieta que nos hace mal y nos impide pensar de una forma más sofisticada.