El atleta que dejó una huella imborrable en la historia del deporte argentino lanzando la jabalina, recorrió su infancia en Marcos Paz, en la cual por momentos no tuvo para comer; habló de la importancia de su profesor de educación física de la secundaria para comenzar su vida en el deporte; sobre el momento de obtención de la medalla y las puertas que le abrió; y acerca de su nueva vida en Finlandia, país que se radicó para poder mejorar en su profesión.

A su vez, remarcó la importancia del desarrollo de esta competencia para Argentina por la cantidad de obras realizadas que permitirán el crecimiento del deporte nacional.

¿Cómo estás hoy, con esta posibilidad de vivir los Juegos Olímpicos de la Juventud en la Argentina y ser el padrino del evento?

-Estoy muy feliz de que tengamos un evento de esta magnitud en nuestra sociedad. Es algo que nos va a dejar mucho, ya sea equipamiento, estadios, educación extra, porque estábamos muy involucrados para que salga todo bien y hacer unos buenos Juegos para poder ser en un futuro sede de algún Panamericano o Juego Olímpico. Yo estuve en Singapur en 2010. Fui la primera medalla olímpica argentina y de la historia de los Juegos, así que eso quedará en la historia y marcó mucho en mi vida. Ojalá que en este 2018 muchos lo vuelvan a repetir. Es un orgullo ser el padrino y a la vez me gustaría volver a estar en Singapur, porque lo disfruté mucho. Pero ahora estoy del otro lado. Sé lo que están pasando, sus nervios, su presión. Creo que es algo muy lindo. Ahora estar como padrino es hermoso de todos los aspectos. Ver a los chicos cómo se preparan y ayudarlos a que sigan creciendo.

Siempre remarcas que tu infancia no fue para nada fácil, ¿Qué recordas?

-Fui un niño feliz. Jugaba a la pelota, a la bolita y con figuritas. No existía todo lo que era tecnología de hoy en día. Vengo de una familia muy humilde, por lo que la carencia de necesidades era algo cotidiano. Esa era la realidad que vivimos con mi hermana y mi vieja. El deporte me dio la oportunidad de todo, de poder conocer, crecer, superarme y ayudar a mi familia.  Pasamos por muchas situaciones desfavorables, varios días no tener para comer. Siempre tengo en mi memoria el día mi mamá me dio lo únicos dos pesos que había en la casa para ir a entrenar, quedándose ella sin plata para comprar el pan y la leche. Así y todo, recuerdo haber tenido una infancia muy feliz.

“Con mi familia pasamos por muchas situaciones desfavorables, varios días no tener para comer. Siempre tengo en mi memoria el día mi mamá me dio lo únicos dos pesos que había en la casa para ir a entrenar”.

¿En qué momento empezó la pasión por la jabalina?

-Mi profesor de la escuela hacía atletismo y me empezó a invitar para que participe. Como yo hacía softball y me destacaba del resto de mis compañeros me insistió en que vaya a practicar. Un día me convenció y empecé a ir. Y de a poco me empezó a gustar hasta que me terminó atrapando. Tal es así que hoy en día mi ilusión es lanzar jabalinas cada vez más lejos.

¿A qué edad te decidiste?

-A los 12 años. Con mi entrenador de la escuela, Gustavo Osorio, quien siguió conmigo hasta 2016. Empezamos a meternos en esa locura de objetivos en común y los concretamos con el paso del tiempo.

Comentaste que venís de una familia donde las cosas costaron el doble, ¿cómo viviste la primera vez que te subiste a un avión?

-Fue nuevo en todo sentido. Viajar, conocer. Estaba muy emocionado. Lo disfrutaba, pero estaba enfocado en mi objetivo, que eran los Juegos de Singapur 2010. Hoy, quizás, al ser más grande, lo disfruto mucho más. Mi primer viaje fue a Chile, para disputar un Sudamericano, cuando tenía 12 años. Fue una muy linda experiencia y la disfruté mucho.

Hablamos de los Juegos Olímpicos de la Juventud y ese logo que quedó en la historia en 2010 ¿Cómo vivís esa medalla dorada de Singapur actualmente, a ocho años del logro?

No me pongo a pensar en eso ahora. Creo que fue algo grandioso. Único e irrepetible. Tenés que coincidir con la edad justa, ser uno de los mejores del continente. Tenés que tener esa suerte y yo la tuve. Con un buen entrenador, estando bien acompañado. Y, además, en ese momento hacer el récord mundial de 39 metros, que hoy sigue siendo la marca actual. Todas esas cosas son muy lindas, pero no me detengo a pensar mucho, sigo avanzando. Cada meta y objetivo cumplido es un punto de partida para mí.

En el momento del logo te fue a entrevistar un periodista y dijiste: “No puedo hablar, estoy emocionado”. ¿Qué se te pasó por la cabeza?

-Fue mucha emoción. Recordar a todos los que creyeron en mí, a mi familia, cercanos, sponsors. Sabemos que es muy difícil hacer estos deportes en Argentina. Hay que trabajar, estudiar. Agradezco al ENARD y a la Secretaría de Deportes por todo lo que viví. Creo que sin su apoyo no hubiese podido continuar. Es un gasto muy grande, pero con su ayuda lo pude solventar y así representar a la Argentina de la mejor manera posible y lo más profesional posible.

“Es muy difícil hacer estos deportes en Argentina. Agradezco al ENARD y a la Secretaría de Deportes por todo lo que viví, sin su apoyo no hubiese podido continuar”.

¿Quién tiene la presea dorada y dónde la guardás?

-Mi medalla la tiene Rosa, mi mamá. Se la di porque no me gusta tener nada mío en mi casa.  Trato de no detenerme en ese logro. Lo disfruto, obviamente, pero al otro día es otra meta nueva.

¿Cómo fue el encuentro con tu mamá cuando le entregaste la medalla?

-Fue emocionante. Es algo que te marca para siempre. Sabíamos que con la realidad nuestra era impensado que yo esté compitiendo a nivel mundial con los mejores del mundo y, además, haberme consagrado como el mejor.

¿Sentís que la medalla fue un logro que te abrió varias puertas?

-Totalmente. El oro me abrió muchas puertas, pero me fijo la vara que yo me pongo y no la que otros ponen en mi espalda. Fue sumamente positivo y fui un afortunado para que esto pasara.

“Sabíamos que con la realidad nuestra era impensado que yo esté compitiendo a nivel mundial con los mejores del mundo y, además, haberme consagrado como el mejor”.

Te fuiste a vivir a Finlandia, un país con costumbres muy diferentes a las nuestras. ¿Qué fuiste a buscar? ¿Con qué te encontraste? 

-Fui a buscar mi mejor versión. Por suerte, conseguí todo lo que buscaba. Las condiciones, los torneos, todo. Me encontré con un país que en invierno es muy duro, y con una cultura muy diferente a la nuestra. Ellos son muy cerrados, muy fríos. Pero es un sacrificio y sin este no hay resultado. Te afecta el hecho de estar lejos, solo, sin tus afectos. Por eso me refugio y sé que es la única forma de acercarme a lo que sueño. Hasta noviembre me quedo en Argentina.

Hace poco hablábamos con el Chapa Retegui y nos comentaba esto de que en Argentina no se les da tanta importancia a los demás deportes por fuera del fútbol, básquet y hockey. ¿Cómo es en Finlandia esta situación?

-En Finlandia la gente ama al lanzador de jabalina en este país. Es como ir a ver un partido de futbol en Argentina.  En un torneo de cualquier tipo de nivel de jabalina van tres mil personas seguro, tanto en hombres como mujeres. Junto al hockey sobre hielo, es el evento más seguido del país. Estoy en el mejor lugar de la jabalina. Con respecto a Argentina, el ENARD apoyó mucho a la formación de deportistas y pese a la difícil situación del país debemos mantenerlo, que no se caiga. El deporte es una fuente de inspiración, de tomar caminos, decisiones. Desde su fundación, creció muchísimo el deporte.

“El ENARD apoyó mucho a la formación de deportistas y pese a la difícil situación del país debemos mantenerlo, que no se caiga”.

Hace unos meses el ENARD no le pagaba las becas, ¿Considerás que en el país se les da la espalda a aquellos deportes que son amateurs?

-No creo que sea así. Tiene que ver con otra cosa, el medio. En ningún aspecto alguien te da la espalda desde la nada. Cuando veía que a mis compañeros que no les pagaban la beca me ponía mal. Pero trato de ser positivo y ser paciente. No desesperarme y criticar si no me pagaron. Eso genera un conflicto mayor. No apoyamos a ningún partido político, ningún gobierno. Somos argentinos y de Argentina. Llevamos la celeste y blanca más arriba que todo. Pero vivimos de las becas. Necesitamos del apoyo económico porque si no se vuelve muy difícil.

“No apoyamos a ningún gobierno, pero necesitamos del apoyo económico del Estado porque si no se vuelve muy difícil”.

En el caso particular, tuve mucha suerte, con el apoyo de sponsors que me bancaban. Pero no todos tenían la misma posibilidad. Sabemos que las cosas están cada día más inalcanzables.  Y es por eso que cuando les duele a mis compañeros por la plata, me duele como si me estuviese pasando a mí.

¿Cómo ves al deporte olímpico nacional? ¿Te imaginás que Argentina logre un medallero histórico en esta edición?

-Deseo y anhelo que así sea. Llevamos muchos deportistas y tenemos grandes chances. Hay mucho recambio. En lanzamiento de bala hay un chico, Nazareno Sassia, que puede andar muy bien, tenemos muchas fichas en él. En natación, también, tenemos a Delfina (Pigniatello). Hay figuras muy relevantes y ojalá sea la mejor.

¿Qué te parecen las instalaciones para estos Juegos?

-Geniales. Tales como en Singapur, Rio o Londres, están hermosas. Va a quedar algo muy lindo para nuestro país y las edificaciones están a nivel mundial. Estaría bueno que todos se acerquen a ver la competencia. Que puedan venir a ver a los chicos, a apoyarlos, porque en un futuro varios de ellos van a ser los mejores del mundo. Sería bueno no perdérselo, más que nada teniéndolo a la vuelta de casa.

¿Duele el poco reconocimiento mediático que tienen?

-Honestamente no.  Soy consciente de mi reconocimiento popular y sé que me difunden. Todos pueden conocerme, ver mi deporte. Pero a mí no me mueve el tema del reconocimiento, no es prioridad. En las nuevas generaciones puede ser que sí, pero no es algo que me marcó. Me sentí bien. Si me daban el espacio para contar lo que hacía, mejor. No me ponía mal.

“A mí no me mueve el tema del reconocimiento, no es prioridad”.

¿Qué proyectos tenés a futuro?

-Entrenar, entrenar y entrenar. Estoy preparándome de acá a dos años. El mayor proyecto a corto plazo del momento es Tokio 2020 y cuando éste pase serán los Juegos de 2024. Y así metas de cuatro años. Intentaré seguir creciendo como persona y mejorando como deportista.

¿Cómo te preparás para Tokio 2020?

-Estos últimos dos años fueron los mejores de mi vida deportivamente. Me estuve entrenando en Francia y en Finlandia con las mejores condiciones. Y espero seguir así y llegar de la mejor manera.

¿Qué mensaje le podés dar a los más jóvenes?

-Que disfruten mucho. Que en los Juegos no empieza ni termina nada. Son jóvenes. Si no logran lo que querían, espero que sigan entrenando hasta lograrlo. Y si son campeones del mundo, espero que no piensen que cuando sean adultos todo será igual. Hay que mantener los pies sobre la tierra. Hay que vivir el hoy. El pasado ya pasó y el futuro no lo podemos controlar. Espero que sean las mejores personas que puedan ser, respetuosos con sus pares. Y que sueñen, porque los sueños se cumplen. Lo digo por experiencia, porque yo sueño día a día.

Hoy Braian Toledo es…

-Es un soñador y el mismo de siempre que intenta crecer día a día. Soy un afortunado, muy feliz. Con gente alrededor mío que me quieren por lo que soy y no por lo que ellos quieren que sea. Valoro tener cerca a mis seres queridos. Intento soñar siempre y alcanzar mis sueños. No tengo miedo a lo que vaya a pasar, estoy preparado para lo que venga.