Gabriel Colautti, a seis años de la inundación en La Plata: “Sin justicia no hay reparación”
Un insólito fallo el mes pasado terminó de consagrar la impunidad de los responsables de la inundación de La Plata del 2 de abril de 2013. Gabriel Colautti, que perdió a su papá, es una de las voces más críticas entre los familiares. En diálogo con Diagonales, disparó contra Scioli, Bruera, Garro y Vidal: “Son todos lo mismo”
Un solo acusado, un juicio abreviado de seis horas y una multa de 12.500 pesos para el ex director de Defensa Civil del municipio, Sergio Lezana. Ese es el resultado en materia judicial a seis años de la inundación de La Plata, la que dejó el saldo de muertos más importante de la historia del país, aunque el número final esté aún puesto en discusión. Cuando lo cuenta, Gabriel Colautti levanta el tono de su voz. Se le abren los ojos y se le arquean las cejas, y deja escapar un gesto de ironía para subrayar cada cosa que le pasó en los últimos años, como si tuviera enfrente a los responsables de la muerte de su padre aquel fatídico 2 de abril de 2013, y los invitara a pelear.
—No dejo de pensar en una foto de (Daniel) Scioli, (Ricardo) Casal, (Pablo) Bruera y (Sergio) Berni en la que se hablan al oído, tapándose la boca. En seis años no se me fue de la cabeza: esa imagen representa la mentira, la rosquita de la impunidad— dice. Se refiere a una foto del día siguiente al desastre, en la que se juntaron el ex gobernador bonaerense, su ministro de Seguridad, el entonces intendente del municipio y el secretario de Seguridad de la Nación para confirmar el primer número de víctimas: 51. La busca entre sus cosas y la encuentra, junto con un sinnúmero de carpetas y papeles de las causas judiciales y de los muertos.
—Ese día yo todavía estaba buscando a mi papá.
Gabriel recuerda cada segundo que pasó desde las cuatro de la tarde del 2 de abril, cuando empezó a llover, hasta la noche del 4 de abril, cuando encontró el cuerpo de su padre, Jorge Pío Colautti, de 74 años, tirado en el piso de la morgue. El informe de la muerte dice: “COLAUTTI, Jorge Pio (paro cardiorrespiratorio traumático, asfixia por sumersión). Hora: 23:00 23 e/ 34 y 35 (La Plata). DNI: 5.176.427. Edad: 74”. El relato surge de su boca con precisión cinematográfica, y todo su cuerpo y sus gestos lo acompañan.
—Me acuerdo que llamé primero a mi vieja, después a mi hermana. Estaba todo bien. Pero le ofrecí a mi viejo poner las compuertas en su casa cuando el agua empezó a subir. Cosas de viejo: dijo que no lo necesitaba. Más tarde el agua sigue subiendo y en vez de llamar, salgo. No miento: en la esquina de la casa de mis viejos el agua me llegaba hasta el cogote, era un río de montaña que arrastraba todo, autos, árboles, muebles. Cruzo la calle con una soga que logramos atar de un poste al otro. Incluso había un camión cisterna de bomberos que ya no podía avanzar, y estaban sin bote, porque el único bote lo estaban usando en la zona de más abajo, donde el desastre era peor. Entonces me entero que mi viejo no está en la casa. Ahí empieza el calvario.
¿Quedaron marcas del agua en la casa?
—Por más que busques en toda la Ciudad, no quedan marcas. Lo cual es un error nuestro, de los platenses. Ingenieros holandeses nos dijeron años después que no hay que sacar las marcas. Sacarlas es fomentar el olvido. Repetir. Por eso no sorprende que lo primero que hizo Bruera fue regalar litros y litros de pintura.
"Ingenieros holandeses nos dijeron años después que no hay que sacar las manchas. Sacarlas es fomentar el olvido".
¿Cómo fue la mañana siguiente, del 3 de abril?
—Bajó el agua y aparecieron los cuerpos. A las seis de la mañana salí a buscar a mi viejo entre los cuerpos muertos, que aparecían en las calles como si fuera una guerra. Así, un montón de gente desesperada como yo. Llegué a 34 y 25, a una cuadra donde después me entero por las fotos que apareció mi viejo. Más tarde voy a la morgue y al centro de evacuados: no estaba. Ahí renace la esperanza de que estuviera vivo. Lo dimos por desaparecido, empezamos la búsqueda, mi hermana sale en televisión. Una búsqueda nacional.
Pero lo encontrás en la morgue, el 4 de abril a la noche.
—La morgue es una casita con un camino. Vamos con una foto de él. “¿Quién pasa?”, preguntan. Pasé y lo ví. Lo reconocí. Estaba tirado en el piso. La vida me cambió.
¿En qué?
—Tuve amigos hasta ese día y tengo otros nuevos desde entonces (ríe).
Como sucede casi siempre con el círculo de familiares de víctimas de una tragedia evitable que se organiza para buscar la verdad, Gabriel conoció a muchos dirigentes políticos. Su hermano Germán tuvo un paso por La Cámpora, pero a él no le cierra ningún espacio. Ni siquiera la entonces oposición, hoy Gobierno. Cuenta que tuvo una reunión con la actual gobernadora, María Eugenia Vidal.
—Habló conmigo cuando estuvo en la campaña. Después no. Nunca vas a ver un familiar al lado de ella. Porque es lo mismo: Vidal y Macri tienen 8 muertos en la Ciudad por la inundación ese mismo día. Vidal llegó a decirnos a los familiares que la diferencia entre ella y Scioli era que el Pro no “ocultó” los muertos. Me paré y me fui. Mi viejo no es más importante que los muertos de Vidal y Macri en la Ciudad, todos valen lo mismo.
"Vidal habló conmigo cuando estuvo en la campaña, después no".
Vidal dijo hace poco que los vecinos de La Plata “pueden dormir tranquilos” ahora, por las obras. ¿Es asi?
—Dijo eso y a los dos días nos volvimos a inundar (ríe). El 22 de febrero de 2017. Pánico. Es la psicosis que nos quedó a los platenses, a la primera lluviecita todos corren a sacar a sus hijos de la escuela. Vidal siguió con el mismo plan de obras que iba a hacer Scioli.
Me acuerdo que de la administración anterior, nos dijeron que con las obras “la ciudad se va a inundar igual si llueve con la misma fuerza, aunque va a drenar más rápido”. ¿Cómo puedo dormir tranquilo si nos dicen eso y después siguen ese mismo plan? Además, a Vidal le pedimos que abra los registros de la policía y de la morgue, para comprobar la cantidad de muertos.
"A Vidal le pedimos que abra los registros de la policía y de la morgue, para comprobar la cantidad de muertos".
El juez Luis Arias, en su fallo, fijó el número de víctimas en 89
—Arias negoció 89, que es distinto. Yo le acerqué dos casos mas, y no nos dieron bola.
En el libro "2A. El naufragio de La Plata", de Martín Soler y Josefina López Mac Kenzie, se da cuenta de otras veinte víctimas más.
—Sí. Es un gran libro. Y arriesgo que son muchos más, sobre todo en las villas, por ejemplo en Las Palmeras, muchos NN. Ni hablar de las apretadas de Casal a familiares, que las hubo.
Por último, según el actual intendente, Julio Garro, ahora sí hay un plan de contingencia. ¿Alcanza?
—El plan de contingencia no está terminado hasta que los platenses sepan cómo comportarse cuando hay una inundación. Lo mismo para los no platenses. No hay señalización. Se dedican a proteger el casco histórico, por el negocio inmobiliario. El resto no les interesa.
"Sin justicia no hay reparación".
¿Creés que algún día se va a terminar la impunidad?
—Eso puede llegar a pasar cuando se corra el fiscal Jorge Paolini. Su madre es la prima hermana de Casal. Eso explica por qué separa responsabilidad penal de responsabilidad política. El mismo cuento de siempre, se protegen entre ellos. Si hay justicia, volvería a creer en mi país. Sin justicia no hay reparación.