El mercado de cambios y los bonos están en calma a la luz de los rumores apuntalados por el propio gobierno y por comunicados oficiales del FMI, de que el organismo no sólo anticipará el cronograma de la asistencia previsto en el prontamente fallido acuerdo de junio, sino que además sería reforzado con mayores recursos, que permitirían darle mayor margen de intervención al BCRA y mayor alcance a una potencial prescindencia de los mercados internacionales más allá de fines de 2019.

Resulta bastante claro que la solicitud de anticipos de los desembolsos originalmente programados y del refuerzo del programa es estrictamente necesaria. En esta línea, el refuerzo debería alcanzar la suma de US$ 15.000 millones adicionales, a fin de poder señalizar una moderación en la volatilidad cambiaria, a la vez de dotar de mayor previsibilidad al programa financiero de 2020 donde habrá que afrontar nuevos vencimientos y pagos de intereses, aún si se logra alcanzar el déficit cero en 2019.

El nuevo programa fiscal podría colaborar para que el FMI acepte otorgar dicha ayuda; pero, para ello resulta plausible anticipar que el mismo deberá contar con apoyo de la oposición para hacer más creíble que dicho programa será sostenido en el futuro. Sin perjuicio de eso, y dada la indudable vulnerabilidad de la economía argentina, el contexto internacional también jugará un rol fundamental para las perspectivas macroeconómicas de los años que siguen. Los avatares de las perspectivas electorales de cara a la elección presidencial del año próximo, muy inciertos hoy, pero todavía contaminados por la polarización, y a los costos sociales que se avecinan inexorablemente, representan una fuente de preocupación adicional.

 Si bien la Secretaría de Finanzas continúa aferrada al supuesto heroico, dadas las circunstancias, del “rollover” de todos los vencimientos, lo que da como resultado un sobrecumplimiento de los requerimientos -implícitamente la solicitud del adelantamiento de fondos más el ajuste de la meta fiscal-, en vista del riesgo país en niveles siderales, deja a las claras que el programa necesita del refuerzo que se fue a solicitar. Sin ir más lejos, el refinanciamiento de Letes en dólares dista de alcanzar el 100%, e inclusive, por las repo vigentes, el Tesoro debió pagar dos “margin calls” por un total de US$1.000 millones debido a la caída en el precio de los bonos entregados en garantía.

En caso de corroborarse que como resultado de la negociación en curso se logre duplicar los cinco desembolsos proyectados entre diciembre de este año y del próximo, se generarían fondos adicionales por US$16.300 millones, lo cual sería suficiente para cubrir los requerimientos en dólares del Tesoro. Con ese adelanto, el financiamiento adicional del FMI incluso podría pasar a ser precautorio ya que seguramente el supuesto rollover de Letes sería algo más plausible y la capacidad de volver a los mercados internacionales también sería una opción, más aún si con esos fondos el Tesoro se dispone recomprar parte de la deuda argentina dando la señal que estos activos están subvaluados por el mercado.

Estabilidad cambiaria para retomar el rumbo

Si se logra la estabilidad en el mercado de cambios y se vuelve a acceder a los mercados internacionales de deuda a tasas razonables, el ajuste fiscal podría ser menor. No sería necesario llegar al déficit cero y el FMI entendería este punto. No obstante, el ajuste de precios sobre salarios reales impactará negativamente sobre el consumo, la inversión estará aquietada en el año de elecciones presidenciales y el gasto público no tendrá el dinamismo de los años impares (electorales anteriores), sólo el sector exportador tendrá un buen año en 2019 y no creemos que eso alcance para mostrar un crecimiento de la economía. De esta manera, esperamos dos años de caída de la actividad (2018 y 2019), pero con un 2019 donde se empiece a estabilizar la economía y hacia adelante, otra vez la recuperación, resta el desafío de siempre, transformar esa recuperación en crecimiento.

*Economista UBA, Máster en Finanzas UCEMA y Profesor UBA Macroeconomía. Es economista de la consultora ACM e investigador de la UBA. Twitter: @guido_lorenzo