El ex Ministro de Economía y actual Diputado de la Nación, Axel Kicillof, visitó la redacción de Diagonales para pasar por la sección íntimo. El economista recorrió brevemente su vida y dejó definiciones sobre su pasado político, la actualidad con Macri y Vidal, y lo que se viene.

Su infancia atravesada por la última dictadura militar, el fin del secundario con el alfonsinismo, la decisión de comenzar su carrera ligada a los números que fueron de la mano de la militancia política, sus periodos como docente universitario e investigador hasta llegar a trabajar con Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner fueron los primeros temas que deslizó a lo largo de la nota. Además, analizó lo positivo y lo negativo de su paso como Ministro. Criticó el contexto sociopolítico y económico que vive el país con el actual gobierno de Mauricio Macri y María Eugenia Vidal.

De cara a octubre, confesó que en la calle la gente pide por la vuelta del peronismo al poder; y aunque no puso el sello, manifestó que podría apuntar al rol Gobernador de la Provincia en las elecciones y no descartó la posibilidad de ser Presidente.

¿Cómo fue tu infancia y tus primeros años de vida teniendo en cuenta que los transitaste durante la dictadura militar?

-Empecemos por mi infancia, por la parte linda. Yo tengo dos hermanos, una hermana menor y uno mayor. Me acuerdo que los fines de semana íbamos a un lugar que tenían mis padres en lo que hoy es Merlo –en ese momento era Morón- y pasamos momentos con mis abuelos que hoy los recuerdo muchísimo porque era precioso. Me acuerdo todo feliz, menos la dictadura, cuando empieza yo tenía cinco años. 

“En esta época de Macri volvieron las armas largas a la calle y este clima opresivo y represivo”.

Me acuerdo del miedo de la gente, del Mundial 78 y de la Guerra de Malvinas. Mi familia tenía un Falcón, no verde, pero en fin un auto de la marca que usaban los militares y era un contexto que esa imagen era fuerte, para mí no es un mito, en las esquinas estaban parados como hoy puede haber un piquete policial, pero en ese tiempo eran los militares con armas largas. Lamentablemente, en esta época de Macri volvieron las armas largas a la calle y este clima opresivo y represivo.

¿En qué momento te decidís a estudiar economía? ¿Cuándo se cruza la política en tu vida?

-Le decisión de estudiar economía estuvo muy ligada a la política nacional y a la historia del país, porque a mí me tocó empezar el secundario sin saber qué carrera iba a seguir. Yo quería tener un kiosco cuando era chico, pero no por motivos comerciales (risas), me gustaría tenerlo, pero ahora funden todos. Cuando empecé la secundaria había regresado la democracia, había una actividad política intensa en las escuelas, porque se terminó la dictadura y era algo que se festejaba activamente con política. Era algo positivo y bien visto, lleno de esperanza porque con el Alfonsinismo, vino la idea de mejorar la economía, la vida de todos.

“La economía te da una salida y una clave muy importante para entender la actualidad, el presente, pero también para plantearse el futuro”.

Cuando termino el secundario es el final de su Gobierno, donde se instala esa idea del golpe de mercado, de lo que volteó a Alfonsín fue le economía y para muchos de nosotros, que veníamos de militar, la economía aparecía como una amenaza, como un problema a resolver. Era un poco una intriga y una incógnita sobre qué hacer con este país, para dónde podía ir, qué es lo que había fracasado de la experiencia del alfonsinismo, qué es lo que salió mal, qué era esto de los golpes económicos, el poder económico, la deuda externa, todas preguntas que me hacía en ese momento y todavía me las hago. La economía te da una salida y una clave muy importante para entender la actualidad, el presente, pero también para plantearse el futuro.

“La formación de los economistas es bastante cuadrada”.

Por eso me decido a estudiar Economía y aunque en un momento pensaba seguir Ciencias Políticas. En su momento me parecían separados, pero cuando empiezo a militar y hacer política en la facultad, junté todo y simplifiqué. Sin embargo, la carrera que yo empecé a estudiar me resultó muy frustrante, porque la verdad que la formación de los economistas es bastante cuadrada. Te forman con manuales hechos en el extranjero, de Estados Unidos básicamente y no te podés responder ninguna de todas esas preguntas de nuestro país. Eso marca una etapa posterior de seguir militando la facultad y hacerme profesor, investigador universitario en la UBA y varias Universidades del Conurbano.

Ping Pong

¿Cómo es el Axel profesor?

-Ser docente, investigador y profesor es algo que lo hice durante toda mi carrera. La verdad que me tocó una etapa espantosa, para poder dedicarse a la investigación y a la docencia porque era un periodo de ajuste, de reducción de los presupuestos universitarios, al CONICET, de hecho, me dedicaba un poco a la docencia, porque quería trabajar de eso. En Economía en los ‘90, había varias salidas laborales, porque podías ser economista de una gran empresa, del Estado, pero la universidad pública estaba muy desfinanciada, los salarios docentes eran muy malos, no había recursos para los investigadores. Lo mismo que está haciendo ahora Macri, las mismas políticas. En ese momento la facultad tenía 60000 alumnos y tan solo 43 profesores trabajando todo el día.  No había plata, entonces los que daban clases trabajan de otra cosa y pasaban dando clases, sin cobrar. Pero era mi vocación, yo quería laburar de eso y siempre se cobró peor que en la actividad privada, pero era lo que a mí me gustaba. Llegué a tener seis cursos para hacerme un sueldo. Formé un sindicato docente en mi Facultad para que haya más financiamiento en la docencia, porque no era un hobby, era una profesión.

Cuándo llegaste a la administración pública. ¿Cómo te imaginabas que era y con qué te encontraste?

-De la carrera como investigador y docente, yo no dejé de hacer política y la hacía de varias formas, siempre tenía alguna actividad sindical y alguna actividad con algunos colegas que empezamos a trabajar en una especie de centro de investigación que hacía intervenciones sobre la coyuntura argentina, era por afuera de la facultad, ad honorem para sacar artículos de la realidad económica que vivía la Argentina.  Desde ahí que veníamos discutiendo un poco cuál era el papel del Estado y el salto de discutir qué tiene que hacer el Estado al ser funcionario público y hacerlo en lo personal fue todo un descubrimiento, primero trabajé en Aerolíneas un tiempo y después pasé al Ministerio de Economía no como Ministro, sino como secretario de política económica. Es un cargo al que se lo llama viceministro, pero no lo es.

“Podes tener la mejor política, pero si no la logras implementar no sirve de nada”.

Ahí mi di cuenta que uno desde afuera del Estado siempre lo que piensa es que hay que idear o diseñar buenas políticas, pero se puede tener una buena idea, pero la gestión tiene otro elemento, está la cuestión de pensarla, conseguirla, diseñarla a la política y después está implementarla, que es un mundo distinto. Podes tener la mejor política, pero si no la logras implementar no sirve de nada. Por ejemplo, el Progresar requería mucho trabajo en territorio y el Ministerio de Economía no tiene trabajo de desligue territorial, necesitábamos poder explicar el programa, presentarlo, hacer las inscripciones, los seguimientos a que las universidades tomaran como propias el programa, tuvimos que hacer un trabajo muy importante en la implementación, después esta la comunicación y ahí tenes algunos diarios o medios de comunicación que eran opositores y que hoy son oficialistas, que  estaban en contra del gobierno y no lo difunden. Así, aunque lo tengas bien armado, no podés llegar. 

Fue un aprendizaje enorme. Hay cosas que salieron bien, otras mal y otras que faltaron. Pero me quedé muy conforme con lo que se hizo, sobre todo por la reacción en la calle después de que uno ve todo lo que pasó, de una parte de la sociedad que de repente no está de acuerdo con el peronismo, con el kirchnerismo, que ahora están saliendo a la luz operaciones de espionajes, porque hoy pasamos a estar en una serie de netflix porque hay un tipo que no espiaba a todos, que armaba causas con políticos y medios. Es un espanto.

Hablando del espionaje. ¿Te cuidas?

-Si claro que hay que cuidarse. Lo que estamos viendo en Argentina, también se ve a nivel internacional, en Estados Unidos las acusaciones de Trump, el espionaje con los rusos, y el uso de las redes. Me parece que estamos en una época donde también las apariciones de nuevas tecnologías se meten en todos lados de tu vida personal, se sabe mucho de uno y te hacen poner paranoico, porque saben que compraste, con quien estuviste, con quien hablas y es mucha información, si caen en malas manos, mi dios.

“Hoy saben qué compraste, con quién estuviste, con quién hablas. Es mucha información que si cae en malas manos, mi dios”.

Yo me acuerdo cuando nuestro gobierno sacó la tarjeta SUBE, en algunos medios de comunicación decían que te iban a espiar e inculcaban no usarla. Era una campaña en contra del gobierno, porque era un buen programa, pero querían asustar a la gente para no pudiera tener el efecto esperado. Hoy todo el mundo la usa, pero qué importa si saben todos por el GPS por dónde andamos. Pero siempre que aparece una nueva tecnología tiene una nueva regulación, lo digo entiendo lo que estoy diciendo. Entonces qué se dice, el que te persigue es el Estado y no sé, si el Estado no debería cuidarnos que no nos puedan perseguir.

Hablabas de Cristina. ¿Qué fue lo mejor y lo peor de trabajar con ella?

-La verdad que fue la mejor jefa que tuve en términos laborales. Hay algo extraño que ocurre y que me pasa a mí en primera persona, yo creo que a mí la gente me conoce por lo que dicen los medios de comunicación y ese no soy yo. Uno tiene su faceta personal, privada, laboral, pública y como político, pero cuando el que te presenta te introducen ante los demás y no te quiere nada, te instalan como le conviene. A mí me pasó eso con aquellos que eran fuertemente opositores, que cuando se conoce mi designación o el papel que estaba por tener me presentaron ante la sociedad de una manera. Entonces con Cristina obviamente pasa eso, la Cristina jefe política es una cosa, la jefa laboral es otra cosa y a cargo del Estado también es diferente. Por eso, no siempre lo que dicen los medios de comunicación que no los quiere es certero. Hay que desconfiar.

“Cristina fue la mejor jefa que tuve”.

Después nos tocó transitar en el Gobierno y en el Ministerio situaciones muy complicadas como el tema de los Fondos Buitres y la corrida cambiaria del 2014; la verdad que yo tengo recuerdos mixtos, pasamos época de mucho estrés, mucha carga de trabajo con la necesidad de estar muy enfocado y en su momento tuve mucho respaldo de mi familia. Fueron momentos de los que afortunadamente guardo un recuerdo más de la historia que del hecho. Son situaciones difíciles que a cualquiera le puede pasar, hoy les pasa a millones de argentinos que están con miedo a que haya una crisis en el lugar donde trabajan, perder el trabajo y luego si quieren reclamar el trabajo que están perdiendo, como hace Vidal, en vez de mandarte al Ministerio de trabajo, te manda al Ministerio de Seguridad y a la policía, a golpear y reprimir. Cuando un Estado no ayuda, es peor. Hoy muchísimos argentinos están en un escenario que en el 2015 nunca pensaron tener.

“Cuando un Estado no ayuda es peor, hoy  muchísimos argentinos están en un escenario que en el 2015 nunca pensaron tener”.

¿En algún momento dudaste en continuar en tu función?

-No, nunca estuve con la sensación de que la cosa estaba muy mal. Sí riesgos, riesgos muy grandes que supimos sortear. Pasamos una etapa que fue tormentosa. Creo que termina con 2014, un año muy difícil. En 2015 la economía termina creciendo 2,7%, la inflación casi la mitad que, en el año anterior, el desempleo bajando, la deuda externa muy baja.

“Terminamos 2015 llegando a fin de mes, sin miedo a perder el laburo, de que se rompa tu familia, sin miedo a no poder pagar la luz”.

Es eso que a Macri le complica armar una especie de cuadro catástrofe, cuando terminamos 2015 llegando a fin de mes, sin miedo a perder el laburo, de que se te rompa tu familia, sin miedo a no poder pagar la luz. Estaba ordenada la cosa, obviamente con las sombras y las luces.

¿Te molestó que los medios de comunicación te cataloguen como el “economista marxista”?

-No, me parece que es el folclore local. Cuando llegué al Gobierno me tratan de presentar como ‘muy joven, incapaz de cumplir esa función’; después como ‘este tipo que viene de la Universidad, entonces no va a ser buen funcionario’; después decían que había tenido un bar y que lo había fundido -que es cierto- y que entonces me iba mal en los negocios; después que como mi familia era de descendencia judía venía a hacer no sé qué cosa, que venía del marxismo. Nada de eso me parece que fuera un defecto, lo trataban de mostrar para que algún sector de la sociedad que no le gustara algo de eso dijera ‘ay mirá’.

“Hay una prensa que se ha convertido en partido político porque tiene intereses económicos”.

Después, en ese periodismo de guerra que hacían, atacarte con todo lo que puedan. Pasa en todo el mundo, hay una prensa que se ha convertido en partido político porque tiene intereses económicos. Y eso es lo más preocupante. Que digan de mi lo que quieran, no me voy a enojar.

¿Qué le investigarías al gobierno de Macri?

-El gobierno de Macri es un buen objeto de investigación científica. Lo complicado para un investigador que quiera estudiar el gobierno de Macri es que hace siempre lo contrario a lo que dice. Tiene unos asesores de marketing, publicidad, imagen, políticos que le escriben un discurso que va para un lado (sonriendo) y la realidad va para el otro. Entonces es muy difícil entender lo que está pasando a través de los discursos. Y como tienen una parte de la prensa que participa de esta intención de ocultar las medidas o echarle la culpas a otro. Cuando yo era Ministro había un terremoto en Japón y yo tenía la culpa, hoy nada es culpa de Macri o de Vidal y Vidal está más protegida que Macri. Para investigar bien qué es lo que está pasando en la Argentina hay que entrar a una casa y abrir la heladera.

“Cuando yo era ministro había un terremoto en Japón y yo tenía la culpa, hoy nada es culpa de Macri o de Vidal”.

Venís caminando la Provincia y manifestaste intenciones de ser precandidato a Gobernador, ¿quién te gustaría que te acompañe en la fórmula?

-Creo que hay una demanda social, más que mediática, por las candidaturas. Creo que las candidaturas vienen después porque si yo digo ‘el candidato soy yo’, cuando vamos a buscar a otros para que formen parte del mismo frente me va a decir ‘no, yo quería ser candidato’. También veamos cómo definimos las candidaturas. Cualquiera que diga ‘el candidato soy yo’ está poniendo el carro delante de los caballos.

“Creo que las candidaturas más que abrir una puerta, las pueden cerrar”.

De ese armado, esperamos que salgan las candidaturas, cómo van a salir. Después está el método: puede ser un acuerdo; ó puede ser que sea a través de las PASO. Creo que las candidaturas más que abrir una puerta, las pueden cerrar.

¿Te imaginas una elección sin Cristina?

-A la sociedad la etapa actual la tiene aterrorizada, no sé si podemos soportar como sociedad cuatro años más de Macri y Vidal, es muy difícil. Hay una parte de nuestra sociedad que está pensando mucho en Cristina y eso es lo que se ve hoy en las encuestas. También una confianza muy grande en Cristina sobre qué lugar ella cree que es el mejor para ocupar. En esta ecuación, creo que hoy una certeza de muchísimos argentinos es Cristina; otros que se están reconciliando.

Dijiste que no queres hablar de candidaturas, la intención de ser Gobernador por lo que has manifestado es real, si resultaras electo, ¿qué políticas de gobierno serían las primeras que implementarías?

-Qué debería hacer un Gobierno a partir del 2020. Lo primero que se me viene a la cabeza no es una lista de medidas; lo que está andando mal y creo que es la señal que hay que dar: te desordenaron la vida, bueno hay que ordenarla. Hay que dar ciertas certezas y empiezan por prioridades. Tiene que haber un gobierno que se preocupe y ocupe de que haya más trabajo, que nadie pierda el que tiene; y que el que lo perdió lo pueda recuperar. Sino, estamos mal. Que haya más producción, más industria, más comercio. No puede ser que al Gobierno no le importa si cierra una fábrica o un negocio. Hasta pareciera que dijera que ‘está bien porque los argentinos son ineficientes, medio vagos e invirtieron mal’. La prioridad es la educación, no bancar a Macri o ganar la próxima elección.

“No puede ser que al Gobierno no le importe si cierra una fábrica o un negocio”.

Gobiernan por Instagram, por Twitter y por Facebook, cortémosla porque el problema no lo tenemos ahí, está en nuestras casas, en nuestro barrio, en nuestras escuelas, en las cosas que existen. Es gobernar con comida, con trabajo, con seguridad en serio. Después a nivel macroeconómico dar ciertas certezas, el Gobierno tiene una responsabilidad en que el dólar no pueda seguir subiendo. Hoy el mercado piensa que el dólar el año que viene tiene que estar 56 mangos, si el mercado decide, nos va a matar a todos. Más vale que alguien se siente ahí y diga ‘vamos a ver cómo es esto’.

“Si el mercado decide el valor del dólar nos va a matar a todos”.

Si Cristina no va, ¿te imaginas como Presidente?

-Sí, a mí me parece que hoy lo que nosotros tenemos que terminar de afianzar es un frente electoral y político bien sólido. Que a cualquiera que le toque desempeñar cualquier cargo, el que le toque ser Presidente, el que le toque ser Gobernador, al que le toque ser Jefe de Gobierno, Diputado, Senador, hasta Intendente que pueda formar de nuevo parte de un movimiento colectivo que sea robusto y claro con qué queremos. Sino, nadie va a estar cómodo, y tampoco va a poder hacer demasiado. El que piense que esto lo va a solucionar una persona, está muy equivocado. Viene más allá de las individualidades y ahí estoy disponible para cualquier cosa.