Sos el primer trabajador
Alberto Fernández buscará recomponer el poder de compra salarial y los haberes previsionales. Esa mejora en el bolsillo será acordada en el marco de una gran concertación entre trabajadores y empresarios que piensa plasmar en sus primeros 180 días de gobierno. Además devolverá a la cartera de Trabajo su rango ministerial. Opina el rector de la UMET Nicolás Trotta.
El candidato presidencial Alberto Fernández mencionó a un dirigente sindical no kirchnerista cuando el diario Clarín lo consultó el último domingo sobre el grado de apertura de su próximo gobierno. “…y el resto es el peronismo, es Sergio Massa, es Vicky Donda, es Claudio Lozano y (Víctor) De Gennaro”, ejemplificó el hincha más famoso de Argentino Juniors el heterogéneo marco de alianzas políticas y sociales con el que piensa solidificar su administración.
El estatal De Gennaro es el máximo referente de la Central de Trabajadores Argentinos Autónoma, fue muy crítico de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández e intentó siempre construir políticamente por afuera del kirchnerismo. El ascenso del dirigente capitalino Daniel Catalano en el gremio estatal ATE, en parte gracias a una identificación con CFK que lo contrapuso siempre al fundador de la CTA, forzó a De Gennaro a abandonar su ostracismo antikirchnerista. Sin embargo, Alberto Fernández le dio una silla a ese sector de la CTA en el nuevo mapa sindical que el ex Jefe de Gabinete piensa tender cerca de la Casa Rosada. Por lo visto el virtual nuevo Jefe de Estado cuenta con un inusitado apoyo del movimiento obrero organizado.
El caso citado de la CTA, menor en cuanto a su incidencia real dentro del tablero gremial, es solo una pieza de un rompecabezas donde hay apoyos conseguidos más graníticos: el titular de la CGT Héctor Daer manifestó su adhesión al hombre que vive en Puerto Madero apenas comenzó la campaña. El líder de la CTA de los Trabajadores, el diputado nacional Hugo Yasky, junto a otro Hugo, Moyano, referente de Camioneros, ha sido desde los inicios del macrismo uno de los máximos defensores de la década ganada dentro de la patria sindical.
Salvo el gastronómico Luis Barrionuevo no existen conductores de grandes sindicatos que no hayan votado a Alberto Fernández Presidente. El candidato del Frente de Todos no ha prometido un paraíso para el movimiento obrero para ganar ese encolumnamiento, simplemente se ha comprometido a restablecer los pilares principales de las históricas políticas laborales peronistas que fueron desmanteladas por el macrismo. De la lectura de la plataforma del Frente de Todos surgen las siguientes medidas redencionistas que tomará Fernández a favor de los hombres y mujeres de overol: devolver a la cartera de Trabajo su rango ministerial; recomponer la periodicidad del Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para elevar la base salarial; no derogar la Ley de Contrato de Trabajo, que era el gran horizonte de la reforma laboral en un segundo gobierno de Mauricio Macri –ese tenor de ajuste aludía Macri cuando aclaró al escritor Mario Vargas Llosa que si ganaba pensaba “ir en la misma dirección pero más rápido”-; jerarquizar las paritarias nacionales como ámbitos de concertación entre los empresarios y los sindicatos; inclusive en el ámbito docente, lo que mejorará los escalafones salariales de los maestros.
El actual contexto de precarización laboral está muy bien descripto en un párrafo significativo de la plataforma electoral que acaba de ganar las PASO: “Desde el comienzo del gobierno de la Alianza Cambiemos se perdieron más de 400.000 puestos de trabajo; mientras que el crecimiento del empleo no registrado hoy afecta a 3,3 millones de trabajadores y trabajadoras en empresas, a 350 mil empleadas y empleados del sector público y a 994 mil trabajadores y trabajadoras en casas particulares. A su vez, hay 2,6 millones de cuentapropistas en la informalidad, que no realizan los aportes al sistema de seguridad social en los regímenes existentes sumado todo ello al deterioro de las condiciones de trabajo, la flexibilidad laboral, pérdida de derechos y reducción del poder adquisitivo del salario. Entre desempleo, empleo no registrado e informalidad, el colectivo que sufre problemas laborales representa al 46% de la población económicamente activa: 9 millones de personas. Se destaca en particular la alta participación de mujeres y jóvenes en este grupo”.
Diagonales habló con Nicolás Trotta, rector de la universidad metropolitana de los trabajadores UMET y coordinador de los equipos técnicos de Alberto Fernández, para conocer cómo será el marco del diálogo nacional que el próximo gobierno piensa establecer en su primer semestre en la Casa Rosada. “Como eje vector nosotros planteamos una imperiosa necesidad de recomposición salarial y una recomposición de las jubilaciones. Ambos capítulos han sido muy afectados en el último tramo de la gestión de Mauricio Macri. Desde 2018 en adelante la pérdida salarial ha sido muy grande. En promedio hay una caída en el poder adquisitivo de 18 puntos”, comienza diciendo Trotta.
Por último, el rector de la UMET ahonda en los contornos de la mencionada concertación social: “Otro vector importante del nuevo gobierno es la puesta en marcha de un nuevo contrato social, donde se puedan debatir las demandas salariales. Para discutir no solo los desafíos del mundo del trabajo, sino la recomposición del salario y la recuperación del mercado interno. Y eso se logra, creemos, sentando en una mesa a los representantes del Estado, a los empresarios, a los sectores del trabajo, también a los movimientos sociales, para que puedan debatir los temas a los que vengo haciendo referencia”.