¿El PJ debe interpretar al macrismo?
Por Emiliano Vidal. Cuando habla de unidad, el peronismo debería referirse a los mensajes y discursos, y no tanto a las listas
"Los peronistas somos como los gatos, cuando parece que nos estamos peleando es que nos estamos reproduciendo", es el adagio que sintetiza las idas y venidas, marchas y contramarchas con las que se mueve el espacio que supo crear Juan Domingo Perón. Se acercan unas elecciones atípicas. En las casas de Gobierno de la Rosada y de la provincia bonaerense hay nuevos inquilinos y quieren quedarse.
La derrota electoral de 2015 menea la herida. La figura de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner aflora hacia el factor de la unidad ante la falta de liderazgo de un peronismo demasiado bifurcado.
Poco antes de los próximos comicios de octubre, se recordaran los 30 años de la consagración para el timón de gobernador de la provincia de Buenos Aires, de Antonio Cafiero frente al radical Juan Manuel Casella. Cafiero, la cara visible de la denominada "Renovación Peronista", tras el topetazo del triunfo de Raúl Alfonsín en las presidenciales de 1983, luego de la noche larga de la dictadura cívico/militar tras el golpe a Isabel en 1976.
Y en la foto de la larga película, esa diapositiva teñida de victoria radical retrotrae la figura del otro candidato justicialista en las parlamentarias, Florencio Randazzo, al recordar el yerro del propio Cafiero quien no aceptó la candidatura a mandatario bonaerense, priorizando su interés personal en presentarse a presidente en lugar del finalmente elegido Italo Luder quien finalmente sería acompañado en la boleta por Herminio Iglesias, derrotado por Alejandro Armendariz.
Los caminos de la historia se repiten trágicamente o en comedia. En el afán por ser, el ex ministro cristinista, Florencio Randazzo pareciera caer nuevamente en un error similar al de 2015 cuando declinó su candidatura a gobernador bonaerense. Los comicios de octubre no son un plebiscito contra Cristina de Kirchner sino hacia la figura del actual presidente de la Nación, Mauricio Macri.
Las confusiones las produce ese propio sector del justicialismo cuando el hoy conductor de campaña de Randazzo, el ex Jefe de Gabinete de Néstor y Cristina, Alberto Fernández reclama listas de unidad en el territorio porteño pero exige dos variantes para la provincia homónima de Buenos Aires. Precisamente, son los intendentes peronistas bonaerenses y 18 espacios que integran el Frente para la Víctoria, entre ellos el Movimiento Alfonsinista que dirige Leopoldo Moreau, quienes promueven la candidatura unificadora de Cristina.
El impulso a la figura de Florencio Randazzo proviene de las usinas mediáticas y tiene como fin mellar la figura de la ex mandataria. El peronismo dividido repite otro camino de la derrota tal en los años 2013 y 2015. La unidad y el apelar a más votantes de manera inteligente es el camino inverso. ¿Logran los máximos dirigentes justicialistas comprender las jugadas del macrismo?. El timbreo en la piel de la gobernadora María Eugenia Vidal representa esa idea. ¿Qué dirigentes peronistas están interpretando mejor estos nuevos tiempos? ¿El kirchnerismo duro, los intendentes bonaerenses, los gobernadores justicialistas, los dirigentes del Frente Renovador?
Una gran falencia del peronismo en esta futura elección es que no tendrá un comando único de campaña lo que genera una enorme dispersión del mensaje hacia el electorado. Así fue en 2015. Incluso, hay enfrente un discurso oficialista que está perfectamente coordinado y muy protegido con una sola voz perturbadora la de Elisa Carrió.
Cuando habla de unidad, el peronismo debería referirse a los mensajes y discursos, y no tanto a las listas. Los dilemas del peronismo están sobre la mesa. Los tiempos se aproximan y el espejo retrovisor de la historia vuelve a ejemplificar. Así como Hipólito Yrigoyen prevaleció ante la figura de Marcelo Torcuato de Alvear y náufrago el peronismo "sin Perón" de Augusto Vandor, el camino de la unidad debería tener a Cristina de Kirchner como a su principal figura.