Una buena melodía es el resultado de una sincronía entre músicos e instrumentos, entre otras cosas; si alguno desafina la melodía puede echarse a perder. Algo así ocurre con la química, la compatibilidad o acoplamiento sexual, se debe al resultado de una sinergia de muchas hormonas y sustancias químicas que se liberan en las distintas fases de una relación amatoria, si alguna de ellas está en desequilibrio, ya sea en alto o bajo nivel esto puede acabar con toda experiencia sexual.

Detrás de un encuentro entre dos hay todo un espectro de reacciones fisiológicas, psicológicas y emocionales que en conjunto pueden definir si hay compatibilidad sexual. Las parejas compatibles sexualmente generalmente se entienden de manera espontánea e  irresistible, surge la magia, así haya o no intervenido el lenguaje verbal.  Casi siempre el clic lo da el lenguaje no verbal.

Aunque muchos no lo crean en la cama, no nos vamos con las meras ganas, sino con todo ese arsenal fisiológico, químico, hormonal y neuroanatómico que supera muchas veces toda lógica y que nos impulsa a emparejarnos con quien nos garantice status o bienestar, es una mezcla de ansiedad, nervios, entusiasmo, magnetismo placentero. Generalmente todas estas sensaciones juntas y revueltas son el  boleto directo al buen sexo.

Ante la novedad y  la empatía el cerebro se hace cómplice.

Hay un soporte motivador o de entusiasmo y es el cerebro, en él se activan varias áreas de recompensa, gratitud y placer cuando siente que se ha hecho una conquista con éxito, de esta manera se refuerza y comparte todos estos aspectos con los de la otra persona, eso es compatibilidad. Pero si la otra parte se comporta de manera apática o indiferente el proceso se revierte. Las respuestas positivas rompen el hielo;  hablar, preguntar, encantar, ser directos y asertivos mejoran el proceso de afinidad.  

Con sólo dos minutos de mirarse frente a frente de manera sincera y segura, y decirle a la persona  el motivo por el que se desea estar con ella es suficiente para incrementar la dopamina, la serotonina  y  las endorfinas en el cerebro, causantes también de sentirnos atraídos y motivados por esa persona. Esa primera impresión o enganche es importante  para despertar la curiosidad en la otra parte y hacer que se  interese en nosotros; claro está, influyen mucho los comportamientos, las habilidades seductoras,  las actitudes auténticas y la personalidad arrolladora,  aún así todo esto es una suerte de situaciones patrocinadas por el cerebro.

Me pones a mil

Hormonas y comportamientos están estrechamente correlacionados. La neuroquímica y la neuroanatomía median para que se sienta gusto, deseo y activación por unas personas y no por otras. En un artículo publicado en la Journal of Sexual Medicine, dice que, cuando estamos ante una persona que nos gusta,  basta menos de un minuto para sentir atracción, sentirnos a mil o sentirnos enamorados.  La testosterona, los estrógenos, el oxido nítrico y la feromonas, así como, la amígdala cerebral y el hipocampo entre otras áreas actúan como centros importantes en ese proceso de afinidad  y de compatibilidad sexual. 

La química existe, pero mucho más en la intimidad

La química entre dos cuerpos es como una chispa que aparece apenas se rozan dos pieles. Decía Carl Jung; "El encuentro de dos personas es como el contacto de dos sustancias químicas, si hay alguna reacción, ambas se transforman".  Coincidir con alguien mental y eróticamente es una suerte. La compatibilidad sexual se refleja en la atracción erótica mutua, encajar en cuanto a referencias sexuales, juegos, imaginarios, fantasías, intereses, armonía, conductas y situaciones hacen que la llama encienda. La correspondencia sexual se debe dar en gustos, ritmos, estímulos, caricias, mapas erógenos y deseo.

La afinidad sexual tiene su ciencia

Estudios aseguran que antes de fijarnos en alguien, ya el cerebro ha construido un mapa o un modelo completo de circuitos cerebrales que nos determinan fijarnos en unos y no en otros. La química sexual o del "enamoramiento"  se debe a la segregación de sustancias como la dopamina, la noradrenalina, la serotonina, las endorfinas y feromonas;  un coctel perfectamente  bien preparado, que si juega a nuestro favor, no dudará  ni un segundo en dirigirnos  hacia nuestro objetivo. La atracción muchas veces escapa a la voluntad. Es una energía que se experimenta en todo el cuerpo.

Cómo lograr la compatibilidad sexual

Nuestra sexualidad es distinta y se comporta de manera distinta frente a cada individuo, así la química cerebral, la química emocional, y cultivar el erotismo, el placer, la intimidad, los pensamientos, los deseos, fantasías, creencias, actitudes, valores y demás conductas nos harán afines a la otra persona. Trabaje en estos aspectos

Información Hay compatibilidad cuando los conceptos de sexo están claros entre las dos partes  y  hay educación en materia sexual.  Así que lea, documéntese sobre aspectos de interés en la materia. La compatibilidad avanza a medida que ambos van compartiendo conceptos similares y van engranando la información.

Iniciativa Aquí es importante que exista deseo de parte y parte, sentirnos deseados es un motor muy fuerte de motivación,  apetito sexual y satisfacción.

Sincronía; No siempre las dos personas en la pareja desean sexo en las mismas cantidades, este aspecto trata de establecer cuanto sexo es necesario y/o suficiente para cada parte y que satisfaga a ambos.

Intereses en común coincidir en gustos en cuanto las variabilidad de prácticas sexuales, con el fin de que el sexo sea diverso y satisfactorio.

Recuperación  de los sentidos  la química se manifiesta de manera abstracta, activa el deseo sexual  y nos determina casi que automáticamente si esa persona es la elegida,  con solo   mirar, oler, sentir, saborear, oír;  la invitación es a agudizar la  percepción.

Final feliz se refiere a que ninguno de los dos sienta ansiedad o afán por marcarse un objetivo, en este caso, el orgasmo e incluso la penetración. El final feliz se da sin pretender nada, solo el goce. Un buen proceso amatorio antes, durante y después crea una buena disposición para próximos encuentros. Cuando la interacción sexual sale bien, hay un devenir de pasiones formidable.