Hace 14 años, un domingo, recibí la llamada de mi padre, en donde me decía que había un artículo en el diario donde buscaban azafatas para Malaysia Airlines. Así vi mi sueño hecho realidad cuando al tiempo de postularme me llamaron para hacer unas entrevistas y tuve la suerte de quedar seleccionada para ir a trabajar con la aerolínea. En septiembre de 2005 me subí por primera vez a un avión de Malaysia Airlines que me llevo desde Buenos Aires, pasando por Ciudad del Cabo y Johannesburgo hasta el destino final, Kuala Lumpur, Malasia.

Cuando se abrieron las puertas del aeropuerto y salí afuera, mis anteojos de sol se empañaron con la humedad que había en el ambiente. Bienvenidos al país tropical donde se vive todo el año en un eterno verano. Kuala Lumpur tiene mucha vegetación tropical tipo selva y aves que cantan todo el día por la ciudad. Donde realmente no existen las veredas, el tráfico es caótico en las horas de pico, y más cuando llueve, ya que las tormentas son muy ruidosas con truenos, relámpagos y cataratas de agua que caen durante 1 o 2 horas para luego dejar paso al sol.

Malasia es un estado de mayoría musulmana en el que conviven también con otras religiones, budistas e hinduistas. Y se celebran las festividades de estas tres culturas como el Ramadan, Diwali, Thaipusam y Año Nuevo Chino junto con las fiestas de occidente como la Navidad y la Pascua. Siempre hay comida en abundancia y gente dispuesta a encontrarse y celebrar con mucha amabilidad, y donde se suele saludar con la mano cuando nos presentan a alguien nuevo.

Como hace tanto calor, la manera más fácil de escaparle a estas temperaturas es ir a pasear al shopping, que existen en varios barrios y allí se pueden encontrar marcas de moda de todo el mundo de las mas económicas a lujosas, infinitos patios de comida, cines, arte y supermercados, junto con muchos descuentos durante el año que hacen que la gente vaya de paseo frecuentemente.

Debido a la falta de veredas y el calor, con una temperatura promedio de 32 grados cada día, el coche se torna un medio indispensable para escapar a los rayos de sol; aquí tener una piel blanca, sin arrugas y muy suave se valora más que una piel bronceada. Además, que a los locales no les gusta caminar bajo el sol, suelen utilizar el coche para moverse a todos los sitios, cuentan con estacionamientos de 4/5 pisos donde suelen perderse fácilmente y asarse de calor. Así que es muy importante recordar donde hemos estacionado.

Los taxistas no ofrecen un buen servicio, ya que al querer tomar uno te suelen preguntar a donde quieres ir y te dan una tarifa fija, o sea no quieren utilizar el taxímetro con excusa del tráfico. El icono de la ciudad son las Torres Petronas, dos torres gemelas que se encuentran en el centro de la ciudad rodeadas por un parque y tanto de día como de noche se puede apreciar su estilo y construcción únicas que emocionan cada vez que las ves. Uno de los pocos sitios donde se puede caminar, el parque que las rodea, el centro de convenciones, su acuario y lo que llaman el triángulo dorado, zona financiera de la ciudad llena de edificios muy modernos y rascacielos que le dan un aire peculiar.

Esta ciudad no descansa, los negocios están abiertos los siete días de la semana y la oferta de comida es muy variada; que puede ser malasia, india, china, coreana, japonesa, libanesa, tailandesa, vietnamita, etc. No nos olvidemos del picante que suele estar presente en muchos de los platos locales. A la gente de aquí les encanta comer y a todas horas, son capaces de hacer varios kilómetros para ir a disfrutar de su comida favorita o postre junto con amigos o la familia. Se suele comer mucho fuera de casa, ya que la oferta es muy variada y accesible, más económica que cocinar en casa nuestros platos tradicionales. Luego, unas copas en el bar del barrio, que aunque el alcohol tiene impuestos altos, es muy refrescante para el calor y si sale, a bailar un rato a algún "Speak & Easy", una discoteca pequeña donde puedes sentarte con tus amigos a charlar o bailar un rato sin salir aturdido y que generalmente suelen tener una puerta escondida para acceder a estos sitios.

La dieta de aquí se basa en sopas generalmente con hierbas naturales, arroz que es como nuestro pan, pollo y verduras. El durian, el rey de las frutas, es la más esperada ya que causa furor entre los locales que cuando es temporada se encuentran para comer este fruto de textura gelatinosa y poco sabor para mí, que deja un olor muy fuerte en el aliento y el cuerpo, y que dicen se debe comer acompañado de mangosteen, la reina de las frutas y que te ayuda a refrescar el cuerpo. Además, de las bananas pequeñitas, mangos y tamarindos muy sabrosos.

Malasia engancha por su ritmo tranquilo, días soleados, monos que se roban los frutos de los árboles, escapadas a la selva con sus cascadas de agua fresca, playas con agua azul y celeste y comidas sabrosas que encontramos en cada esquina para acompañar con una rica agua de coco y siempre rodeados de amigos locales con nuevas historias para contar.