Las elites en su laberinto ideología económica y hegemonía política en la Argentina contemporánea
Por Ramiro Coviello. A la elite del mundo empresarial argentino se le presentó la inédita oportunidad de encarar ellos mismos la realización de su proyecto político-económico, con el respaldo de las urnas
El triunfo de Cambiemos en las pasadas elecciones abrió una serie de debates en el ámbito político-intelectual. Por primera vez en la historia argentina accedió al gobierno por la vía electoral una fuerza política con un programa político-económico abiertamente de derecha, más allá del consuetudinario maquillaje de campaña. Esto se cristalizó en un gabinete copado por CEOs provenientes de grandes empresas tanto locales como extranjeras. Así, a la elite del mundo empresarial argentino se le presentó la inédita oportunidad de encarar ellos mismos la realización de su proyecto político-económico, con el respaldo de las urnas.
Esta situación trajo consigo hipótesis acerca del nacimiento de una derecha de nuevo tipo, cuyas características la volvían capaz (esta vez sí) de eliminar de la faz de la historia nacional el "peligro populista". Esto es, cortarle las alas al ave fénix de la política local, que desde la sanción de la ley Sáenz Peña no cesó de renacer como un escollo para las elites. El objetivo último de esta tarea sería normalizar el capitalismo local.
La realización de esa limpieza espiritual de la política argentina, manteniendo los parámetros de la democracia liberal, supondría no apelar a la exclusión radical de los sectores populares, ya que eso representa la condición de posibilidad de la (re)emergencia del "populismo". Así planteado, el proyecto de la "nueva" derecha habría de incluir, junto a un nuevo discurso, concesiones materiales que coadyuvaran a consolidar su hegemonía política.
Lo que esa hipótesis no tiene en consideración es el importante peso de la ideología en la definición de las políticas de las elites en el gobierno. Así, en la Argentina contemporánea su hegemonía política aparece jaqueada (una vez más) por su matriz ideológica. Esto ha conducido recurrentemente al gobierno a difíciles atolladeros políticos. El reconocimiento del "error" (parte del nuevo discurso político) funcionó una o dos veces, pero no es un recurso válido ad Infinitum. Esto se constata principalmente en relación al laberinto fiscal en el que se halla el gabinete económico. Buena parte de los recortes propuestos, motorizados y justificados en base a una ciega ortodoxia económica, han chocado con resistencias sociales relativamente exitosas, desnudando la anteojera política de los expertos.
El caso más reciente es el de la quita de pensiones por discapacidad a miles de beneficiarios, que expuso la insensibilidad social del gobierno y su incapacidad de gestionar la temporalidad de su ideología económica en favor de la construcción de hegemonía política. En tanto el gobierno permanezca atado a sus cadenas ideológicas, la continuidad de su proyecto político seguirá amenazada por el veto de los sectores populares, que pueden rápidamente retirar su voto de confianza en octubre. En esta incapacidad reside un dato político esperanzador para quienes consideramos necesario construir una Argentina igualitaria, democrática y soberana.