Todos somos hormigas, todos somos jubilados
Por Christian Hernán Gonzalez D´Alessandro. Los adultos mayores han pagado los manjares de la boda, pero se han tenido que conformar comiendo las migajas y esta vez tampoco parecería ser la excepción
Al comenzar esta columna quiero traer a colación la frase de una canción que dice que "un pobre insecto es una hormiga sola".
Los jubilados argentinos, como las hormigas, son "un cero sin ningún valor" y para ellos un granito de arena es una montaña.
Los adultos mayores han pagado los manjares de la boda, pero se han tenido que conformar comiendo las migajas y esta vez tampoco parecería ser la excepción.
Días atrás la Sala II de la Cámara Federal de Seguridad Social intentó poner un freno a tantas injusticias que tristemente padecen los de la tercera edad en nuestro país.
Con un fallo ejemplar de los Dres. Herrero y Dorado, se consagró lo que el Estado debiera haber dicho hace mucho tiempo "La jubilación no es ganancia".
Si bien el caso es para una persona concreta, esta pequeña frase pero tan trascendente abre la ventana para que una pequeña luz guie el camino hacia el cambio y que las 300 mil "hormigas" que actualmente cargan con la injusticia de pagar este tributo dejen de hacerlo y que otras tantas, en el futuro, tampoco lo afronten.
Sin duda alguna pensar que un jubilado pague ganancias, como expuso el Tribunal, "resulta contrario a los principios constitucionales de integralidad del haber previsional" ya que "sería percibido por el Estado en dos oportunidades con respecto a la misma persona, lo cual podría configurar una doble imposición y a la vez un enriquecimiento ilícito para éste".
Esta doble imposición a la que hacen mención los jueces, es un claro guiño hacia los derechos protectorios de los excluidos, pero que puede verse frustrado cuando la Administración Nacional de Seguridad Social, la ANSES, apele la medida y ésta llegue a la Corte Suprema.
¿Las ilusiones pueden durar poco entonces?
Lamentablemente las noticias no sé si serán buenas cuando el Máximo Tribunal tenga que fallar en favor o en contra de que se les siga descontando este injusto impuesto a nuestros adultos mayores. Recordemos que con la nueva composición de la Corte puede acabarse una etapa en la que se protegía a la tercera edad e indefectiblemente los jubilados vuelvan a ser, para éstos, "un pobre insecto"; una "hormiga" más.
Tal vez los jueces quieran olvidarse de que ellos, por esas cosas de la vida, también forman parte de la comunidad y que, por los privilegios que les dio quien sabe quién, nunca afrontaron las cagas llevándose el sueldo limpio a su hogar.
A lo mejor, hasta digan que lo que se declaró como "inconstitucional" por un tribunal inferior ahora no lo es y le hagan pagar a los jubilados lo que los magistrados, paradójicamente, no abonaron nunca.
Sin embargo, como sociedad no debemos permitirlo. Entre todos tenemos que reclamar por los actuales y por los futuros adultos mayores porque, como bien dice la canción, una hormiga sola no mueve la montaña, pero "en compañía no la detiene nada".
Debemos entonces unirnos. No asentir ni consentir ya que solo así, entre todos, podremos llegar a formar "una gran comunidad".