La política en abril
Desplazamientos y primeras confirmaciones. La incertidumbre de todos modos en una votación a la que cada vez le queda menos tiempo
El mes de abril parece ser un mes decisivo en los desplazamientos políticos. Esto parece confirmarse por el hecho de que Sergio Massa optó por hacer la presentación de un paquete de propuestas de gestión de su espacio político y Roberto Lavagna lanzó su espacio bajo la marca Consensos junto a los socialistas santafesinos y aliados bonaerenses.
Todo parece indicar que los movimientos peronistas o kirchneristas se aceleran mientras los actores principales que nutren la polarización política se consolidan. Las elecciones legislativas de 2017 parecen alejadas pero las mismas habían expresado la consolidación del espacio kirchnerista como espacio opositor. Esta fue la primera lección de aquella contienda electoral.
Muchos opinaban que esta polarización se mantendría sin modificaciones. Los primeros en caer en este error fueron los propios funcionarios de Cambiemos. Pero no, la polarización de aquel momento, que llevó al macrismo a triunfar en la provincia de Buenos Aires es una polarización inquieta. Hay que tener en claro, igualmente, que no es lo mismo Macri que Vidal. La gobernadora viene descendiendo en imagen e intención de voto a un nivel mucho menor que el Presidente, y este descenso menor son la base del llamado Plan V.
Respecto a Mauricio Macri las tendencias descendentes se han fortalecido. Hace un año atrás, si uno observa las tendencias de imagen positiva del Presidente en el tercer cordón del Gran Buenos Aires y en algunas ciudades del interior de la provincia, las tendencias parecían consolidadas. Caída de la imagen en el tercer cordón e imagen positiva del Presidente en las principales ciudades del interior de la provincia donde la base del radicalismo viene siendo clave.
Hoy esa distancia se acorta, mientras que la imagen de Cristina Fernández de Kirchner se viene recomponiendo lentamente. Decimos lentamente porque esta recomposición aparece ligada al recrudecimiento de la situación económica que golpea a todos los sectores sociales.
La performance de Kicillof en la provincia parece constatar estos dos elementos, la consolidación del kirchnerismo como espacio opositor capaz de atraer el voto desencantado con el gobierno y el fortalecimiento de la polarización, ahora inclinada hacia CFK.
Aquí la dificultad del tercer tercio en imponerse. Que este espacio no tienda a la unidad es otro de los elementos que constatan la persistencia de esta polarización dinámica entre Cambiemos y el espacio que lidera el Kirchnerismo.
Los acontecimientos de los últimos días permiten observar que el espacio de Massa y de Lavagna no son sumables, como este último aclaró en el lanzamiento de su marca. Este hecho puede explicarse por la polarización que hace de este espacio un espacio débil, sumando entre los dos el 17% de intención de votos en nuestro último relevamiento.
Y quizá sea esta debilidad de las figuras de este espacio las que inclinan la cancha a la dispersión. La lógica circular mina las bases de este espacio amenazado por la división y la polarización electoral.
Pero, ¿a quién beneficia esta dispersión? Aún no es posible dar una respuesta certera a este interrogante. Sin embargo, podemos decir que la inclinación de Lavagna para atraer a sectores del radicalismo nos llevan a pensar que una parte del voto desencantado con Cambiemos aunque sin la necesidad de pasar a una oposición abierta, puede direccionarse hacia ese espacio. Lo mismo parece suceder con el massismo. Son estos desplazamientos los que están declinando la intención de voto descendente de Mauricio Macri.
*Lic. en Sociología (UNLP), Docente (UBA, UNLAM) y Director de Circuitos Consultora. Twitter: @CircuitosConsul