La apertura de sesiones del Congreso Nacional es el discurso más importante que brindan los presidentes de la Nación desde hace 100 años. No suele ser un protocolo o ritual más del sistema democrático. Allí, los Jefes de Estado deben poner en eje a los legisladores y a la ciudadanía, las ideas directrices que persigue el gobierno para ese año y apela al Poder Legislativo para que acompañe sus proyectos.

El discurso del Presidente Javier Milei, tuvo un tono monocorde pero duro y tangencialmente violento. Tuvo tres momentos: los primeros minutos en donde realizó un diagnóstico sobre la herencia recibida (déficit fiscal, desocupación, 60% de pobreza, corrupción, educación en decadencia, Estado gigante e ineficiente, etc.). Un segundo momento en donde se puso duro con varios sectores que “no la ven”;”demuéstrenme que estoy equivocado desafió y a que “escuchen a las mayorías silenciosas” mientras otros tienen “resistencia al cambio” y “algunos de ustedes son ricos” les dijo a los Diputados y Senadores. En algunos pasajes incluso personalizó a dirigentes para confrontar como Baradel y Morales. Y un tercer momento propositivo, en donde convocó a los gobernadores al Pacto de Mayo, con el objeto discutir en torno a 10 puntos medulares:

1)      La inviolabilidad de la propiedad privada.

2)      Un equilibrio fiscal innegociable.

3)      La reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25% del Producto Bruto Interno.

4)      Reforma Tributaria.

5)      La rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual.

6)      Un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país.

7)      Reforma Laboral.

8)      Reforma previsional.

9)      Reforma política.

10)   La apertura al comercio internacional.

ALGUNOS PUNTOS A PENSAR:

1)         La convocatoria al Pacto de Mayo es central, pero está supeditada a:

            a)      Que los gobernadores acepten el convite luego de ser desvalorizados.

            b)      Que sea una convocatoria abierta de negociación y no de imposición radicalizada.

            c)       Que la coparticipación no sea moneda de extorsión.

            d)      Que el presidente entienda que la motosierra sirvió como retórica electoral, pero la política es negociación.

2)         Los tiempos de gobernabilidad sin dudas cambiaron en las últimas etapas. Durante el siglo XX en Argentina siempre se habló de los primeros 100 días de gobierno. En el  siglo XXI, tiempos de TikTok y pocos caracteres,  los tiempos se acortan y un presidente que no tiene intendentes, gobernadores y franca minoría en el Congreso lo obligan a acordar, y con ello atenuar sus expectativas.

Esto quedó claro con la propuesta de la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos (Ley Ómnibus). De los 664 artículos originales, llegaron al recinto 525, más 17 modificaciones. Hasta el día de hoy, este proyecto Faro no fue aprobado. El Presidente se encontró con el límite del otro poder al cual desconsidera.

No llegó a tres meses, y la percepción general es que Javier Milei hace un año que gobierna.

3)         En una democracia republicana, el otro límite es el Poder Judicial, aquí también encontró su primer traspié, la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo declaró inconstitucional los artículos de la Reforma Laboral. Y esto entrará en juego en una decena de artículos de la ley en caso de aprobarse.

El presidente Javier Milei llegó con una legitimidad de origen innegable, 15 millones de votantes (56% de electores), esto no sólo le otorgó un gran espaldarazo para plantear reformas de fondo, quizás como nunca en la historia reciente argentina. Su liderazgo rompió con un sistema bicoalicional que parecía asentarse en el tiempo y con él una nueva crisis de los partidos políticos, que aún (salvo el kirchnerismo) no saben cómo jugar este nuevo juego, algunos del PRO se aliaron sin suspirar, otra parte del partido macrista está expectante, si al presidente le va bien se arrojarán en palomita, de lo contrario, dirán que siempre se opusieron. El radicalismo quiere colaborar, pero allí le cabe cuestiones culposas (socialdemócratas ante un gobierno libertario) y al mismo tiempo, el presidente no escatima en mostrar su antirradicalismo.

La gran incógnita es el futuro político/económico país. Nuestra democracia no es plebiscitaria, pero mientras el dólar baja, las reservas se recuperan y la inflación baja lentamente, basta que se perciba una luz tras el puente para que la ciudadanía responda con “el bolsillo y no con el corazón”[1] democrático. Puede que como sucedió en los 90´ billetera mate democracia. El tiempo y la economía, como siempre…tienen la última palabra.

[1] El Ministro de Economía de Raúl Alfonsin, Juan Carlos Pugliese  en plena Hiperinflación aseguró  “Les hablé con el corazón y me contestaron con el bolsillo”